Elecciones en Cuba, verdadera lección de democracia
Por: Andy Duardo Martín
Este 21 de octubre se efectuará la primera vuelta de las elecciones generales en Cuba. Para llegar a esta fase del proceso, se efectuó con antelación la nominación de candidatos a las Asambleas Municipales del Poder Popular, momento muy especial, pues correspondió a los vecinos de cada barrio designar a sus representantes.
Ese mismo pueblo que argumentó sus propuestas, ahora tiene la posibilidad de elegir entre dos y hasta ocho representantes en cada circunscripción, genuino ejemplo de democracia, lección que bien pudieran asumir muchas naciones de este mundo, donde los electores son convocados únicamente para votar por uno u otro candidato sin tener la posibilidad de escogerlos.
Puedo preguntar entonces ¿qué es más democrático y popular, que tengamos la posibilidad de proponer a quienes consideremos más capaces o sencillamente esperar a que nos impongan por voluntad ajena un candidato?. Sólo quien no quiere ver puede equivocarse a la hora de responder la interrogante
Y digo más. Todos los ciudadanos cubano, mayores de 16 años, hombres y mujeres, así como de las instituciones militares, en pleno goce de sus derechos políticos, pueden elegir y ser elegidos, y esa facultad se pone ya en ejercicio propiamente en las asambleas de nominación de candidatos, una cita donde se reúnen los vecinos, los compañeros de trabajo o estudio o los jubilados, con la suprema misión de decidir quién los dirige desde la óptica gubernamental.
La sabia voluntad de los cubanos, como se ha demostrado en más de una decena de procesos eleccionarios que se han desarrollado en los últimos años, se pondrá nuevamente en acción el próximo 21 de octubre, cuando se elijan a aquellos ciudadanos que con la anuencia de los cubanos cumplen con requerimientos excepcionales para representar a su demarcación.
Para comprobar en la práctica cómo se comportan las decisiones organizativas, el pasado 14 de noviembre se efectuó la prueba dinámica en todo el país con acertados resultados. La voz de listo para la primera vuelta electoral ya está dada y, como en comicios anteriores, volveremos a demostrar que seguimos siendo un pueblo unido, organizado, aferrado a su historia y a sus líderes.
Quienes piensen de otra manera, quienes hacen lo posible y lo imposible para que las elecciones en Cuba sean diferentes, volverán a sentir sobre sí el peso de la dignidad y la valentía de una nación que hace casi medio siglo decidió su destino. A ellos, los que quizás pasen la jornada del domingo 21 de octubre entre ruegos y plegarias, entre remordimientos y desencantos, cubiertos por la sombra de la caduca rabia, solo les quedará un camino, el que conduce a los restos del Segundo Templo de Jerusalén para inclinar la frente ante el Muro de las Lamentaciones.
Este 21 de octubre se efectuará la primera vuelta de las elecciones generales en Cuba. Para llegar a esta fase del proceso, se efectuó con antelación la nominación de candidatos a las Asambleas Municipales del Poder Popular, momento muy especial, pues correspondió a los vecinos de cada barrio designar a sus representantes.
Ese mismo pueblo que argumentó sus propuestas, ahora tiene la posibilidad de elegir entre dos y hasta ocho representantes en cada circunscripción, genuino ejemplo de democracia, lección que bien pudieran asumir muchas naciones de este mundo, donde los electores son convocados únicamente para votar por uno u otro candidato sin tener la posibilidad de escogerlos.
Puedo preguntar entonces ¿qué es más democrático y popular, que tengamos la posibilidad de proponer a quienes consideremos más capaces o sencillamente esperar a que nos impongan por voluntad ajena un candidato?. Sólo quien no quiere ver puede equivocarse a la hora de responder la interrogante
Y digo más. Todos los ciudadanos cubano, mayores de 16 años, hombres y mujeres, así como de las instituciones militares, en pleno goce de sus derechos políticos, pueden elegir y ser elegidos, y esa facultad se pone ya en ejercicio propiamente en las asambleas de nominación de candidatos, una cita donde se reúnen los vecinos, los compañeros de trabajo o estudio o los jubilados, con la suprema misión de decidir quién los dirige desde la óptica gubernamental.
La sabia voluntad de los cubanos, como se ha demostrado en más de una decena de procesos eleccionarios que se han desarrollado en los últimos años, se pondrá nuevamente en acción el próximo 21 de octubre, cuando se elijan a aquellos ciudadanos que con la anuencia de los cubanos cumplen con requerimientos excepcionales para representar a su demarcación.
Para comprobar en la práctica cómo se comportan las decisiones organizativas, el pasado 14 de noviembre se efectuó la prueba dinámica en todo el país con acertados resultados. La voz de listo para la primera vuelta electoral ya está dada y, como en comicios anteriores, volveremos a demostrar que seguimos siendo un pueblo unido, organizado, aferrado a su historia y a sus líderes.
Quienes piensen de otra manera, quienes hacen lo posible y lo imposible para que las elecciones en Cuba sean diferentes, volverán a sentir sobre sí el peso de la dignidad y la valentía de una nación que hace casi medio siglo decidió su destino. A ellos, los que quizás pasen la jornada del domingo 21 de octubre entre ruegos y plegarias, entre remordimientos y desencantos, cubiertos por la sombra de la caduca rabia, solo les quedará un camino, el que conduce a los restos del Segundo Templo de Jerusalén para inclinar la frente ante el Muro de las Lamentaciones.
0 comentarios