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Cuba hubiera sido un Viet Nam antes de Viet Nam

 

Por Olivet Santana de la Peña y Luis Rodríguez Ruballo

• Entrevista a José Ramón Fernández Álvarez, quien bajo las órdenes directas de Fidel dirigió las acciones en la Batalla de Playa Girón

-Aunque la Batalla de Girón constituye el principal objetivo de esta entrevista, que usted ha concedido amablemente a Girón, deseamos, primero, acercarnos al actual Presidente del Comité Olímpico Cubano, muy conocido como el Gallego Fernández, para saber sus apreciaciones sobre la sociedad cubana de aquella época.

-Soy de Santiago de Cuba. Estudié en la misma escuela que Fidel, en el Colegio Lasalle. Entré un año después de su salida. Conocí anécdotas sobre él, las cosas que se comentaban entre muchachos: que se destacaba en un deporte o en la disciplina tal, que era muy inteligente, en la resistencia que ofrecía a algunas medidas de los curas, de los hermanos Lasalle, que gobernaban aquello.

“Había estado en la Sierra Maestra y sabía de los desalojos de campesinos; de los niños con la barriga inflada por los parásitos y sin hospitales. Eso hacía reflexionar a cualquier persona que tuviera un mínimo de sentido ético, humano y solidario. De la simple observación de esas cosas no era difícil sacar la conclusión de que algo andaba muy mal en Cuba.

“Hace poco leía una entrevista a Raúl Castro, donde recordaba cuando miraba alrededor de su casa en Birán. Decía que casi todas las tierras de alrededor eran norteamericanas. Eso le hacían razonar que las cosas en una nación no están bien si los principales dueños del suelo son extranjeros.”

-Y sobre su carrera militar, ¿qué puede referirnos?

-Me gradué en la Academia Militar de Cuba en 1947 y después fungí como profesor. En 1954-55 realicé estudios básicos de artillería. Un año después marché a un curso de especialización y artillería en Fort Sill, EE.UU., donde radicaba el centro de Preparación de Artillería del Ejército y la Infantería de Marina.

“Vivíamos los años posteriores a la II conflagración mundial e iniciaba la Guerra Fría, del conflicto en Corea. Había una gran propaganda contra la Unión Soviética. No podían ocultar su preocupación su armamento soviético, que consideraban mejor.

“Chocaba mucho, cuando decía ‘soy cubano’, que asociaran a mi país con tal o más cual prostíbulo, las maracas, un ritmo, por cubano que fuera, o una marca de ron. El norteamericano de esa época era muy ignorante en geografía e historia mundiales.

“Influido por las películas del oeste y la personalidad del cacique nombrado Jerónimo, Flecha Rota, que combatió tan valientemente a los invasores blancos, pedí visitar una reservación india. Me llevaron a una, con cierta reticencia. No me agradó, porque más que una comunidad humana parecía un gheto, una ciudadela segregada. También contacté con los letreros de ‘solo para blancos’ y otras formas de discriminación. Si hablabas con alguien no blanco, percibías el rechazo, te desestimaban.

“Aprecié que el pueblo norteamericano es noble y generoso, pero vive alejado de la realidad, engañado. Los gobiernos instauraron la mentira como política de Estado para mantener su condición de potencia imperialista, gendarmes mundiales. Esa forma de engañar, les permite, inclusive, mantener una Ley Patriótica que atenta contra la libertad de los propios norteamericanos, implantada después del acto terrorista de las Torres Gemelas.”

-Pero fue preso por conspirar contra Batista...

-Desde el golpe de Estado de Batista y su camarilla el 10 de marzo de 1952 comencé a conspirar, junto a otros oficiales. Fui preso, y después del juicio, el 4 de abril de 1956, me trasladaron para el Presidio Modelo de Isla de Pinos. Sufrí maltratos y golpes. Fungí como Mayor del Presidio, para lo cual además de contar con el apoyo del Penal, requería que los 500 reclusos estuviesen de acuerdo.

“Tuve un incidente con un soldado que le disparó sin razón a un preso y lo denuncié. El sanguinario coronel Casillas me mandó a buscar. Cuando llegué a la oficina expresó: ‘Estuve hablando con Batista y me dijo que si vuelves al Ejército eres, por lo menos, coronel...’. ‘¿Quién le dijo a usted que yo quiero ser coronel de ese Ejército?’, respondí. ‘A ti te han lavado el cerebro ¿qué te pasa?’, replicó. ‘A mi no, a usted. Y mire, ya no soy más Mayor. Búsquese a otro’. Me fui. Minutos después recabó de mi presencia otra vez. Reiteró la oferta. ‘Sigo pensando igual’, contesté. ‘¡Llévenselo...!’, gritó irritado.

“Conocí a la gente del Movimiento 26 de Julio. Me nombraron Instructor Militar. Organizamos un batallón. Las clases eran en ‘seco’. Sin fusil alguno enseñaba cómo manipularlo, cargarlo; la forma de alinear los órganos de puntería; el momento de contener la respiración y halar el disparador. No quise ingresar en el 26, pues pensaba que no era ético, ya que integraba un grupo de más de 60 oficiales contrarios al régimen e irme era como traicionarlos.

“Leí libros y conversé mucho con Lionel Soto. Entendí muchas cosas sobre el marxismo como la plusvalía. Contacté con las ideas de Hart, Quintín Pino, Montané y Collado, el del Granma.

“A los tres días del triunfo y después de regresar de Isla de Pinos a La Habana y detener al general Eulogio Cantillo, entregué mis responsabilidades y fui para mi casa. No pensaba que me darían cargos. Consideraba inmoral pensar en eso sabiendo que el Ejército Rebelde había derrotado a la tiranía.

-Existe una entrevista que cambió el curso de su vida...

-A pocos días de regresar, me ofrecieron administrar el antiguo central Narcisa. Acepté y comencé a prepararme para asumir. Pero, el 11 de enero, Fidel me citó junto con otros oficiales que estuvieron presos por conspirar contra Batista. Designó algunas responsabilidades. Me llamó aparte y dijo que me encargara de la Escuela de Cadetes. No le contesté en ese momento.

“Al finalizar la reunión pedí hablarle a solas. Expliqué que veía a la Revolución con gran simpatía y creía en los cambios, pero tenía un trabajo para administrar un central.

-‘¿Cuánto te pagarán...?’, preguntó. ‘Mil pesos al mes’. ‘Yo no puedo pagarte eso...’ Entonces caminó de un lado para otro de la oficina. ‘Estoy de acuerdo contigo: Tú te vas para tu central y yo me dedico a escribir un libro sobre la Sierra Maestra, y la Revolución que se vaya al carajo...’Me quedé pensando, en silencio. ‘¿Adonde quería que fuera...?’ Ese mismo día, aún vestido de civil, marché a cumplir la misión asignada.”

-En las próximas horas conmemoramos 45 años de la Victoria de Playa Girón. Desearíamos algunas reflexiones sobre la gesta.

-En relación con la invasión, dejo por sentado que desde el primer momento tanto la táctica como la estrategia de todas las acciones estuvieron a cargo de Fidel, en estrecha cooperación del pueblo, el MININT, los CDR y la Retaguardia, lo que dio como resultado que a 66 horas del desembarco, este fuera derrotado.

“Fidel demostró sus dotes de estratega militar al utilizar de forma efectiva las tropas, la artillería terrestre y antiaérea, los tanques y morteros. Apreció correctamente que debía atacarse al enemigo desde todas las direcciones; decidió oportunamente golpear a la flota de desembarco, cortar los suministros y aislar a las fuerzas enemigas en tierra.

-¿Cómo se entera del inicio de la invasión y marcha a cumplir misión de dirigir las fuerzas revolucionarias?

“En la madrugada del 17 supe que desembarcaban por Ciénaga de Zapata. Fidel me indicó marchar para la Escuela de Responsables de Milicias de Matanzas. Empecé a buscar mapas de esa región. Fidel llama: ‘¿ya terminaste?’.’Estoy vistiéndome’. Cinco minutos después: ‘¿Ya saliste...?’. ‘Estoy saliendo’. Llego a la escuela. Fidel al teléfono: ‘Trasládate lo más rápido posible a la zona del desembarco’. Parto. Cuando llego a Jovellanos. Fidel: ‘¡Actúa con rapidez!. En el Central Australia tienes un teléfono directo con el Estado Mayor General. Allí radicará el Puesto de Mando...’

Al arribar a Australia el batallón 225 de las MNR de la región de Matanzas, le ordené tomar Pálpite, le que no fue posible en ese momento. Poco después llega la Escuela de Responsables de Milicias. A las 11 de la mañana caen Pálpite y Soplillar. Al comunicárselo a Fidel exclama: Ya ganamos la guerra, si no se dieron cuenta que tenían que defender a Pálpite, están perdidos.

Dimos la misión a la Escuela de atacar Playa Larga. La aviación enemiga arreció sus acciones contra nosotros. No contábamos con cobertura aérea, antiaérea, artillería ni tanques. La batalla de Playa Larga fue muy dura y sangrienta.

“El enemigo utilizó una buena estrategia y sus posiciones eran muy fuertes. Atrincheraron todo: tanques y cañones, que hacían fuego rasante sobre la carretera por donde era obligado avanzar...

-José Pérez San Román y Erneido Oliva, que estaban al frente de la tropa mercenaria, fueron alumnos suyos en los años 50...

-Sí, y demostraron tener conocimientos. Supieron aprovechar bien el terreno, pero no aprendieron todo lo que yo traté de enseñarles. Se pusieron en el lugar contrario. Además, aquí nadie los esperaba como “libertadores”, como les dijeron, sino una tropa muy valiente y totalmente desconocida para ellos.

“En la tarde llega Fidel a Australia. Indica que asuma la Jefatura de la Operación en Pálpite y hacia allí me dirijo. Comienzan a llegar al batey unidades de artillería antiaérea, terrestre y tanques. Emplazamos la artillería para el ataque.

“A las pocas Fidel está en Pálpite. Explotan proyectiles de la artillería enemiga en el batey. Le decimos que no debe estar allí. Se disgusta. Pero como siempre está en la primera trinchera de combate. Su presencia, a pesar de nuestra disconformidad, elevó enormemente la moral combativa del personal.

“Se inicia, con apoyo artillero, tanques y morteros el avance hacia Playa Larga. El combate concluyó a media mañana del 18 y desempeñaron un relevante papel los compañeros de la Escuela. Quedó abierto el camino hacia Girón.

“Cerca de los 10 de la mañana del 19 ocupamos San Blas y por la tarde Cayo Ramona y El Helechal. Continuamos avanzando rumbo a Playa Girón, donde irrumpimos a las 5 y 30 de la tarde.

-¿Por qué EE.UU no participó de forma directa en la invasión?

-Tengo una hipótesis: creo que las condiciones en Cuba no eran favorables para una intervención militar directa de los Estados Unidos (EE.UU.). En primer lugar, por el clamor popular y apoyo del pueblo a su Revolución, a Fidel y al Ejército Rebelde.

“Ellos, desde la Sierra Maestra, trataron de utilizar la vía de la eliminación física de Fidel, destruir al Movimiento 26 de Julio y neutralizar el proceso insurreccional. Nunca previeron la intervención como método de lucha.

“En segundo, por la simpatía de la Revolución Cubana en los movimientos populares en Centroamérica, Venezuela y otros países. Solo habían logrado, con gran presión, que los gobiernos amigos o con una elevada dependencia de Norteamérica, retiraran sus contactos con Cuba y rompieran las relaciones diplomáticas.

“Según documentos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desclasificados, el presidente norteamericano Eisenhower aprobó, el 17 de marzo de 1960, realizar severas acciones contra la Isla, a lo que unía la ayuda a los asesinos que habían huido hacia EE.UU. También estaba en sus propósitos formar un Gobierno para enfrentarlo a las fuerzas revolucionarias en el poder.

“Entre los planes agresivos se encontraba, además, crear una organización militar en el exterior e introducirla para generar un movimiento contrarrevolucionario y estimular a los grupos de alzados en el país.

“Existe otro hecho, aún no escrito tal vez por pudor, que contemplaba la eliminación inmediata de Fidel, Raúl y el Che en una sola operación. No pensaban en una intervención directa, inclusive Kennedy, pocos días antes de Girón, se apresuró a declarar que no habría acción alguna contra Cuba.”

-¿Y si en ese momento hubiera triunfado la invasión...?

-Decía que una intervención directa hubiera sido un escándalo muy grande. Además hubieran tenido que enfrentar a un ejército popular que había derrocado a la dictadura, que contaba con 80 mil efectivos y contaba con su asesoramiento y apoyo logístico. Cuba no sería el paseo clásico donde un grupo llega y el presidente renuncia y el ejército y las milicias se pasan al otro lado.

“Coincido con Fidel que fue una suerte la victoria en tan poco tiempo. Nuestro pueblo es invencible, pleno de convicciones y valores y el liderazgo de Fidel es muy fuerte. Estoy seguro que todavía estaríamos combatiendo, porque las armas las empuñarían de generación en generación desde nuestros hijos hasta los nietos, no cesaría el combate por la libertad y soberanía hasta el triunfo.

“Resultó una suerte, reitero, porque hubieran muerto cientos de miles de personas, entre ellas norteamericanas. Cuba, sin dudas, hubiera sido Viet Nam antes de Viet Nam o como un Iraq en la actualidad.

-¿Aportó la Batalla de Girón aportó elementos enriquecedores a la Doctrina Militar Cubana?

-Por supuesto que sí. La Batalla de Girón dio a nuestra Doctrina Militar muchos elementos que enriquecen nuestras concepciones de la Guerra de todo el Pueblo. En tal sentido debemos partir de sus particularidades: extensa área de desarrollo bélico, tipo de fuerzas y tropas involucradas, características del enemigo y, por sobre todo, la participación de las amplias masas populares en el poder, conscientes de lo que defendían.

“Y digo populares porque ¿qué otra cosa son las milicias, el Ejército Rebelde y de la Policía, que tanto derroche de valentía demostraron, que la propia población uniformada? Otro complemento importante es que la lucha contra un invasor, conocido y odiado, que quiere modificar la opción socialista que ha decidido a defender a toda costa.

-Mira, Girón fue un oportuno aviso a los norteamericanos, en una escala menor a lo que sería hoy, sobre el grave error que cometería si un día se decide a agredir a nuestra Patria, porque como dijera Maceo ‘sólo recogerán el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perecen en la lucha’.”

 

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