Los delegados del pueblo
Por: Andy Duardo Martín
Los delegados que se elegirán el próximo 21 de octubre en el municipio habanero de Güines, a unos 52 kilómetros de la capital cubana, son gente de pueblo, vecinos, compañeros de trabajo o estudio, dirigentes, mujeres, hombres… puede ser cualquiera de los que habitamos en una de las circunscripciones de la localidad, una realidad que consolida el carácter democrático de los comicios cubanos.
Ellos, los que fueron nominados, recibieron en primera instancia el reconocimiento popular a sus méritos como ciudadano ejemplar, capaz de asumir altas responsabilidades en la comunidad dada la plena autoridad que le otorga la Ley Electoral Cubana.
Se trata de hombres y mujeres capaces de organizar a la comunidad para buscar soluciones colectivas a los problemas que surgen, de valorar sin vendas ni ambages con los dirigentes administrativos cualquier dificultad que atente contra el barrio y exigen con vehemencia la respuesta oportuna que ameritan los electores.
Son estas razones poderosas que llaman a un respeto trascendente hacia los delegados del Poder Popular porque nadie puede ignorar que ellos son los portadores de las inquietudes y criterios del pueblo.
La función que cumplen estos ciudadanos tras ser elegidos por los vecinos se caracteriza por el sacrificio, los cubanos lo saben, aunque a veces son vistos de manera errónea. En ocasiones no encuentran la salida necesaria a una dificultad determinada, eso es verdad, pero no porque le falten deseos o acción. Recordemos que todo lo que hoy hacemos en este país, en un municipio, en un área determinada tiene la impronta de un momento histórico matizado por las ansias del gobierno de los Estados Unidos de hacer fenecer a la Revolución.
Los delegados güineros de los últimos 47 años han tenido que vencer las limitaciones que significa casi medio siglo de bloqueo genocida contra Cuba por parte de sucesivas administraciones de la Casa Blanca. Muchas soluciones a inquietudes de los pobladores quedan a la espera porque los recursos materiales escasean debido a esa hostil y caduca política estadounidense.
Por eso ser delegado del Poder Popular hoy en cualquier lugar del archipiélago cubano resuelta un mérito histórico. Fortalecer la autoridad y eficiencia de la gestión de los hombres y mujeres que serán elegidos como delegados a la Asamblea Municipal del Poder Popular el próximo 21 de octubre, es perfeccionar y mejorar nuestro sistema democrático.
Ir de la mano, desandar juntos los caminos para soltear los obstáculos que puedan surgir es apoyar la gestión de nuestros representantes. Ello ha de constituir una prioridad que, sin dudas, cimentará más uno de los rasgos distintos de la Revolución Cubana: la unidad de nuestro pueblo.
Los delegados que se elegirán el próximo 21 de octubre en el municipio habanero de Güines, a unos 52 kilómetros de la capital cubana, son gente de pueblo, vecinos, compañeros de trabajo o estudio, dirigentes, mujeres, hombres… puede ser cualquiera de los que habitamos en una de las circunscripciones de la localidad, una realidad que consolida el carácter democrático de los comicios cubanos.
Ellos, los que fueron nominados, recibieron en primera instancia el reconocimiento popular a sus méritos como ciudadano ejemplar, capaz de asumir altas responsabilidades en la comunidad dada la plena autoridad que le otorga la Ley Electoral Cubana.
Se trata de hombres y mujeres capaces de organizar a la comunidad para buscar soluciones colectivas a los problemas que surgen, de valorar sin vendas ni ambages con los dirigentes administrativos cualquier dificultad que atente contra el barrio y exigen con vehemencia la respuesta oportuna que ameritan los electores.
Son estas razones poderosas que llaman a un respeto trascendente hacia los delegados del Poder Popular porque nadie puede ignorar que ellos son los portadores de las inquietudes y criterios del pueblo.
La función que cumplen estos ciudadanos tras ser elegidos por los vecinos se caracteriza por el sacrificio, los cubanos lo saben, aunque a veces son vistos de manera errónea. En ocasiones no encuentran la salida necesaria a una dificultad determinada, eso es verdad, pero no porque le falten deseos o acción. Recordemos que todo lo que hoy hacemos en este país, en un municipio, en un área determinada tiene la impronta de un momento histórico matizado por las ansias del gobierno de los Estados Unidos de hacer fenecer a la Revolución.
Los delegados güineros de los últimos 47 años han tenido que vencer las limitaciones que significa casi medio siglo de bloqueo genocida contra Cuba por parte de sucesivas administraciones de la Casa Blanca. Muchas soluciones a inquietudes de los pobladores quedan a la espera porque los recursos materiales escasean debido a esa hostil y caduca política estadounidense.
Por eso ser delegado del Poder Popular hoy en cualquier lugar del archipiélago cubano resuelta un mérito histórico. Fortalecer la autoridad y eficiencia de la gestión de los hombres y mujeres que serán elegidos como delegados a la Asamblea Municipal del Poder Popular el próximo 21 de octubre, es perfeccionar y mejorar nuestro sistema democrático.
Ir de la mano, desandar juntos los caminos para soltear los obstáculos que puedan surgir es apoyar la gestión de nuestros representantes. Ello ha de constituir una prioridad que, sin dudas, cimentará más uno de los rasgos distintos de la Revolución Cubana: la unidad de nuestro pueblo.
0 comentarios