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La autocrítica de Bush. Reflexión del compañero Fidel Castro Ruz

n un breve discurso de 15 minutos, el Presidente de Estados Unidos afirmó cosas que en boca de cualquier adversario habrían sido calificadas de atroces y cínicas calumnias contra el sistema económico de su país, que él llamó "capitalismo democrático".

Después de apelar dramáticamente al Congreso para que le asignara 700 mil millones de dólares adicionales para enfrentar la crisis, entre otras razones sustentó los siguientes motivos:

· Este es un momento extraordinario para la economía de los Estados Unidos.

· Hemos visto situaciones lamentables en la economía de Estados Unidos.

· El objetivo es preservar la economía del país.

· He afirmado que la economía global sigue gobernada por legislaciones del Siglo XX y hay que adaptarla a las finanzas del Siglo XXI.

· Los bancos han visto restringido el crédito.

· Muchos prestamistas aprobaron créditos sin examinar la capacidad de pago.

· ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Cuál será el futuro financiero del país?

· Los economistas plantean que son problemas de más de una década.

· Muchos economistas están de acuerdo en que los problemas que tenemos hoy se produjeron a lo largo de mucho tiempo.

· Muchos empresarios obtuvieron créditos para hacer negocios, comprar casas, autos. Hubo muchas consecuencias negativas, especialmente en el mercado inmobiliario.

· Muchos prestamistas aprobaron créditos sin examinar la capacidad de pago de sus clientes.

· Muchas personas pensaron que iban a poder pagar sus hipotecas y no fue así.

· Todo esto tuvo efectos que trascendieron al mercado inmobiliario.

· Los títulos o valores se venden a inversionistas en todo el mundo. Muchos pensaron que los títulos tenían valor tangible.

· Muchas compañías como Freddie Mac pidieron mucho dinero prestado, colocando en riesgo nuestro mercado financiero.

· Los grandes bancos se vieron con gran cantidad de activos que no podían vender.

· Otros bancos se encontraron en situaciones similares y se agotó el crédito disponible.

· Muchos creían que tenían el aval del Gobierno Federal, colocando en riesgo nuestro sistema financiero.

· La situación se hizo más precaria con el paso del tiempo.

· Creo firmemente en la libre empresa.

· El declive inmobiliario tuvo un efecto dominó.

· Creo que las compañías que tomaron decisiones equivocadas deben pagar por ello. En circunstancias normales yo no habría optado por esto, pero no estamos en circunstancias normales.

· El mercado no está funcionando adecuadamente. Ha habido una gran pérdida de confianza.

· Los principales expertos del gobierno concuerdan en que si no hay una acción inmediata, puede haber un pánico en el país con más quiebras de bancos y un efecto negativo en las cuentas de jubilación, se incrementarían los embargos de inmuebles, y millones de estadounidenses pudieran perder sus empleos.

· El país podría enfrentar una recesión larga y dolorosa. No podemos permitir que esto suceda.

· Muchos se preguntarán cómo va a funcionar este plan de rescate.

· Debe actuarse con la mayor celeridad posible.

· El gobierno colocaría hasta 700 mil millones para inyectar liquidez.

· El gobierno tratará de que los mercados se normalicen cuanto antes.

· Hemos visto cómo una compañía puede crecer tanto, que su valor puede comprometer a todo el sistema financiero.

· Se debe autorizar al gobierno a vigilar a las empresas para asegurarse de que su crecimiento no comprometa a la economía global.

· El capitalismo democrático es el mejor sistema que se ha desarrollado.

· Sé que los estadounidenses a veces se desaniman, pero esta es una situación pasajera.

· La historia ha demostrado que en tiempos de necesidad, sus líderes se unen para enfrentar estas circunstancias.

· Mañana se reunirán, en la Casa Blanca, Obama, McCain y otros líderes del Congreso.

Finalizó sus palabras dando las gracias.

Algunos señalan el hecho de que no apartó un minuto los ojos del teleprompter, con el ceño fruncido.

George W. Bush no solo confesó ayer esas verdades, sino que lanzó otra especie de Alianza para el Progreso.

La primera de todas fue la colosal tomadura de pelo de Punta del Este en 1961, concebida por Kennedy después de la Revolución en Cuba.

La penúltima, como se conoce, fue la de Bill Clinton y se llamó Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), suscrita en 1994. Esta recibió el tiro de gracia en Mar del Plata en el año 2005.

El mismo día de la "autocrítica", Bush lanzó el ICPA: Iniciativa para el Camino a la Prosperidad en América. Es una denominación, además, ridícula.

Al ver la lista de los diez países latinoamericanos comprometidos en Nueva York con la Iniciativa, pude observar la ausencia de Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua; es decir, casi todos los de Suramérica y uno de Centroamérica, cuyo ex Canciller, Miguel D’Escoto, sandinista y sacerdote de la Teología de la Liberación, preside en este momento la Asamblea General de Naciones Unidas.

De acuerdo con la fantasía recurrente de Bush, el proyecto del cual hablan las agencias cablegráficas, según las palabras del Presidente a los gobiernos de los diez países latinoamericanos presentes, "permitirá trabajar para asegurarse de que los beneficios del comercio se compartan ampliamente."

"Profundizará las conexiones entre los mercados regionales y expandirá nuestra cooperación en asuntos de desarrollo."

"Nos conviene continuar abriendo mercados, especialmente en nuestro propio vecindario."

Tales hechos constituyen un excelente material de estudio para la batalla ideológica.

¿Qué progreso puede garantizar el imperialismo a cualquier país de América Latina con sus armas atómicas, su industria armamentista, sus flotas de portaaviones nucleares escoltados, sus guerras de conquista, el intercambio desigual y el saqueo permanente de otros pueblos?

Dentro del "capitalismo democrático", la autocrítica no es una categoría incluida. De todas formas, no hay que ser ingratos ni mal educados: debemos darle las gracias a Bush por su genial aporte a la teoría política.



Fidel Castro Ruz
Septiembre 25 de 2008
6 y 35 p.m.

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