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20 de abril, Día del árbol

Por Lic. Abilio González González
Conocedor, amante profundo y apasionado, defensor a ultranza de la atención y el cuidado que se merecen el hombre, la flora, la fauna, y la naturaleza y su medio ambiente en general, el doctor Antonio Núñez Jiménez, expresaba en una entrevista que le realizaron los periodistas Milagros Escobar y Emilio Surí Quesada, diversos aspectos demostrativos de su sapiencia enciclopédica.

Entre múltiples asuntos abordados, el Cuarto Descubridor de Cuba se refería a los árboles, bosques, y la reforestación.

Consideró en el encuentro, que el conocimiento de la naturaleza cubana por parte del pueblo es esencial por muchas razones, y expuso que “El hombre siempre es un tanto hijo de la naturaleza y de las circunstancias como afirmó nuestro José Martí; la primera, forma parte de él y éste tiene que transformarla y ponerla a su servicio. Lo anterior no será posible si el hombre no conoce a fondo a la naturaleza y sus procesos”.

Agregó que: “-Si una sociedad no conoce la naturaleza puede destruirla en gran medida, digamos los bosques y el papel que ellos ejercen. Cuando se tala un bosque se abren las puertas de la erosión y desaparece gran parte de la capa vegetal y al suceder esto el hombre se encuentra que apenas tiene tierra donde cultivar.”

Añadió que “…es necesario conocer a fondo lo más posible los efectos de la acción depredadora del ser humano. Claro, esto es un fenómeno muy complejo, por ejemplo, la tala de los antiguos bosque de la Sierra Maestra fue provocada por la expulsión de los campesinos de los llanos por parte de los terratenientes. No les quedó otro camino que subir a las montañas y allí, para poder subsistir comenzaron a talar para sembrar, Y claro, la primera cosecha era buena, pero al cabo venían las lluvias y se iba llevando la tierra hasta que aparecía la piedra. Ello explica que en la Sierra haya tantas partes desérticas.”

El trabajo periodístico de los autores mencionados lleva por título “El hombre, ávido de libertad, comenzó a amar la naturaleza”; los subtítulos expresan: “Entrevista al doctor Antonio Núñez Jiménez. Sus primeros pasos y el amor que despertó en él la visita a una cueva. Conocer a la naturaleza es aprender a amarla. El campismo ha puesto a los cubanos de frente a los paisajes. Como Viñales, sólo hay dos en el mundo. Hacer la Fiesta del Árbol, una hermosa sugerencia.”

Nos referiremos al último aspecto de los subtítulos: a la loable iniciativa del doctor Antonio Núñez Jiménez, Cuarto Descubridor de Cuba, de instituir en nuestra Patria el Día del Árbol, en la que el ilustre científico, con su natural y excepcional visión intuye que “contribuirá al mejor conocimiento de la naturaleza, y ello va a dar la clave para que de un depredador –que ha sido la actitud del cubano- se convierta en un “cuidador”.”

Con respecto a la temática de la foresta, nuestro muy querido y respetado científico desaparecido físicamente, realizaba una sugerente propuesta por la que expreso: “Pudiera institucionalizarse que una tarde, a la puesta del sol, o al amanecer, cada joven sembrara un árbol y luego fuera periódicamente a ver cómo crece, a cuidarlo. Y hacer una Fiesta del Árbol…”

Y más adelante, en su instructiva y amena conversación como parte consustancial de la entrevista, Núñez agregó: ¡Que todos siembren su árbol y se organice un baile alrededor de la plantita. Y que el día, pudiera ser el Día del Trabajador Forestal, cada cubano se convierta en trabajador forestal: los niños, en las escuelas; los jóvenes, los viejos en fin, que cada uno de los 10 millones de cubanos sembraran el suyo. Creo que sería una idea muy bonita.”

Y como colofón, con respecto a la propuesta, nuestro venerado sabio reconocido internacionalmente añadió: “Al año siguiente a la siembra cada quien iría a conocer cómo crece y se desarrolla su arbolito: crear un nexo entre unos y otro elementos, y que cada fiesta lleve en sí un acto práctico y simbólico, preñado de belleza”.

Conociendo la fructífera vida y obra, y la ejecutoria este hombre ejemplar, con un fecundo bregar en defensa del hombre y la naturaleza en general, pensamos que es muy justo conservar y difundir su legado, y proponer que se materialice su propuesta de dedicar un día determinado de cada año como Día del Árbol.

Que la Sociedad Espeleológica de Cuba y la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, coordinen conjuntamente con los Ministerios de Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el de la Agricultura, Educación, Organización de Pioneros, Federación de Estudiantes de la Enseñanza Madia, Unión de Jóvenes Comunistas, Federación Estudiantil Universitaria, Comités de Defensa de la Revolución, Federación de Mujeres Cubanas, y otros organismos e instituciones, para solicitar, legalizar e institucionalizar el Día del Árbol por parte del Consejo de Estado, y trazar una amplia campaña y plan divulgativo mediante los diversos medios de propaganda y prensa, para popularizar la iniciativa.

Conociendo que nuestro Cuarto Descubridor de Cuba, -el doctor Núñez Jiménez-, nació el 20 de abril de 1923, y su pérdida física ocurrió el 13 de septiembre de 1998 cuando su fecundo transito por la vida era de 75 años de edad, proponemos que en honor a que el Fundador Presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba constituye motivo más que elocuente de evocación cotidiana, se escoja el día de su natalicio: 20 de abril de cada año como el Día del Árbol.

Que en y con cada árbol que nazca o crezca, se perpetué perennemente el respeto y cariño a la memoria imborrable de Núñez en toda nuestra nación cubana, cuyo pueblo se preocupa por nuestra casa común, el planeta verde-azul de todos, nuestra Pacha Mama, que sufre el deterioro ecológico del medio ambiente y los cambios climáticos de nuestra contemporaneidad.

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