Machismo vs paternidad
Por Andy Duardo Martín
Por estos días estuve leyendo algunos aspectos relativos a la maternidad y paternidad responsable. Existe el Decreto-Ley 234 de la maternidad de la trabajadora, puesto en vigor en el 2003 y la resolución complementaria 22 de igual año que otorga similares derechos a los padres cubanos para obtener una licencia laboral y quedarse al cuidado de los hijos durante el primer año de vida.
Si ahora mismo yo solicitara que levantaran la mano todos aquellos hombres de la provincia de Mayabeque que se convirtieron o repitieron como padres a partir de 2003 que acogieron a esa facilidad el conteo sería súper fácil, como el uno más uno y el dos más dos que estudiamos en el primer grado.
En la sociedad cubana todavía subyacen prejuicios, estereotipos y resistencias, lo cual es resultado de la sedimentación de prácticas socioculturales en su mayoría machistas. Cuando un hombre ha realizado esa solicitud ha sido por causas mayores que impiden a la madre acogerse a la Licencia.
La ley da igual posibilidades a madres y padres y ofrece posibles soluciones para ambos progenitores; sin embargo también soy del criterio que faltan algunos aspectos que sería muy bueno tenerlos en cuenta.
Por ejemplo, se protege a la madre vinculada a puesto laboral, si la madre trabaja entonces el padre puede acogerse a la licencia de paternidad. ¿Qué sucede entonces cuando la progenitora es estudiante y desea continuar el curso de su carrera sin pedir un año de licencia? En este caso, el padre, aunque sea trabajador no tiene derecho a acogerse a dicha licencia. De alguna manera ahí la propia ley está siguiendo los viejos patrones, pues de alguna manera inhabilita la posibilidad para el hombre.
La propuesta legal está pensada para ayudar, para ofrecer posibilidades ante determinadas situaciones, eso la convierte en selectiva pues no se trata que de forma masiva los padres soliciten licencia para el cuidado de los hijos, es para aquellos que lo necesitan, por lo tanto no es un asunto netamente de estereotipos.
Soy del criterio de que nuestra sociedad, aunque sigue siendo machista, ha ido dejando atrás algunos prejuicios y cada día somos más los que compartimos las tareas de la casa y atendemos a nuestros hijos dentro y fuera del hogar, de igual manera ha habido una evolución en el pensamiento femenino.
Por eso es trascendente redimensionar el rol paterno en nuestra sociedad, de modo que el concepto de ayuda a la mujer durante el proceso del embarazo sea sustituido por el de compartir responsabilidades, ello más que necesidad, es obligación.
Y sería muy bueno que así fuese, pues solo así, tanto la maternidad como la paternidad serán comprendidas y vividas en toda su plenitud, en un espacio que lejos de ser excluyente, pertenece a dos.
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