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Repercusión del mensaje de Fidel entre los güineros

Repercusión del mensaje de Fidel entre los güineros Por Andy Duardo Martín
“Fidel estará siempre en el corazón de los cubanos, él siempre será nuestro comandante”, así expresó Bárbara García tras conocer la decisión del líder de la Revolución cubana de no aceptar la presidencia del Consejo de Estado debido a su estado de salud.

David Álvarez argumentó que “se trata de una decisión sabia, que se esperaba, pues Fidel ya tiene 82 años y hay dirigentes capaces de asumir esa responsabilidad”, y añadió “pero seguiremos contando con sus enseñanzas, con sus ideas siempre oportunas, con su firmeza revolucionaria”.

“En cualquier circunstancia, en cualquier situación Fidel siempre será ejemplo de perseverancia, de patriotismo y de valentía, recordemos que el aporte que hizo José Martí a la independencia de Cuba, fue fundamentalmente de aglutinar, de avizorar mediante su ideario la necesidad de la soberanía, fue un hombre de ideas que hasta hoy prevalecen y en esa labor Fidel también seguirá siendo un hombre extraordinario”. Fueron estas las palabras de Guillermo González, ingeniero eléctrico.

Regla Herrera aseguró que “Fidel nunca le mintió al pueblo, en los momentos difíciles y ante disímiles tribunas siempre ha sido muy claro, como ahora. Poco a poco el dejó entrever en sus reflexiones lo delicado de su padecimiento y ahora seguirá luchando desde una trinchera donde es brillante: las ideas”.

Mercedes Reloba no ocultó sus lágrimas, le entristeció la noticia pero la asume con lógica, “por eso”, asegura, “la Revolución Cubana no retrocederá, las enseñanzas de Fidel son universales y somos un pueblo que le hemos jurado defender nuestra obra hasta las últimas consecuencias. El seguirá junto a nosotros hasta el último aliento, como el mismo dijo, y nosotros lo seguiremos acompañando, agradecidos de haber formado una nación profundamente humana, quienes asumen las responsabilidades que ahora deja, también seguirán ese camino”.

“Yo quiero mucho a Fidel y le mando un beso”, esas fueron las palabras de Ismaray, quien escuchó muy atenta las palabras de se abuela Mercedes.

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