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Panchito: el bombreo de Güines

Panchito: el bombreo de Güines Por Abilio González González

“Cuando la vida se degrada y la esperanza huye del corazón de los hombres, la revolución es el camino a seguir”. (Oscar Niemeyer.)

“¡Dichosa la madre que pare, más dichoso aún el biógrafo que registra la vida de tal hombre!...” (De “Orlando”, de Virginia Wolf.)

“Desgraciados los pueblos que por molicie, despreocupación, negligencia o mala fe, no sean capaces de narrarles a las generaciones futuras los hechos que han dado nacimiento a las naciones y por los cuales sus civilizaciones se han desarrollado.” (De “La Casa de Todos los Muchachos de Regla”, de Xiomara González y Roberto Rodríguez.)

“Se afirma un pueblo que honra a sus héroes.” (José Martí.)

INTRODUCCIÓN:

Todas nuestras etapas revolucionarias han contado con la permanente presencia de los mejores hijos representantes de los valores que dignifican a nuestro pueblo; las gestas patrióticas más heroicas y trascendentales de nuestras crónicas, están saturadas de páginas que ejemplifican dignamente sus acciones para beneficio del mejoramiento humano.

Pretendemos biografiar a una personalidad ejemplificante, que motivó que resultara muy conocida en la capital, en su Guines, y en todo el territorio mayabequino, por su
vida y obra de arrojo, valentía, decisión, acciones y muy elevados valores, con alta fidelidad a los principios por los que luchó. Sus compañeros de acciones, sabotajes y batallar en la lucha clandestina y guerrillera, así como en la construcción de la nuestra sociedad lo recuerdan en la misma forma que lo expresado por Camilo del Che, que es como “motivo elocuente de evocación cotidiana”.

Su decursar sirve como modelo e instrumento idóneo para la formación de valores humanos, político-ideológicos, y patrióticos.
De ascendencia humilde, Panchito se enfrentó a múltiples dificultades de su tiempo: sobreponerse al mal de salud que lo aquejaba, a la explotación y la desigualdad, a la injusticia social y la falta de oportunidades, obviar las dificultades, crecerse y luchar con optimismo, y demostrar su infinito patriotismo, y la confianza en Fidel y la Revolución.

Su vida ascendente transitó dialécticamente hacia planos progresivos cada día más convencidos y radicales, con la convicción y certeza del triunfo.
Su incorporación a las vías de la lucha revolucionaria fue audaz, integrándose convencido plenamente en la profundidad de su conciencia al llamado de la Patria.
Su vida sencilla y ejemplar siempre lo impulsó al sacrificio buscando el deber, sin aceptar prebendas, comodidades o beneficios personales, buscando con equidad su servicio a las causas justas.
Para lograr el objetivo de realizar la presente obra, breve y sencilla, fruto de amoroso esmero, hemos recopilado múltiples fuentes bibliográficas, documentales y orales, en múltiples archivos, libros y periódicos, fichas, documentos, cassettes, fotos, entrevistas, tanto familiares como en diversas entidades…

Estamos pletóricamente convencidos de que sus compañeros, así como las pasadas, presentes y futuras generaciones, estarán agradecidos por este noble esfuerzo que hemos realizado, pues tal como le pusimos por título, PANCHITO EL BOMBERO NO APAGA SU LLAMA, para dejarnos en legado el calor de su modesto y desinteresado ejemplo.

Nota.-Por sus compañeros en El Príncipe, en la Capital y en Guines, y por toda la población, era conocido como EL BOMBERO DE GUINES, no sólo por el hecho de que él pertenecía al Cuerpo de Bomberos Voluntarios, sino debido a la cantidad de petardos o BOMBAS que él ponía. Los cuerpos represivos militares de la dictadura: el S. I. M. y el B.R.A.C., buscaban con afán el tratar de encontrar y eliminar físicamente al BOMBERO.

NIÑEZ, ADOLESCENCIA Y FORMACION:

En múltiples regiones de la península ibérica, abundan gran cantidad de linajes y familias apellidadas González, que a su vez han dado lugar a múltiples escudos de armas, por lo que resulta harto difícil encontrar un tronco común. Ese apellido patronímico desciende y es derivado del nombre propio Gonzalo, y está intensamente difundido por España y América. Se observa al estudiarlo, que muchos doctos y tratadistas se esfuerzan en vano empeño para explicar el origen primitivo de sus progenitores, como si fuera linaje exclusivo de una sola familia, sin reparar que su carácter patronímico hace estériles e inútiles los esfuerzos, ya que múltiples familias comenzaron a utilizarlo por algún antecesor nombrado Gonzalo, que es su real raíz.

Cuando las tribus bárbaras, vikingas, normandas, los hunos, godos y visigodos, etc., fueron invadiendo y ocupando toda Europa, venían los grupos de los Godos, algunos de los cuales se asentaron en Sales, y así por repetición y sonido fonético al unir y mencionar rápido las palabras Godos y Sales, al referirse a los Godos que se asentaron en Sales, es decir, a los Godos de Sales, se formó el apellido González. Además, en uno de los viejos escudos de armas de un linaje dice: “De los Reyes Godos Sales, Apellido de González.”

Hurgando en los anales hispánicos, tras una muy amplia investigación, encontramos que se nos informa mediante una explicación que dice que el Conde Fernando Negro, emparentado con Carlos Magno, tuvo por descendiente a Don Diego Porcelós, quien a su vez tuvo a su hija Sula la cual se casó con Don Nuño Belchides, noble de Colonia, Alemania, los cuales engendraron por hijos a Don Nuño Rasura (Juez de Castilla) y a Don Bustos González (Señor de Salas). Nuño tuvo por hijos a Don Gonzalo Núñez y Doña Tereña Núñez. Don Gonzalo Núñez se casó con Doña Gimena Fernández, nieta del rey de León Don Ordoño I, y tuvo como hijo al celebrado Fernán González, Conde de Castilla y Duque de los Castellanos, quien murió en Burgos en el año 970, tras haber ganado 46 batallas campales contra los moros.

En Cuba, en la provincia de La Habana, se extiende la amplia llanura ocupada por la sabana irrigada por la red hidrográfica del Mayabeque, cerca de Río Seco, Guines, se encuentra una zona rural donde se ubica la finca Las Canales, en cuyos campos fértiles y hermosas arboledas se escucha el gorjear de las aves, y se cubre como milagroso adorno una alfombra verde y productiva, con la laboriosidad plena de sus habitantes en que la pureza del viento y sus aires en atmósfera de un clima benigno, sana y acaricia los cuerpos donde vivaquea la esforzada felicidad de sus emprendedores moradores.

De un linaje muy-muy humilde, los canarios de Santa Cruz de Tenerife Francisco González y Andrea García, engendraron al también isleño Francisco González García; por su parte, Manuel Rubí y María Ramos, tuvieron a su hija guinera Ramona Rubí Ramos. Francisco y Ramona dieron lugar a que les nacieran cuatro hijos varones: Adriano María Regla, Santiago Sabino, Francisco y Gregorio José González Rubí, de los cuales nos interesa directamente los dos últimos, nacidos en Guines.
Francisco González Rubí contrajo matrimonio con la guinera Clotilde Mirabollo Castillo (1858-1945), que a su vez era hija por línea materna, de Antonio Mirabollo Roque y Rafaela Castillo Sotolongo, ambos de Guines.

Su hermano Gregorio José González Rubí (1858-1934), contrajo nupcias con Josefa Fernández Gómez, de Guines, la cual, por línea maternal era hija de José Andrés Fernández, de San José de las Lajas, y de la también guinera María de la Merced Gómez.

Francisco y Clotilde, entre otros hijos, tuvieron al guinero Juan González Mirabollo; mientras que Gregorio y Josefa, entre otros, engendraron a la también guinera Maria o María Francisca González Fernández.

Como Francisco y Gregorio eran hermanos, al enlazarse en matrimonio sus respectivos hijos Juan y María, el apellido paterno de ambos, González González, se repite en la descendencia.

En el ambiente campestre se desarrollaron estas sencillas personas, rodeadas de afecto, orden, laboriosidad, disciplina, limpieza y correctas conductas morales. El amor rodea a los primos-hermanos Juan González Idavoy, (nacido el 12 de junio de 1889 y fallecido el 18 de diciembre de 1956) y María González Fernández, (nacida el 20 de junio de 1895), descendientes de inmigrantes canarios, casados ante la iglesia Parroquial de Guines el 10 de agosto de 1917, y ante lo civil el 18 de septiembre de ese mismo año; él contaba con 28 años y ella con 22.

Así pues sus hijos llevarían tres veces el apellido González, y una vez, en el cuarto, Fernández, es decir, a lo que es igual: González, González, González, y Fernández, y así, orgullosos lo repetían. Con satisfacción pletórica de alegría, Juan y Lía, (como le decían a María), permanecieron unidos rodeados de la paz y la armonía intranquila de sus deseados y queridos hijos que tanto añoraron: Eloína, Abilio, Gregorio, Lesbia, Ibrahim, Lidia, Panchito y Zenaida, ocho hijos en total, cuatro varones y cuatro hembras, quienes con paciencia estoica y muy buenos modales de respeto se enfrentan a las necesidades y contradicciones calamitosas de las llamadas “Vacas Flacas” o “Danza del Hambre”, y a la dictadura del machadato.

Francisco Manuel González González, conocido en la familia indistintamente como Panchito, Paco, Tío Pancho y Tío Paco, con los años por sus compañeros como “Panchito El Bombero”, nació el 1ro de abril de 1928 rodeado de honradez, trabajo creador, y la alegría de la unión familiar; allí crecía al lado de sus amorosos padres, y como es lógico, al lado de sus queridos y traviesos hermanos.

La vivienda era humilde, sus escasos muebles eran sencillos y de gran modestia, pero muy organizada, aseada y todo compartido en seria armonía, debido a la educación de la amorosa pareja que con esmerado celo unitario cuidaba a su prole. (Aún hoy, todavía pueden verse nombres de algunos de ellos grabados en la superficie de cemento de una acera colindante a la casita en que moraban.)

Las hembras aprendían las labores domésticas propias de su sexo, preparándose para la vida futura, mientras los varones ayudaban a sus padres en los muy variados trabajos de la vida campesina; después, todos ellos, a bañarse en el río, jugar a las escondidas, montar a caballo, recoger frutas sobre todo mangos y aguacates, disfrutar de la gallinita ciega, retozar y a veces escandalizar, mojarse bajo las lluvias, revolcarse en la tierra y el fango como actividades lógicas muy normales de niños y adolescentes vivos y sanos, y alternar con su presencia a la asistencia a la pequeña escuelita ubicada en el caserío de Río Seco, y en ocasiones visitar a los familiares y amistades casi siempre en La Gloria, y en otras oportunidades en Guines, siempre con la presencia de los mayores.

Se rodeaban de vecinos que mutuamente se querían mucho: los Oliva, los Acosta…
De vez en cuando recibían visitas que llegaban por medio del tren, cuya línea del ferrocarril pasaba muy próximo a ellos.
Por parte del padre, Juan, venían sus hermanos: Felicia, Eloína, Eloísa, Julia, Víctor, desde Guines, Francisco o Tío Pancho que residía ya en la capital, y el llamado Tío o Abuelo Manuel que indistintamente así nombraban, el cual fue mambí que participó del Ejército Libertador durante la guerra de 1895 y hacía muchos cuentos patrióticos y heroicos. (A su lado estaba siempre Panchito, preguntando y con oídos muy receptivos rodeado de sus hermanos.)

Por la parte de Maria o María, también venían otros tíos: Francisca o Panchita, Gregoria o Goyita, María Victoria o Tía Vita, Gabino que trabajaba en el Banco Núñez, y Tío Floro o Florentino que era el jefe del Partido Liberal; no podía asistir Pedro Abilio, al que le decían Abilito, el hermano más chico de la madre, que había nacido a las diez de la noche del 22 de abril de 1902, el cual murió a las once de la noche del 25 de
diciembre de 1911, y con la edad de 10 años, al recibir un golpe en la cabeza jugando pelota en lo que fue el Parque de la Villa, hoy Centro Escolar.

El primer problema que se les presentó fue que la hijita más pequeña, Zenaida, se enfermó de seriedad debido a problemas serios de salud vinculados con su sangre; producto del cúmulo de contradicciones existentes en aquella sociedad, entre ellas la falta de atención médica y de productos farmacéuticos, unido al costo de los mismos y lo caros que eran, creó en el seno familiar una difícil situación económica.

Para acrecentar la situación y hacerla más caótica aún, durante la edad llamada del desarrollo, a Panchito se le presentó su primer ataque epiléptico, lo cual provocó una gran conmoción de disgusto por lo inesperado de la situación, para la cual realmente no estaban preparados. A partir de ese momento comenzaron a presentársele estos ataques que impactaron a toda la familia, incrementándose los sufrimientos paternales. En esas condiciones no pudo lograr alcanzar el sexto grado en la escuelita de Río Seco, donde todos estudiaban.

Este mal que lo aquejaba lo acompañó durante todo el resto de su vida, y podía sentirse muy alegre y emocionado y con satisfacción, pero era sorprendido inesperadamente cuando menos lo pensaba de una forma caprichosa, lo cual le creaba una seria limitación que mucho sufría, pero no obstante, con estoicismo y valentía, él luchaba por recuperarse a pesar de esta lamentable dificultad; su lema era sobreponerse con afán para tratar de proseguir su vida normalmente: ayudar a sus padres, jugar con sus hermanos, y asistir a la escuela.

Todos lo recuerdan como muy cariñoso, amable, con mucho amor filial y familiar, trabajador, noble, fiel, amante de la verdad, reflexivo e inteligente, y en muchas ocasiones se tornaba meditabundo, pensativo, muy metido en sí mismo, e introvertido, en contradicción con su verdadero carácter alegre y locuaz. Siempre recordaba con alegría las maldades que hacían siendo niños y jóvenes: disfrazarse de brujos y fantasmas, pintar con pintura de cal a un caballo, asustar en la noche a diversas personas, ponerse nombretes o apodos entre ellos, y siempre en sus recuerdos y con risas recordaba cuando su hermano Abilio se le ocurrió afeitarse la cabeza y las cejas y cortarse las pestañas, lo que trajo por consecuencia que no podía abrir los ojos y pasaba muchas dificultades para todo debido a su inocente maldad.

La sosegada paz que reinaba se fue convirtiendo en sufrimiento angustioso para la pareja de padres que tanto se amaban: dos hijitos enfermos, la escasez y la carestía, y a todo ello, y para colmo, se incrementaba la situación reinante llena de contradicciones económicas, políticas y sociales de aquella mediatizada y neocolonial falsa “república”, que provocaba disgustos a su pueblo frustrado.

Se perdió la finquita y hubo que trasladarse hacia el pueblo, a las zonas urbanas de lo que se pensaba floreciente y prometedora Villa de San Julián de los Guines.

JUVENTUD Y MADUREZ:

Ya residiendo en el pueblo, a pesar de sus limitaciones de salud, hacía grandes esfuerzos por sobrevivir y poder ayudar a su humilde familia, aquejada de múltiples necesidades. En ocasiones llevaba a los cañaverales a sus sobrinos y otros muchachos del barrio para que comieran caña. En otras ocasiones se entretenía y pasaba ratos de ocio en compañía de amigos y vecinos jugando al cubilete.

Por unos meses trabajó en una joyería o platería que era propiedad del padre del conocido músico guinero Tano, emparentados con su padre mediante el apellido Idavoy. Se le recuerda como en el barrio ayudaba al viejecito Miguelito, el cual fabricaba exquisitos boniatillos con la ayuda de Panchito, el cual después de elaborados, salía por las calles a venderlos.

Ayudaba también a su hermano Ibrahim, que era mayor que él, el cual le compraba tomates criollos frescos, recién cosechados, directamente de las siembras a diversos campesinos del territorio, para después venderlos en el pueblo.

En otras ocasiones, en compañía de su hermano y amigos, creaban una especie de pequeña brigada para ganarse el sustento y recogía quimbombó.

De esta actividad surge una anécdota que además de simpática, revela un poco y delata que él poseía una capacidad de desconfianza y reacción rápida para defenderse de los peligros del medio que se le presentaran. En una ocasión iba por la carretera vieja que conduce a Catalina de Guines, acompañado de su hermano y su sobrino Ibrahim, hacia un campo de tomates de un campesino que se ubicaba aproximadamente por la finca Cruz. En el lugar, un caballo en gesto rápido ladea su cabeza, como si lo fuera a agredir; Panchito, con gran rapidez, en gesto entre bravo y cómico a la vez, le dio un puñetazo en la cabeza a la bestia.

Durante un tiempo estuvo en La Habana, donde en compañía de su cuñado Luis González Guijarro, en un auto, se dedicaba a venderle cajas de fósforos Caribe a varios establecimientos comerciales.

En una ocasión estuvo por la zona del Diezmero, en la capital, donde estrechó muchos vínculos y cruzó muchas ideas en compañía de su tío abuelo Manuel, como se le decía Tío o Abuelo Manuel, el cual era veterano del Ejército Libertador que había participado en la Guerra del 95.

En esa época también participó de una sociedad artística y cultural española en la capital, el Centro Asturiano de La Habana, en que resultó inscripto en diciembre de 1946 y se le expidió el carné respectivo el 16 de octubre de 1947, donde además aprendió a bailar, y sobre todo conoció el tierno y dulce amor de mujer, de su bella, sensual y adorada joven mulata Benigna, a la que le llamaba Beny; era un joven alegre y soñador que poseía muchas ansias de vida intensa y de darle profundo y activo sentido a la vida para sobreponerse a sus dificultades de salud y a la problemática existente en su patria, a la que le dedicaba ya desvelos y preocupaciones. (Durante muchos años Panchito conservó como parte de su escaso tesoro material, varias libretas manuscritas saturadas de amor, con versos, poemas, y dedicatorias realizadas por puños y letra de su Beny, y con bellos dibujos de corazones atravesados por flechas, y pinturas de labios marcados con lápices labiales, y con exquisitos olores a perfumes.)

En la práctica, una persona tan sensible bebía y se hartaba de malestar al ver las injusticias que le rodeaban en aquella sociedad tan desigual, injusta y tan mal repartida, donde existían tantas dificultades y males contradictorios. Él meditaba y valoraba la situación mientras pensaba y razonaba acerca de cuales debían ser los remedios para solucionar la problemática existente.

Al ocurrir el vil asesinato del líder azucarero, negro y comunista Jesús Menéndez, El General de las Cañas, en diciembre de 1958, Panchito, simpatizante del mismo, en un bar de la localidad discutió fuertemente con un guapo del pueblo conocido por Chono, (hijo de Angel Oya Fernández, Angelito, quien fuera su amigo). Chono estaba brindando y alegrándose de la muerte de Jesús Menéndez. Panchito le gritó y le dijo en su cara que Jesús Menéndez era un verdadero hombre y que valía mucho más que él. Esto provocó que se fajaran y se cayeran a golpes.
Horas después, Angelito salió a buscar a Panchito y le preguntó acerca de lo sucedido con su hijo; Panchito le hizo el relato tal como sucedió; Angelito le tiró la mano sobre el hombre y le dio toda su razón.

El 19 de diciembre del 48 una nueva preocupación se le unió a Panchito; el recién nacido niño hijo de su hermano Abilio, quedó huérfano en el mismo momento del parto al morir su madre; desde ese momento, Panchito, junto a sus padres y sus cuatro hermanas solteras que estaban en la casa, acordaron y decidieron que el pequeño fuera criado por ellos; él puso todo su empeño amoroso para ayudar a la crianza y mantenimiento del nuevo miembro de la familia, considerado por él como hijo, hermano y sobrino que llevaba sus mismos apellidos: González González.

En 1950, a pesar del renuente malestar de la familia, que se preocupaba por su salud y al saber que se enfrentaba a serios y riesgosos peligros, a la edad de 22 años, ingresó en el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Guines, donde realizó una vida muy activa y dinámica, ganándose el cariño, la admiración y el respeto de sus compañeros y de toda la población. Se enfrentó a múltiples acciones para salvar vidas y propiedades de los vecinos. Se destacó por su dinamismo, demostrando así su enfrentamiento a la vida para vencer la enfermedad que deseaba acorralarlo, y tan pronto como sonaban las sirenas y campanadas del llamado de auxilio de dicha entidad, él salía corriendo por las calles desde el lugar donde estuviese, para coger el carro bomba y montar con sus compañeros para apagar los incendios o fuegos. Demostró una voluntad y una valentía dignas de encomio.

En esos años comenzó lleno de ilusiones a vincularse con los factores políticos de la época, esforzándose por buscar soluciones viables para tratar de solucionar los acuciantes problemas existentes en el país. Dialécticamente fue evolucionando progresivamente en ascenso, y primero se sintió atraído por los cantos de cisnes del llamado Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), cuyos máximos poderosos, adinerados e influyentes dirigentes atraían a las masas con sus pregones demagógicos y populistas, para después aprovecharse y defraudar a sus ilusos partidarios.
Panchito fue Presidente de la Juventud del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) en el municipio de Guines, donde recibió la desilusión y el desengaño de la actuación de sus principales cabecillas; fue una verdadera decepción, no solo la mala actuación de no resolver las dificultades existentes en el país, sino además, permitir el vil, taimado y traicionero golpe de estado propinado por el dictador Fulgencio Batista Zaldívar y su pandilla de sus criminales esbirros en la madrugada del 10 de marzo del año 1952, y no haber sido capaces de enfrentárseles.

CONSAGRACIÓN:

Fueron muchos los jóvenes de aquella generación que se fueron concientizando y uniendo, a raíz de celebrarse en Cuba el Centenario del Natalicio del Héroe Nacional y Apóstol de la Independencia José Julián Martí Pérez. En el caso de Guines, Panchito y otros más sintieron en sus sentimientos más profundos el llamado de la Patria.

Al producirse el golpe que tomó el poder ilegalmente y por la fuerza, y al ver perplejos que el presidente constitucional Carlos Prío Socarrás no hiciera resistencia alguna, los sectores más revolucionarios y progresistas de múltiples tendencias comenzaron a nuclearse para enfrentarse a los golpistas.

Junto al grupo más progresista del P.R.C. (a), Panchito entonces pasa a ser Presidente de las Asociaciones Juveniles del Comité Ejecutivo Municipal en Guines, del Movimiento de la Nación, lo cual significaba un paso más progresista en su radicalización.

Una anécdota que dice mucho y delata su alta sensibilidad y amoroso celo familiar, fue cuando un sobrino huérfano, pequeño y muy curioso, se le ocurrió acercarse al borde de una fosa o pozo que estaba construyéndose frente y al lado de la Fábrica de Tabacos ubicada en Amistad, (avenida 71) entre 104 y 112 (Daniel y Beneficencia). Desde lejos él vio al pequeño, se le acercó silencioso, lo haló hacia atrás, y entre asustado y molesto le dio una nalgada debido a su temor de que el chico se expusiera al peligro y cayera hacia debajo de la furnia. (Fue la única ocasión en que le dio un pequeño golpe a este autor; acostumbraba a regañar hablando y con consejos, aunque con solo su mirada ya sabíamos si se estaba haciendo algo mal hecho.)

Por vez primera fue detenido en marzo de 1952 debido a sus manifestaciones contra el régimen dictatorial; ya contaba con 29 años de edad. Salió a la luz un periódico de la época, el cual contenía en la primera plana una foto del sátrapa Fulgencio Batista; con su escaso caudal monetario le compró al vendedor de periódicos todos los ejemplares del mismo, y en el mismo portal de la Esquina de Tejas, frente al Parque Central guinero, en sitio muy público y presenciado por todos los que estaban a su alrededor, sacó una caja de fósforos y le dio candela al paquete.

El 28 de enero del año 1953, durante el desfile o parada en honor al nuevo aniversario del natalicio de José Martí, él y un grupo de jóvenes se ubicaron entre una escuela y la otra, portando una ofrenda floral que decía: “De la Juventud Sana y Cívica de Guines”, y al llegar al busto y monumento al Maestro, dejaron caer una buena cantidad de volantes con propaganda revolucionaria; inmediatamente las fuerzas represivas de la dictadura se les abalanzaron encima para golpearlos y detenerlos; ellos tuvieron que salir corriendo, pero antes, Panchito recibió un sablazo en la espalda que le dejó la marca o estigma del mismo durante varios días.

En diciembre de 1954, al tratar de apoyar la huelga iniciada por los jóvenes y obreros de la industria azucarera, Panchito y un grupo de sus compañeros entraron y tomaron el campanario de la iglesia, e hicieron todo lo posible para tratar de cerrar varios establecimientos comerciales y convocar a la población para que se les uniera. Al llegar las autoridades repartieron golpes y Panchito fue uno de los agredidos en forma violenta, al ser salvajemente golpeado.

Cada día que pasaba maduraba más y fortalecía su conciencia; su radicalización iba en ascenso.
Durante el año 1955, el ingeniero guinero Francisco Valdés Ginebra, comenzó la fundación del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con su primera célula o núcleo; entre otros fundadores se contaba con la combativa presencia del ya conocido Francisco González, El Bombero. Entre otros, estaban Ángel Oya, Francisco Chicola, Arsenio García, Juan Borrell, Erasmo y Tomás Calzadilla, Ángel Díaz, Orestes González, y otros.

Entre ellos, con gran esfuerzo y de sus ahorros lograron reunir y obtener la suma de dinero necesaria para la compra de cuatro pasajes para que cuatro compañeros pudieran partir para México, entrenar unidos a Fidel, y poder participar de la expedición que se gestaba para el futuro desembarco. En reunión sostenida entre ellos, lograron convencer a Panchito para que no fuese hacia México debido a su riesgoso estado de salud, y se valoró altamente su disposición; él lo comprendió, y aunque con triste sentimiento comprendió las razones en acuerdo mutuo; allí se decidió que los cuatro fueran los siguientes: los compañeros Francisco Chicola y Arsenio García Dávila, y los renegados a la revolución Raúl Díaz y Jesús Gómez.

Una carta con membrete del Cuerpo de Bomberos de Guines, realizada el 7 de julio de 1955, da a conocer que Panchito fue nombrado para el Personal de Manguera del Primer Tendido; el documento está firmado por Juvenal Valdés, secretario de dicha institución, y el Visto Bueno del 1er Jefe José María Báez.

Como parte de los que quedaron en el territorio Panchito resultó muy activo y dinámico, realizando continuas acciones revolucionarias: quemar múltiples cañaverales, ubicar petardos, poner y ubicar bombas, realizar y distribuir propaganda, poner letreros y carteles, vender bonos del 26 de Julio, colocar banderas de la organización, cortar las líneas del fluido o la corriente eléctrica, y crear un real clima de intranquilidad revolucionaria para fortalecer la conciencia de la población y tratar de dividir y desmoralizar a las fuerzas represivas.

Cuando el compañero Ingeniero Francisco Valdés Ginebra tuvo que partir hacia la zona más occidental del país cumpliendo orientaciones emanadas por Fidel, y llegadas mediante Melba Hernández, se reestructuró la organización, quedando como responsable el compañero Erasmo Calzadilla Guerra y al frente de todo el barrio norte, y Panchito quedó como responsable de una de los principales células o núcleos en que se reorganizó el Movimiento 26 de Julio en el pueblo, tocándole la tarea de atender el barrio sur de Güines.

Panchito tuvo que enfrentar un gran conjunto de represiones, múltiples persecuciones, detenciones e interrogaciones, vejaciones, amenazas, dormir en calabozos…, al punto de tener que comenzar una vida huidiza, clandestina, de esconderse continuamente y escurrirse para no ser detectado.

Fuera de Guines su primer escondite fue en Guanabacoa, entre los Repartos Rosalía y El Roble, cerca de la textilera Concordia Textil en casa de su hermana Lidia.

Ante la gravedad de su padre, ubicada su familia en la calle Amistad, -hoy avenida 71-, en la casa marcada con el número 470, entre Tacón (100) y Daniel (104), Guines, vino desde Guanabacoa hasta su pueblo, en diciembre de 1956.

Tras él se aparece su hermana Lidia para informarle que las fuerzas represivas del SIM registraron su casa en Guanabacoa y lo estaban buscando.

Su padre, Juan muere el 18 de diciembre y fue tendido en la casa; Panchito, que estaba desde hace días en condiciones clandestinas en Guines, había realizado contacto con sus compañeros del pueblo, y había traído explosivos desde la capital. Ese día, aprovechando el velorio, y suponiendo que tenía una perfecta coartada con el mismo, salió en horas de la noche y colocó e hizo detonar dos bombas en la población.

Estuvo escondido en varias casas y sitios de Guines, realizando acciones y trasladándose continuamente hasta el mes de febrero.
Uno de los hechos más trascendentales fue el de llenar de letreros revolucionarios en apoyo al 26 de Julio y a Fidel, y en contra del régimen, en el transcurso de una noche, todas las cercas y paredes del cementerio; este hecho, entre otros, trascendió y conmovió a toda la ciudadanía.

Su amigo y compañero Ismael Hernández Sánchez estaba preso porque días antes del hecho que vamos a relatar, intentó darle candela a un local; Panchito enterado de la situación y para quitarle sospechas acerca de dicha problemática, hizo lo siguiente: el bodeguero Humberto Navarro, era dueño del establecimiento ubicado en Amistad y Tacón, (71 y 100), el cual era amigo solidario de la familia y persona muy atenta y fraterna conociendo la real situación del núcleo; el mismo tenía un local que utilizaba como garaje para guardar su auto en 71 (Amistad), entre 98 y 100 (Valdés o la Línea y Tacón); esa noche Panchito con algunos compañeros, iban a darle candela a un local contiguo al garaje de Humberto, donde había un almacén; ese día temprano, y en horas de la mañana, Humberto encontró por debajo de las puertas, una nota escrita donde le pedía que no pusiera el auto esa noche en el mencionado lugar, y lo firmaba como “Un Amigo”; Humberto hizo caso, y durante la noche al sitio le dieron fuego. (Con el transcurso de los años, Humberto se reía, y expresaba que él se imaginaba que era Panchito, pero como lo apreciaba y confiaba en él, tuvo a bien el hecho de hacerle caso, y así no perder su carro.)

Un día, dentro de la casa se puso a jugar con su hermana Eloína, con un revólver; sin querer, se le fue un tiro que sonó y se oyó en todas las casas vecinas, y hasta en el “bar de Rico”, que se ubicaba frente a la casa, habían dos policías tomando; muchas personas se asomaron, pero nadie logró descifrar de donde había salido el sonido y todo se tranquilizó rápido; no obstante, como medida de seguridad, tan pronto como se pudo Panchito salió de la casa para no ser detectado.

El alias o sobrenombre de El Bombero de Guines se convertía con pasos sólidos en legendaria realidad: por ser bombero, por prender fuegos, y por la reiterada ubicación y detonación de petardos y bombas.
Fue detenido e interrogado continuamente, en múltiples ocasiones, y en una de las entrevistas le dijo cara a cara al sargento Capote: “- No me molesten más. No me sigas interrogando que te voy a poner una bomba en el fondillo.”

En el primer registro realizado por los operativos represivos, viraron colchones y todos los rincones del hogar, pero como si fuera una obra increíblemente milagrosa, el único lugar que no registraron fue un pequeño escaparate forrado de cartones pintados que era de Panchito, sitio donde se guardaban documentos, bonos del 26, un revólver, una pistola y balas; fue el único lugar que salió ileso, porque en el desespero no lo abrieron como si no lo hubiesen visto. Como eran varios agentes y estaba tan a la vista, es posible que pensaran que ya lo habían registrado.

La casa familiar, su casa, donde vivía su madre, dos hermanas y su sobrino, fue registrada en varias ocasiones estando él mismo en el pueblo, pero se trasladaba y escondía en otros sitios de compañeros y amistades que utilizaba como refugios para lograr evadirse en casos necesarios, como en la casa de su hermano Ibrahim que vivía con sus cuatro hijos en compañía de su esposa Aleja, en casa de una hermana de esta llamada Edilia Contreras conocida como La Peluquera donde en múltiples ocasiones tuvo contactos con otros compañeros ya que la casa tenía un patio por el que podía escapar hacia la Vega en caso necesario, en compañía de su amigo Ismel Sánchez, y en otros lugares más; la jauría represiva andaba buscándolo, y hasta amenazaron y vejaron a los familiares y maltrataron a su madre, intentando saber dónde estaba para prenderlo. Incluso, trataron de utilizar en una ocasión una estratagema al decir que iban a hacer una reunión y una fiesta para estimular y honrar a los bomberos, y que ese era el motivo por el cual lo buscaban, pero la jugarreta les falló porque la familia no cayó en la trampa.

Ante tanta insistencia comprendió Panchito el peligro en que estaba, por lo que decidió ir nuevamente para Guanabacoa, en febrero de 1957, pues su hermana y su cuñado ya se habían mudado para otra casa para así evadir a los sicarios del SIM y a las fuerzas represivas.
En esta segunda vivienda se incrementan sus actividades revolucionarias, pues además de que ya se conocían, la casa estaba ubicada al lado de la familia de Sergio González López, “El Curita”, quien allí vivía con su esposa e hijitos.

Todos los que le conocieron e interactuaron con él coinciden en brindar características muy meritorias y positivas acerca de su persona, planteando que era muy bravo y valiente, que se ganaba la admiración, el cariño y el respeto de todos, que era serio a la vez que amable, que era un magnífico compañero de lucha, muy sacrificado y tenaz, a la vez que pacífico y tranquilo, decente y bueno, y muy cumplidor con sus tareas.

Allá en Guanabacoa, en la mencionada zona, Panchito cubría sus actividades con el pretexto de trabajar vendiendo productos en un pequeño establecimiento ubicado frente a la textilera Concordia Textil.

Tan pronto se entera de lo que estaba sucediendo el 13 de marzo de 1957, partió rápidamente hacia la zona del Palacio Presidencial y sus alrededores, pero al llegar se encuentra que ya la acción estaba finalizada y había ocurrido el asesinato de múltiples compañeros revolucionarios; decepcionado por no haber llegado a tiempo regresa, pero en esta ocasión más convencido que nunca de sus ideales revolucionarios.

Proseguía alternando sus labores revolucionarias por allá, con sus reiteradas y furtivas visitas a Guines, trasladando explosivos y propagandas, realizando contactos con diversos compañeros de la clandestinidad, sugiriendo y ejecutando coordinaciones y acciones.

Llegó el fatídico día 11 de junio de 1957, cuando lo detienen al ser sorprendido por los sicarios de la dictadura en la misma puerta de la textilera Concordia Textil, en Guanabacoa, a las dos de la madrugada. Conducido a la casa de su hermana Lidia y su cuñado Luis, registraron afanosamente toda la vivienda, y maltrataron y vejaron en su presencia, con palabras muy soeces a su hermana.
Se lo llevaron a la Décima Estación de Policía donde fue bárbaramente torturado, le fracturaron dos costillas, y le afectaron varias más. Él recordaba y refería anécdotas en los cuales recordaba que se resistió a los malos tratos crueles y degradantes, y uno de los esbirros le dijo: “-¡Ah, pero tú eres guapo no! ¡Hijo de Puta habla coño!”. Él les contestó: “-¡Hijos de puta ustedes! ¡Hijo de puta Batista!” A partir de ese momento le incrementaron los golpes vengativos. A los dos días fue enviado al Cuartel de la Guardia Rural en Guines, en pésimas condiciones de salud, muy adolorido y aquejado; recordemos que él padecía de los inesperados ataques epilépticos y dependía de un medicamento norteamericano en píldoras llamado Misoline; volvieron a someterlo a un serio interrogatorio, en esta ocasión por parte del experimentado Pérez Clausells, jefe de dicho regimiento; estaba en desventaja debido a su salud quebrantada y a que ya habían pruebas o elementos en su contra; encontró además que ya estaban apresados y comprometidos con la misma causa, los compañeros Rogelio Perea y su primo Gregorio Arlee Mañalich, ambos de Melena, y su inseparable Erasmo Calzadilla Guerra, además de un tal Guillermo Vasallo.

Sus hermanos Gregorio e Ibrahim, fueron rápidamente al local y emisora ubicada en CMQ, en la capital, para denunciar los hechos ante el vocero político Pardo Llada y que este diera a conocer que Panchito había caído preso y en manos de las hordas de Batista, con el objetivo de que al hacerse la denuncia pública, ésta trascendiera al conocimiento y movilización de la opinión pública nacional e internacional, para garantizarle así su vida y responsabilizarlos con su salud e integridad física.

Mediante los interrogatorios, que tenemos grabados y computarizados, hemos sabido de algunas acciones revolucionarias en las que participó en Guines, tales como la tenencia y el reparto de fósforo vivo, la famosa bomba de la Zanja Amarilla, la de Coca, el descarrilamiento del ferrocarril, al tanque de agua del trasbordador, la ubicada en Chambless, Milián, el matadero…

Los cuatro revolucionarios fueron acusados de terroristas por cometer actos catalogados por las hordas batistianas como de esa naturaleza, y se determinó su remisión al célebre Castillo de El Príncipe, en la capital, donde al llegar también encontraron a su compañero Orestes González Pino; allí Panchito, además, compartió amistad e ideas cada vez más radicales con compañeros connotados en las luchas revolucionarias: Machaco Ameijeiras, Sergio González López (El Curita), Faustino Pérez, Humberto Torres (Fonseca), Arístides Viera… entre otros. Fortaleció más aún su relación fraterna con Rogelio Perea (Rogito), a quien estimaba profundamente como a un hermano menor, y lo que tenían lo compartían.

Existe una foto de un periódico de la época, la cual fue tirada entre julio del 57 y febrero del 58 en que aparece retratado, entre otros, con Héctor Ravelo, Pedro Palmero, José Antonio Fernández y Federico Bell Lloch; y otra tomada del periódico El Avance Criollo, el 11 de febrero de 1958, en la cual, entre otros, está con Rogelio Perea, (Rogito). Ambas fotos aparecen anexas en el libro “Rogito”, de Dolores Nieves.

Se corría el peligro de que los revolucionarios al ser sancionados fueran enviados al mal llamado Presidio Modelo de Isla de Pinos, donde su jefe el sanguinario Ugalde Carrillo y sus secuaces, llamados por los sobrenombres de Cebolla, Perico, y otros más, cometían desmanes; por tal motivo los presos políticos de la galera 21 de El Príncipe, iniciaron una huelga de hambre para conmover y llamar la atención de la opinión pública nacional e internacional, dar a conocer lo que sucedía en las cárceles, y solidarizarse con sus otros compañeros políticos.

El 16 de julio de 1957, a las seis de la tarde, al arriarse la Bandera insignia de la nación cubana, los políticos cantaron el Himno Nacional y se declararon en huelga de hambre. La acción fue iniciada con la participación de aproximadamente un centenar de presos, y todos los que lo hicieron fue por decisión voluntaria; la misma perduró hasta la cantidad de dieciséis días en que sólo tomaban sorbitos de agua mineral, y algunos compañeros verificaban que no entrara ningún tipo de alimento.

En el transcurso de los días, Faustino Pérez, uno de los máximos dirigentes del movimiento, quien también estaba preso y en huelga de hambre fue liberado; él les mandó una carta en que les pedía a sus compañeros que desistieran de la misma, que debían estar sanos y fuertes para derribar la dictadura, y que se prepararan para poder incorporarse a la lucha armada, pero no obstante todos ellos decidieron mantenerse en la férrea posición de la huelga.

Algunos compañeros estaban ya en pésimas condiciones de salud, muy depauperados, algunos con fiebre alta y muy bajos de peso. Además de Panchito, hubo compañeros que también llegaron a estar en precarias condiciones de salud y muy deteriorados como Bernardino García Santos (mártir), Faustino Pérez (fallecido), y otros. Algunos habaneros que participaron en la huelga de hambre fueron mártires como Pedro Gutiérrez (Bauta), Eduardo García González (Bejucal), Gregorio Arlee Mañalich y Rogelio Perea (Melena del Sur), Pablo Noriega Chenicharo (Quivicán); fallecidos otros como Miguel Guerra Díaz y Rogelio Méndez (Bejucal); aún viven Isidro Trujillo (Bejucal), Erasmo Calzadilla Guerra y Orestes González Pino (Guines), Ruperto Abreu Estenoz (Guira de Melena), Héctor Ravelo Forte (Quivicán), y Víctor Sorí Llanes (San Antonio de las Vegas, San José de las Lajas).

Los presos de Las Villas y Pinar del Río secundaron a sus compañeros del Príncipe.
Familiares y amigos, y la ciudadanía en general, engendraron el comienzo y extensión de un amplio movimiento de protesta y solidaridad, asistiendo a medios de prensa radiales y escritos, a instituciones religiosas y sociales, periódicos como Diario Nacional, y otros, quejas de las comisiones de alumnos de la Escuela Profesional de Comercio de La Habana, del líder azucarero de Las Villas Conrado Rodríguez quien convocó a un paro laboral a las cinco y media de la tarde de un miércoles… (Eloína González, hermana de Panchito, en compañía de varias participantes del Frente Cívico de Mujeres Martianas de la capital, estuvo presente en múltiples actividades de ese tipo de propaganda, visitando periódicos, etc.)

El periodista Antonio Cejas, del periódico Diario Nacional, publicó un editorial donde daba a conocer los hechos que acaecían, y en el mismo publicó que madre, esposas, hermanas, tías, sobrinas y novias de muchos revolucionarios presos en huelga de hambre, habían llegado ante él y a su periódico para protestar y solidarizarse con los mismo, y menciona por sus nombre a los familiares de Angel Acosta, Lauro Blanco, José A. Díaz, Enrique Enríquez, Bernardino García Santos, Francisco González González, Juan de Dios González, Carlos León, Mario Marrero, Ricardo Martínez, Faustino Pérez Hernández, Héctor Ravelo, Resiel del Rosario, Humberto Torres, y José Vázquez, No puede obviarse el papel de la mujer cubana y de su prestigiosa organización femenina de entonces: el glorioso Frente Cívico de Mujeres Martianas.
La huelga duró hasta el 2 de agosto de 1957.

Panchito transitó por una gravedad extrema, en estado de coma, con ataque epilépticos, desnutrido, con la salud muy quebrantada y al borde de perder su vida. Fue muy bien atendido por su preocupado compañero revolucionario, y médico también preso, el doctor Héctor Bombino.

Al poco tiempo después ocurrió la espectacular fuga de 11 revolucionarios que subrepticiamente lograron escapar del Príncipe. La visita de los familiares era de diez personas que entraban en cada ocasión y se paraban a esperar a familiares o amigos ante un mostrador, y la misma duraba algunos minutos. Como los visitantes y los políticos estaban vestidos con ropas de civil, cuando los guardias estaban entretenidos, un preso en cada ocasión y con disimulo brincaba el mostrador y se ponía a hablar como si fuera visitante, por lo que entraban diez personas y salían once. El preso que iba a escaparse en la duodécima ocasión, resbaló, se cayó y causó ruido, por lo que los guardias enseguida notaron la acción que se estaba realizando. En el plan trazado Panchito iba a ser el escapado número trece, pero desgraciadamente no pudo así suceder por la caída del compañero. El plan se descubrió y de inmediato llegaron las hordas policiales al recinto, y en la galera se desarrolló una verdadera batalla campal con el enfrentamiento entre los agentes y los presos en desigual combate, los militares con ametralladoras y armas de fuego, contra las únicas armas de los revolucionarios, consistentes en botellas y patas de las camas. En esta acción se destacaron Julio Dámaso Vázquez, Panchito, y otros.
El Doctor Lázaro Ginebra Martínez, presentó ante el Tribunal Supremo recursos de Habeas Corpus los cuales se ventilarían en la Sala de lo Criminal, a favor de los siguientes presos: Pedro Celestino Aguilera, Erasmo Calzadilla Guerra, Jorge Francisco Díaz, Agustín Díaz Casals, Orestes Díaz, Diego Febles, José Antonio Fernández, Francisco González González, Wilfredo Matos Sardiñas, Rogelio Perea Suárez, Félix Rey Balvidares, Orlando Trujillo Picó, y Pedro Valdés Torres.

El 10 de febrero de 1958, Panchito y 17 compañeros más, entre los cuales estaban Aesther Bombino Rodríguez, Erasmo Calzadilla, Julio Collado, Agustín Díaz Casals, Enrique Hart, Héctor Morales Núñez, Ricardo Olmedo Moreno, Rogelio Perea, Orlando Trujillo Picot, y otros, iban a ser puestos en libertad mediante recursos de Habeas Corpus, es decir, mediante libertad provisional o condicional, los cuales fueron concedidos por el Tribunal Supremo. Inesperadamente fueron detenidos y conducidos al Buró de Investigaciones, y al Tribunal de Urgencia, y tras serios interrogatorios, remitidos nuevamente el Castillo del Príncipe, acusados con una falsa y nueva acusación, denominada por ellos como “causa paquete”, en la cual se les inculpaba el planteamiento de que ellos tenían planificado un plan para atacar el Castillo para liberar a sus compañeros presos; por supuesto que esta situación creó el malestar entre todos ellos, lo que motivo que al llegar al presidio se declararan nuevamente en huelga de hambre, y fueron respaldados por más de 300 compañeros presos.

Como había más de 100 revolucionarios presos en el Vivac del Príncipe y sin realizarles juicio condenatorio, fueron favorecidos por la opinión pública que provocó un escándalo nacional, lo que motivó que tuvieran que soltarlos y pudieran salir con libertad provisional.

El Frente Cívico de Mujeres Martianas jugó un papel extraordinario y preponderante durante esas heroicas jornadas, logrando un rol de primer orden, y a la genuina vanguardia del apoyo solidario a los presos políticos en huelga. Militantes de esa organización, madres, hermanas, esposas, familiares en general, vecinas y amistades de los presos políticos, se enfrentaron en la capital y realizaron marchas y desfiles con banderas y cartelones, así como estuvieron presentes en las vías y arterias más concurridas y conocidas de la capital, enfrentándose a los agentes policiales represivos, a las perseguidoras y a los carros celulares, así como a las mangueras de los coches o carros bombas de los bomberos, los cuales las bañaban y empapaban con agua, y hasta las tumbaban con la presión de los chorros. (Entre múltiples mujeres, la guinera Eloína González González, hermana de Panchito, participó en múltiples acciones de este tipo, acompañada casi siempre de Norma Porras, la novia de Machaco Almeijeiras y de otras compañeras más.)

En Guines ocurrieron acontecimientos que estremecieron a toda la población. La heroica compañera María Díaz, considerada la madre de todos los revolucionarios, y que ayudó y salvó a muchos de ellos, dirigía como Presidenta, el Frente Cívico de Mujeres Martianas, en coordinación con la capital, y puestas de acuerdo dentro del pueblo, preparó previo aviso, y logró que se organizara una manifestación de desfile y marcha de protesta pública que conmovió a la ciudadanía, sirvió de ejemplo, y demostró la debilidad del régimen dictatorial de Batista. Las madres, hermanas, hijas, esposas, familiares en general, amistades, vecinas y simpatizantes de la Revolución y los presos políticos, escenificaron esta combativa acción en apoyo y solidaridad a los revolucionarios presos políticos que estaban en huelga de hambre, y que de Guines se encontraban en pésimo estado calamitoso Erasmo Calzadilla Guerra, Francisco González González y Orestes González Pino. Desde el hogar familiar de Panchito El Bombero, en la calle que se nombraba Amistad o Rosa Trujillo, marcada con el número 470, entre Daniel y Tacón, (hoy avenida 71 entre 100 y 104), y a las cuatro de la tarde, partió un amplio grupo de mujeres previamente reunidas en el interior de la vivienda, las cuales estaban vestidas todas de negro, con una flor sus pechos. Bajo sus sayas se ocultaban banderas, carteles, y cartelones, y entre la propaganda una amplia tela que decía “Pedimos la destitución de Ugalde Carrillo”. Al salir de la casa, y ya en la calle, ocuparon la misma a todo su ancho, sacando y desplegando las propagandas. Partieron ante la vista de todos y recorrieron ocho cuadras hasta llegar al mismo Parque Central. Todo el público alrededor estaba asombrado. A la vanguardia de este acontecimiento se encontraban varias familiares que se sentían directamente afectadas, como madres y hermanas de Panchito, los Calzadilla, así como otras personas más que eran solidarias con la revolución que se generalizaba, como María Sánchez Sánchez La Comadrona, las Casañas, etc. Llegaron las fuerzas policiales y se creó un gran choque de ellos con las participantes en la acción; Maria la madre de Panchito discutía con un policía que le halaba la bandera, Lesbia la hermana de él le dio un fuerte zapatazo por la cabeza a uno de ellos, hubo jaleo entre ellas y las autoridades… Entre los sicarios que se le enfrentaron a las compañeras se destacaron dos conocidos por el pueblo como “Cajita de Polvo”, (porque se echaba mucho polvo o talco en la cara), y “Maravilla”. Fueron ellas conducidas y detenidas hacia la estación de la policía, (que estaba ubicada en 91 y 86, es decir, en la esquina de la calle Reina con la Habana, donde se encuentra la Academia de Ajedrez), donde ocurrió una seria, amplia y profunda discusión política de ellas con los militares, destacándose por sus planteamientos María Sánchez, María y Lesbia González, y otras. Allí frente a la estación, y en el parque, comenzó a aglomerarse una gran cantidad de personas del pueblo que solicitaba la liberación de las mujeres. Al transcurrir de las horas las mujeres fueron soltadas.

Otras protestas escenificadas por dicha institución revolucionaria ocurrieron en varias oportunidades en el mismo Castillo del Príncipe, en que se aparecieron vestidas de negro en varias ocasiones reclamando la libertad de los revolucionarios.

También se manifestaron en otros sitios del país.
Una anécdota que mucho dice acerca de la necesaria compartimentación y disciplina del trabajo secreto de la clandestinidad, es la contada por familiares muy cercanos. Todos los fines de semana, haciendo grandes sacrificios económicos debido a la paupérrima situación imperante en el país, la familia se trasladaba desde Guines a casa de Lidia, la hermana de Panchito en Guanabacoa, para poder visitarlo. Nadie en lo absoluto sospechaba las profundas y serias relaciones de trabajo revolucionario existentes entre Panchito y El Curita. Sergio González con su esposa y sus tres hijos vivían en la casa del lado de Lidia, donde se reunía la familia para las visitas al Príncipe. Eran vecinas que se conocían, pero sin intimar. Un día, atareados los familiares en hacer las colas para las visitas, y ya en el mismo Príncipe, todos quedaron perplejos y atónitos cuando descubren que la esposa y niños de El Curita estaban marcando en la misma. Ambos grupos se asombraron, y tras saludarse e intercambiar palabras, en la conversación se descubrió que ninguno sabía que ellos se conocían, que eran amigos, compañeros, y trabajaban unidos para la Revolución. A partir de ese momento se produjo una relación fraterna muy sólida entre ambos hogares y familias, e incluso, los muchachos de ambas partes comenzaron a realizar pequeños actos de propaganda como colocar diversas banderas y letreros del 26 de Julio y de Fidel.

Uno de los sobrinos de Panchito, en forma muy infantil e inocente hacía unas pequeñas carticas que introducía hacia dentro del Castillo del Príncipe, tras hacer las colas para la visita, en la que entraban de diez en diez, cada cierta cantidad de minutos. El niño entraba varias veces porque a estos no los contaban. Panchito relataba como a él y a muchos de sus compañeros presos les gustaba aquellas que pudiera decirse eran pequeñas notas, que más que todo contenían lemas y consignas revolucionarias muy ingenuas en apoyo a Fidel, al 26 de Julio y dando Abajos a Batista, así como “Fidel is a boy”, y “Batista is a girl”. Ellos se reían mucho y veían como breves palabras de aliento, estímulo y solidaridad. Hubo ocasiones que aprovechando esta posibilidad, las hermanas de Panchito, Eloína y Lesbia, le entregaban al niño boletines, proclamas y folletos del 26 de Julio, para pasarlos hacia dentro del Vivac.

Para desinformar a los cuerpos represivos, se fue para la casa de su hermano Gregorio (Goyo), quien vivía en Lawton en compañía de su esposa Herminia y dos de sus hijos mayores. Estableció relaciones de simpatía, colaboración y amistad estrecha con los compañeros Miguel María Concepción, José Luis Dubroc, Máximo Santiago Haza, y Elcires Pérez, quienes resultaron muertos cuando el 14 de marzo del 58 le realizaron un atentado al sicario líder mujalista Zamalea.

Panchito estaba integrado a la célula o grupo del Movimiento 26 de Julio conformado por Ignacio Alfonso Sarosa, Julio Dámaso Vázquez, y con Manif Nayif que era el jefe, a las órdenes todos de Sergio González López “El Curita”; en esa zona se incrementaron las acciones y actividades revolucionarias. El 19 de marzo El Curita caía asesinado y los compañeros presos.

Como respuesta de los cuerpos represivos aumentó la persecución, se producían múltiples detenciones y registros, así como el asesinato de múltiples compañeros, y llegó con certeza la certera información de que el S.I.M. estaba afanosamente buscando al Bombero de Guines para capturarlo; se hallaba en real peligro.

El Movimiento contactó con la valerosa compañera María Díaz, presidenta del Frente Cívico de Mujeres Martianas en Guines, la cual traslada a Panchito oculto y disfrazado en un auto, desde Lawton hacia El Cotorro, ubicándolo en el hogar del revolucionario Oscar Pau; en el nuevo escenario, Panchito, junto a Oscar Pau y los compañeros José María Dámaso, Miguel Angel Llanes, y José Piedra, prosiguió luchando denodadamente y sin descanso en contra de la dictadura y por el soñado triunfo revolucionario.

Allí en El Cotorro, donde se guarecía, conoció a una sobrina de Oscar llamada Arminda, ya una esbelta mujer de la cual se enamoró e hizo compromisos para cuando ocurriera el previsible futuro triunfo.

Fuertemente perseguido y conociendo que sobre él se cernía una previsible muerte por asesinato por parte de la amenazante jauría de las fuerzas represivas, ya que era buscado insaciablemente y ya no podía moverse ni trasladarse a lado alguno, decidió tomar una serena decisión irrevocable que con tranquilidad le planteó a sus compañeros. Su convicción le dictaba desde lo más profundo de su conciencia que aspiraba a ser útil, y no deseaba caer en vano, ya que su cabeza era muy codiciada con afán por el SIM y el BRAC.

Una mañana temprano, desesperado y ansioso por realizar alguna acción, y ante tanto dolor al ver que caían asesinados tantos compañeros, y la añoranza de estar en las guerrillas del Ejército Rebelde, le planteó a sus compañeros que a las 6 de tarde de ese día se escondieran y desaparecieran de la presencia pública para que no fueran sorprendidos y apresados acorde con sus cálculos, por las fuerzas represivas de la dictadura, ya que estaba resuelto a realizar una acción desesperada y llena de estoicismo. Estaba determinado firmemente a morir con dignidad y no en vano, antes de ser asesinado por las hordas asesinas de Batista: atacar el Cuartel del Cotorro, él solo y con su pistola. Esto significaba un genuino holocausto.

Al observar tanta firmeza en la determinación de Panchito, rápido la dirección del Movimiento 26 de Julio activó sus coordinaciones y contactos, y con urgencia logró obtener una carta apócrifa con cuño y firma, desde altos niveles gubernamentales; la mencionada misiva era una recomendación de un alto personero congresista o senador del país, para presentar supuestamente ante el Alcalde de Guantánamo, como si Panchito fuera a trabajar para la base naval yanqui ubicada en las cercanías de esa ciudad. Al entregársela, le dieron un nombre y una dirección de una muchacha, que debía aprendérsela de memoria, así como el escaso dinero para adquirir el pasaje para una guagua u ómnibus de las llamadas en aquel entonces como Estrella de Oro, la cual abordó en la zona denominada por la Virgen del Camino. (Él por teléfono se había comunicado con su hermano Ibrahim, quien lo acompañó hasta la Virgen del Camino, y allí lo despidió.) En varios sitios de todo el recorrido hacia las zonas orientales, hacían bajar a los viajeros, revisaban sus documentos e identidades, a veces indagaban, y realizaban registros revisándolo todo. Él contaba siempre asombrado y burlesco, cómo frente al mismo Regimiento de Holguín, ubicado allí antes del triunfo revolucionario, y hoy llamado Oscar Lucero, a la entrada de la ciudad, detuvieron al ómnibus para realizar los ya acostumbrados registros de aquella época; unos militares, entre preocupados, molestos, y en mala forma de consternación, le inquirieron con persistencia que cómo él, hombre joven y en aquella época tan convulsa, viajaba desde la capital hacia Oriente, y que aquello les resultaba sospechoso. A continuación, Panchito, con seria determinación y simulando estar molesto porque estos individuos sospecharon de él, les dijo con resuelta firmeza y enseñando la mencionada carta credencial, que él era confiable, que él iba recomendado, que tenía relaciones de altos niveles y no quería tener que dar quejas a la superioridad, y que él se dirigía a hacer contacto con el alcalde de Guantánamo debido a que iba hacia la base. Ya en Guantánamo, conociendo de memoria el nombre y la dirección de la joven mujer, compañera revolucionaria que debía localizar, la cual le resultó muy femenina y bella, agradable y jovial, la encontró sin dificultad alguna y lo atendió esmeradamente, así como que en compañía de su familia, Panchito encontró lugar seguro al menos para bañarse, comer y reponerse del viaje, y mediante sus contactos con los compañeros del Movimiento, logra que Panchito pasara en horas de la noche y desde las afueras del pueblo, hacia el territorio liberado por el II Frente Oriental Frank País, lidereado bajo la Jefatura del Comandante Raúl Castro Ruz, llegando al Campamento Altos del Mango, para operar en la zona Yateras, Caujerí, y Baracoa; así iniciaba su vida guerrillera en la Columna 18 “Antonio López Fernández” dirigida por Félix Pena Díaz, en la Compañía “D”, denominada ”Omar Ranedo”, cuyo jefe era Manuel Fajardo Sotomayor. Los compañeros oficiales que les eran inmediatos se llamaban Jesús Gutiérrez, Jesús Ramírez y el Sargento Pagés.

De su estancia en las guerrillas de las sierras orientales, hacía narraciones cuando se le preguntaba, y él hablaba refiriéndose al combate contra un cuartel, de cómo se tumbó una avioneta, y entre otras referencias, narraba un suceso por el cual transitó consistente en que en una batalla en la que en el fragor de la lucha le dio un ataque epiléptico y quedó inconciente, sin sentidos, al despertarse y volver en sí ya no estaban sus compañeros, y al recuperarse se dedicó a buscarlos y le resultó una gran alegría el hecho de encontrarlos, y para ellos resultó una feliz sorpresa ya inesperada porque lo daban por muerto.

El 24 de septiembre del 58, como era ya usual, la añeja tradición guinera de realizar la procesión con la Virgen de las Mercedes, que se le tiene como patrona de la paz y la concordia así como de los presos, y que era representativa de aquel barrio donde residía Panchito, salió a recorrer las calles acostumbradas en aquella época; prácticamente todo el pueblo sabía la situación de la vivienda y la familia de Panchito, pero en símbolo público de rebeldía y solidaridad, cuando pasaba por aquella cuadra, viraron lentamente la Virgen hacia aquella Al fin tras tanta sangre derramada de compañeros muertos, y alta cuota de dedicación y sacrificios para lograrlo, triunfa la Revolución con la huída de Batista.

Gran alegría inunda a toda la Patria, y centenares de combatientes del Ejército Rebelde bajaban con sus melenas y barbas, con el glorioso uniforme verde olivo, y los de la clandestinidad jugaron rápido su papel en las zonas urbanas.

Tras el triunfo, familiares y vecinos esperaban ansiosamente a Panchito en su humilde barrio guinero; la cuadra donde estaba su residencia ubicada, estaba engalanada bellamente con banderitas y letreros. Después de desesperada espera, porque se desconocía su paradero, llega un telegrama que decía que estaba vivo y en ese momento en que lo pasó estaba en Jamaica; fue algo gracioso cuando un vecino pensó que estaba en la zona de Jamaica, San José de las Lajas, y hasta otro llegó a pensar que era en la isla de Jamaica. En realidad estaba en el poblado de Jamaica, en Oriente. Al fin, el día 8 llegó a Guines, donde se formó un verdadero jolgorio de alegría, y recibió una multitudinaria bienvenida.

Continuó en el Ejército Rebelde, estando en la Jefatura del 5to Distrito, donde formaba parte de la escolta como ordenanza del Comandante René de los Santos. En los primeros meses de estar en ese amplio cuartel, iba caminando en compañía del Comandante y otros jefes más, y de pronto vió a un individuo entre ellos, vestido con uniforme militar verde olivo, y se dio cuenta que el mismo era un infiltrado militar que se había destacado por ser un genuino sicario de la dictadura en Guines y era buscado; Panchito le fue para arriba, le dio unos puñetazos, y así pudo atraparse al torturado, que era el muy conocido esbirro apellidado Soto.

En esos tiempos hizo gran amistad con Camilo, quien incluso le regaló una camisa verde olivo que había mandado a confeccionar en El Zorro; y cuando Camilo vino a una feria y exposición agropecuaria y de productos industriales que se ubicó en los locales del antiguo Instituto de Segunda Enseñanza de Guines, (hoy E.S.B.U. Juan Borrell),
Panchito se apareció en la casa, en Guines, manejando una máquina negra con controles por botones automáticos que es en la que había venido Camilo.
En esos primeros meses tras el triunfo revolucionario, contrajo nupcias con su novia amada, la cual era la sobrina de Oscar Pau, el compañero revolucionario de la casa en la cual tuvo que esconderse en El Cotorro; ella lo estaba esperando fielmente; de ese matrimonio nació su hija, la cual, por voluntad de su padre, se le puso por nombre Libertad de las Américas González Muñoz.

Gracias a las gestiones y esfuerzos de Panchito, su madre, sus dos hermanas y su sobrino, se trasladaron para residir en Guanabacoa, y a los pocos meses la compañera Pastorita Núñez les entregó una confortable vivienda en el Reparto Eduardo Chibás, (Bahía).

A pesar de los años, una de sus amistades y compañeros de confianza, era el Comandante Dr. Faustino Pérez, y se tenían una recíproca estimación y confianza mutua. En los primeros meses Faustino dirigió la organización que se encargaba de la recuperación de valores del estado y los bienes malversados por explotadores, burgueses y terratenientes, prevaricadores, negociantes, usureros, corruptos y asesinos, que se habían enriquecido explotando y con transacciones turbias y tramposas. A esos delincuentes, se le confiscó o decomisó una buena cantidad de múltiples valores y propiedades para ponerlos al servicio del pueblo. Tras una gran insistencia, Faustino sólo logró que Panchito cogiera un chevrolet viejo para trasladarse desde su casa al trabajo. Panchito era una persona muy sencilla, modesta, humilde y con mucha cordura ante todas las situaciones.

En esos primeros meses en que se juzgaba a los principales militares y personeros de la dictadura, las hijas del Coronel Pérez Clausells llegaron a la casa de Panchito, y muy decentes le suplicaron pidiéndole el favor de que él no hablara mal ni denunciara duramente acerca de lo que le había hecho el padre a él; con una gran paciencia y amabilidad, él les respondió que podían irse tranquilas y despreocupadas, que él no era hombre de rencores ni venganzas, ni malos sentimientos ni desquites, que ellas podían sentirse sedadas, y que ya Pérez Clausells formaba parte de los vencidos o derrotados, mientras que la Revolución ya había triunfado para derrocar definitivamente los males que aquejaban al país, y él en particular no iba a ensañarse con el que había perdido; el día del juicio, cuando con gran esfuerzo Pérez Clausells, iba bajando ayudado del carro celular o carro jaula, Panchito, con su uniforme verde olivo, su melena y su barba, con una gran consideración como si fuese hijo del anciano, lo tomó por el brazo y lo ayudó a caminar por las escaleras hacia el Tribunal que lo iba a juzgar.

No olvidamos tampoco que en aquellos primeros tiempos tras el triunfo, en Guines hubo contradicciones, traiciones, luchas por el poder, y divisiones dentro de la dirección revolucionaria del municipio. Una comisión integrada por dirigentes guineros se trasladó a la vivienda de Panchito en Guanabacoa, explicando la situación existente, y le plantean que como él además de muy combativo había sido muy unitario y había sido capaz en su vida de acercarse a los diferentes grupos, ellos querían proponerle que regresara a Guines para que fuera propuesto y elegido como Comisionado del pueblo. Con gran serenidad y paciencia les dijo a sus compañeros que él los criticaba por haber permitido que se manifestaran dichos contradictorios problemas, que no los entendía, que en Guines debían darle solución a las dificultades existentes, pero que él malamente tenía un sexto grado y gracias a la Revolución, que no se sentía apto y con la capacidad suficiente para dirigir un municipio y menos aún con los problemas que ellos le acaban de contar, que él no había luchado en lo absoluto por cargos ni posiciones, que podían irse tranquilos, pero que si surgía otro déspota, un dictador, u otro Batista, que vinieran a buscarlo que entonces sí se incorporaría con ellos rápido y al momento.

También recordamos su talento, la perseverancia y la paciencia de la cual hacía derroche, pues disfrutaba mucho con contestar o sacar los crucigramas que venían en las revistas, sobre todo los de la Bohemia.

Se integró a los Comités de Defensa de la Revolución desde sus inicios; fue fundador de los mismos; incluso, ante el recuerdo que mantenía con relación a Rogelio Perea (Rogito), sugirió, cosa que se hizo, que el CDR que radicaba en su cuadra, en cuya casa radicaba su sede, se le pusiera el nombre del joven mártir de Melena. Y al ser reorganizadas las Fuerzas Armadas Revolucionarias el 1ro de noviembre de 1961, prosiguió incorporado formando parte de las mismas.

Existe una Licencia de Conducción a su nombre, expedida en el año 1961, y válida hasta el 30 de noviembre de 1964.

Por uno de sus más queridos compañeros de lucha, de gran prestigio, el comandante Arsenio García Dávila, fue informado que su hermano Ibrahim, quien había cooperado con la revolución, iba a ser apresado ya que se había comprobado que el mismo se comprometió y estaba haciendo contrarrevolución con la célebre pandilla del bandido llamado por “El Pipero”; sus compañeros de confianza entendieron que era justo comunicárselo a Panchito de antemano para que estuviera apercibido de esta situación, ya que iba a ser detenido Ibrahim para ser después procesado por la justicia; Panchito, adolorido, comprendió la difícil situación que se le presentó a su hermano y la afrontó con gran sentimiento de tristeza y pena en su corazón.

En octubre de 1962 estaba movilizado durante la Crisis de Octubre, era de noche y estaba manejando; le dio un ataque de epilepsia o se quedó dormido, pero lo cierto es que estuvo grave por un accidente, en muy mal estado, y fue ingresado en el llamado Hospital Naval, en el “Luis Díaz Soto”. Se recuperó y continuó en el ejército; en esos momentos estaba en la jefatura de la Unidad Militar 2387, dedicada Transporte, en El Chico, cerca del Wajay, donde tenía el grado militar de sargento de primera, lugar donde fue seleccionado por sus méritos como militante del Partido, y su vez secretario de su núcleo.

A fines de 1964, y para ser exactos el día 19 de diciembre, en casa de su familia también suya, en el Reparto Bahía (Eduardo Chibás), se celebraba una fiesta ya que los motivos eran: el cumpleaños de un sobrino, el bautizo de otro pequeño sobrino que no llegaba al mes de nacido, y la despedida de un grupo de amigos compañeros universitarios de su sobrino que cumplía años que en los primeros días de enero iba a partir hacia Oriente para realizar la práctica docente. Los jóvenes llevaron una buena cantidad de discos de Los Beatles, los cuales estaban de moda. Panchito se incomodó, regañó a su sobrino y le pidió que comenzaran a poner música cubana o en español. Él tenía un gran concepto de respeto y amor a la cubanía.

Alcanzó académicamente el sexto grado de escolaridad, avalado con un Diploma fechado el 15 de octubre de 1966.

Ya él se había divorciado de su primera esposa, de Arminda, y comenzó relaciones en el poblado del Wajay, con una mujer oriental llamada Nena, la cual era hermana del compañero oficial Leonardo Tamayo. En dicha zona, además de sus responsabilidades en la Unidad Militar, trabajó arduamente en la Zona de los CDR.

Estando trabajando en la Unidad de El Chico, tuvo contradicciones con un militar que se acaloró cuando Panchito le señaló acerca de un faltante que dicho compañero tenía, y se atrevió a faltarle el respeto al mentarle su madre; esta situación provocó que Panchito lo retó a fajarse y se cayeron a piñazos; varios compañeros los separaron, y acto continuo Panchito subió hacia la oficina y levantó un acta sancionando al compañero y autosancionándose también él, castigados a cortar caña; al enterarse el jefe superior, llamó a Panchito y le dijo que sancionara al militar, pero no él, ya que el compañero era un falta de respeto y un indisciplinado; Panchito le replicó que era cierto, pero que él, como jefe, como combatiente viejo y como militante, consideraba que él también había actuado mal y había cometido una indisciplina; la decisión de Panchito fue que él y el compañero fueron a cortar caña.

El 20 de marzo de 1967, con su salud quebrantada y por Orden Directa del Ministro de las FAR Raúl Castro Ruz, se le otorgó la Baja de las F. A. R., y de su Unidad Militar 2387, recomendándole mantenerse en sus actividades alejado de alturas y de grandes extensiones de agua, así como de ruidos y calor intensos; así pasaba a realizar diferentes labores en la vida civil, desarrollando con gran seriedad y a plenitud sus responsabilidades laborales.

Existe un consenso unánime de que su carácter recto, firme e inflexible desde el punto de vista político e ideológico, contrastaba con la bondad, la nobleza y de llevarse muy bien con todos, así como una gran ética y decencia al tratar con las personas.
Se mudó hacia Guines a petición de compañeros de su confianza, donde apoyó y cooperó activamente con los Comités de Defensa de la Revolución, con la Defensa Civil, y en la Fábrica de Helados.

Panchito, en Guines, vivía con su mujer, llamada “Nena” y con los hijos de esta. Nena era hermana de Leonardo Tamayo, “Urbano”, sobreviviente de la guerrilla del Che. Aprovechando esa circunstancia, un grupo de compañeros de la JUCEI le pidió que coordinara con Urbano, para que el mismo asistiera a Guines e impartiera una conferencia acerca de las actividades internacionalistas realizadas con el Che durante su campaña guerrillera y en las tierras bolivianas, así como acerca de las peripecias por las que pasaron los sobrevivientes. Panchito lo trajo y el encuentro se efectuó en el local de la JUCEI.

Existen varios documentos de él que se conservan en una vitrina del Contingente que lleva su nombre en la Finca La Torre, ubicada en la Carretera Vieja a Catalina y la Autopista Nacional: como una Licencia de Arma de Fuego entregada por el MININT a su nombre como portador de un revólver Colt 45; u Carné que lo identifica como trabajador del Poder Local firmado el 1ro de diciembre de 1967; un Hago Constar firmado el 5 de agosto de 1969 por el Consejo Municipal de la Defensa Civil que afirma que era miembro de la misma; Invitaciones a él dirigidas como Combatiente para las actividades por la fecha del 26 de Julio: en 1968 por el Comité Regional del Partido, en el 69 por los Comités Regional y Municipal del PCC, más una de ese mismo año para su participación en el Activo de la Administración Provincial; y un Comprobante Laboral fechado el 15 de septiembre de 1969, en que aparece con el cargo de Administrador de la Administración Municipal.
Uno de sus trabajos en la vida civil consistió en administrar la Fábrica de Helados que estaba ubicada en el Residencial de Guines; de ahí traemos dos anécdotas que mucho dicen de la forma de ser de Panchito. Entre sus trabajadores, había uno muy serio, decente, honrado y de gran responsabilidad, de apellido García, el sargento García, el cual había pertenecido a las fuerzas de la dictadura, pero como militar decoroso no había tenido problema alguno; es justo decir que era el hombre de confianza de Panchito.

En una ocasión, en que había mucho trabajo eficiente y alta producción en la fábrica, llegó un organismo con una orden de compra y un cheque para comprar una gran cantidad de helados; Panchito convino con ellos la hora y el día en que debían venir a buscar el producto; producto de la negligencia y la irresponsabilidad no vinieron acorde con lo acordado, lo que dio lugar a que se creara el peligro de que se parara la producción de la fábrica; al analizar la situación, Panchito acordó sacar el producto y comenzar a repartir el helado, gratis, entre los diversos campamentos del Plan la Escuela al Campo, donde estaban los jóvenes estudiantes de varios municipios y de Guines, trabajando en muy variadas labores agrícolas. Al otro día se apareció el organismo que había encargado el producto; además de soportar el fuerte regaño de Panchito, así como sus razones, no les quedó más remedio que retirarse y perder el dinero que habían invertido.

Trabajando Nena en el cine Campoamor, no le fue ella todo lo fiel que él esperaba, motivo por el cual hubo una abrupta ruptura. Él se mudó solo para un pequeño cuarto ubicado en lo que fue el antiguo hotel Sol de Cuba, en la calle Almohalla entre Línea y Tacón. Las personas a las que estaba más apegado en ese momento era la casa de su hermano Ibrahim y los sobrinos hijos de éste, su íntimo amigo y viejo bombero Nano el cual vivía frente a donde él residía en aquel momento, y visitas breves a compañeros de la lucha revolucionaria.

Fuera de Guines, visitaba en el Reparto Chivas, Bahía, en Guanabacoa, la residencia de su querida madre Lía, sus dos hermanas y su sobrino. Siempre tenía cuidado de decirle a Nano cuando él iba a ir para La Habana a visitar la familia.

Pero un día Nano se sorprende de que como era usual no ve a Panchito, ni este le dijo nada que iba a salir, cosa que le extrañó. Preocupado, Nano se asoma por una ventana del cuarto y lo ve tirado en el suelo, lo llama pero él no responde, y decide en compañía de otros vecinos, romper la puerta. Lo encontraron sin sentido y en muy malas condiciones, debido a que le había dado un ataque epiléptico que le provocó un serio golpe grande en el cerebro que le causó un derrame general cerebral interno.

Llevado para el Hospital de Guines, es remitido grave hacia el Hospital Calixto García en la capital, donde después de horas determinaron enviarlo para Guines porque entendían que no tenía salvación, y para que muriera en su pueblo.

Así estuvo sin conocimiento durante meses, hasta que muy lentamente fue reponiéndose algo. Se le dio alta para la casa que le dieron a él y a su familia en Guines, en calle Daniel (104) entre Amistad y Soparda (71 y 73). Había quedado inválido y una parte del cuerpo completamente inútil.

A partir de ese momento la familia cumplió dedicándose completamente a su cuidado.
Queda el recuerdo y la triste remembranza del día en que un destacado grupo de combatientes clandestinos y guerrilleros de la provincia y la capital, al llegar a Guines motivados por la muerte de la madre de otro conocido y destacado combatiente ya caído, -Ricardito-, al salir del cementerio, solicitaron a los compañeros de Guines que los llevaran a la casa de Panchito para verlo y saludarlo; al llegar a la casa y encontrarlo en la situación tan calamitosa que estaba, algunos de ellos, para no hacerlo delante de él, no pudieron soportar y se fueron hacia el patio a llorar por él; no concebían que un compañero incansable, de tanto valor y energía inclaudicable se encontrara en dichas condiciones.
No podemos olvidar que en su silla de ruedas, cuando sentía las vibrantes notas del himno nacional, y las cadenciosas palabras de la tonalidad de Fidel, se paraba en atención y realizaba sus saludos militares, casi cayéndose y sin poderse sostener con firmeza. Recordamos como con esmero, y casi sin entender, escuchaba a plenitud y disfrutaba por la televisión de los discursos del Primer Congreso del Partido en diciembre de 1975.

Un viejo compañero de luchas, al ser entrevistado se echó a llorar y planteó que sufrió mucho cuando Panchito quedó enfermo y casi inválido en un sillón de ruedas, y que el sabe que murió muy triste.

Tras la larga y penosa enfermedad, siendo querido, respetado y atendido por las diferentes instituciones representativas del municipio, fallecía el 21 de mayo de 1978, y recibió de forma masiva y solemne, de forma multitudinaria, las honras fúnebres de soldado muerto en campaña, a la exacta edad de 50 años.

Inmersos en el silencio redoblaban los tambores, se escuchaba la corneta llamando al triste silencio, sonaban los disparos de salva, y se colocaban múltiples ofrendas florales.
El pueblo y la Patria toda lloraba, había fallecido un hijo que era auténtico revolucionario comunista, ejemplar, enérgico, de inclaudicable resplandor de sacrificios, modestia y sencillez, perseverante honradez y valentía decidida.

Su fe en el triunfo, su confianza en Fidel y la Revolución, debe ser imitada por las presentes y futuras generaciones de cubanos; la persistencia en la lucha y sus convicciones de defender la Patria, cuyas virtudes mantuvo hasta sus últimos momentos al lado de su pueblo, y la entereza de vencer las dificultades a pesar de todo, es la pauta y el camino que nos legó como verdadera LLAMA QUE NUNCA APAGÓ. Fue un genuino hombre de vanguardia, fiel exponente representativo de la heroica Generación del Centenario, y fue capaz de superar las dificultades individuales y sus limitaciones de salud que siempre lo persiguieron, por tal de resultarle útil a su pueblo. Es y constituye ejemplo a seguir mediante su vida útil y fructífera que germina en todos los cubanos. Llena de ejemplo su vida EL BOMBERO NO APAGA SU LLAMA.

ANEXOS:

HECHOS REVOLUCIONARIOS.
Por Panchito González.

Desde los primeros días del golpe traidor del 10 de marzo organizado por el dictador Batista, nos llevamos la consigna de no permitir aquella burla al pueblo de Cuba, y dentro del Partido Revolucionario Cubano Auténtico, al cual pertenecía, empezamos la lucha contra la dictadura.
La Juventud Auténtica dio su paso al frente, dirigida en Guines por Francisco García, (e integrada por) Jesús Gómez (hoy Capitán del Ejército Rebelde), Gerardo Mafut, Francisco González, Luis Rubí, Luis Beato, Roberto González, Wilfredo Hernández, Víctor Piloto, Haroldo Pérez, (y otros.)
(En) 1953 vino el heroico golpe del 26 de Julio por un grupo de jóvenes al Cuartel Moncada, dirigido por el Dr. Fidel Castro Ruz, (quien) saliendo de la cárcel se fue a Méjico para reunir de nuevo hombres para la lucha, cosa que no tardó, fundando la organización revolucionaria 26 de Julio; en Guines, un grupo de aquellos hombres, viendo que aquel joven enérgico y valiente entraba en acción bélica sin miedo ni temor a nada, cosa que eran nuestros deseos, fuimos junto a él a fundar el ya glorioso 26 de Julio; en Guines, el coordinador (fue el) Ingeniero Francisco Valdés Ginebra, (y lo integramos), Ángel Oya, Francisco Chicola, Arsenio García, Jesús Gómez, Francisco González, Jesús Retureta, Juan Borrell, Raúl (Díaz) Torres, Erasmo Calzadilla, Tomás Calzadilla, Angel Díaz, Israel Díaz, Orestes González, y otros. Dentro de estos compañeros nos dimos a la tarea de recoger dinero, peso a peso y de nuestros propios ahorros para embarcar hacia Méjico, donde se estaba preparando por Fidel la expedición del Granma; al fin en Guines pudimos recoger cuatro pasajes hacia Méjico, entregándoselos a Raúl (Díaz) Torres, Jesús Gómez, Francisco Chicola y Arsenio García, que más tarde desembarcaron por Oriente juntos a Fidel; nosotros, los que en Guines nos quedamos, nos dimos a la tarea de ser libres o destruir aún nuestro pueblo imitando (a) Carlos Manuel de Céspedes; empezamos a dar candela a las cañas, poniendo bombas, propagandas, cortando el fluido eléctrico; varias veces, por mi mente pasó la idea de hacer de la Villa de Guines que años antes me viera nacer, lo que hizo Céspedes en el 68 con Bayamo, y emprendimos la tarea por varios lugares, pero el rápido servicio del prestigioso Cuerpo de Bomberos de Guines, el cual me honra con ser uno de sus miembros, impedía nuestro propósito.
A fines del año 56, a raíz del desembarco del Granma por Oriente, la persecución era cada día más fuerte contra nosotros; en esos días habían prendido varios compañeros y me habían ido a buscar a mi casa los sicarios de la dictadura; me pude ir esquivando (de) las interrogaciones, las vejaciones, amenazas, y de dormir en los pisos de los calabozos como otras veces me había(n) pasado. Estuve escondido en casa de mi hermana Lidia, en Guanabacoa, cerca de un mes; el 12 de diciembre de(l) 56, enterado de la gravedad de mi padre fui para Guines, y detrás de mí mi hermana para decirme que el S. I. M., (Servicio de Inteligencia Militar), le había registrado la casa porque tenían noticias (de) que allí había escondido un revolucionario, escapando de las manos de los esbirros por cuestión de horas; muriendo mi padre el día 18 del mismo mes, (y) me quedé en Guines para llevar a cabo mi idea, hasta el 18 de febrero del 57.
Enterado que me habían ido a buscar a mi casa, registrándola y vejando a mi madre, (sabiendo) que había(n) muchos compañeros presos, me fui de nuevo para Guanabacoa, donde mi cuñado Luis González cambió de domicilio para que el SIM no los molestara,
pues él también era miembro del 26 de Julio en la Sección Obrera de la Concordia Textil de Guanabacoa; desde allí me trasladaba a Guines, aunque escondido para llevar
adelante la tarea de derrocar la dictadura o ser mártires, y así hasta el 11 de junio del 57, que fui sorprendido por los sicarios del batistato en la puerta de la Concordia Textil; ya habían registrado mi casa en Guines, registrando la de mi hermana en Guanabacoa a las 2 de la mañana, y siendo vejada delante de mí con las palabras más groseras que jamás había oído; por suerte mi cuñado no estaba en la casa.
Me llevaron a la Décima Estación de Policía, donde fui sometido a las más bárbaras torturas, donde me fracturaron dos costillas y varias lesionadas.
Al segundo día fui remitido junto a Erasmo Calzadilla Carballo para el cuartel de la Guardia Rural de Guines; después nos enviaron para (El) Príncipe, y junto a nosotros los compañeros de Melena del Sur: Rogelio Perea Suárez y Gregorio Arlee Mañalich; estos dos compañeros, meses más tarde, puestos en libertad y asesinados por la dictadura en las calles de La Habana.
Pero en el Castillo del Príncipe no estuvimos tranquilos; el día 16 de julio emprendimos una huelga de hambre que duró hasta el 2 de agosto en protesta por los maltratos de los compañeros en la cárcel de Isla de Pinos, que me tuvo al borde de la muerte; meses más tarde, ya repuesto hubo una fuga de 11 compañeros; tuvimos que entablar una lucha desigual con la policía, de ametralladoras contra botellas y patas de camas que era lo que nosotros teníamos, donde se destacaron el compañero Julio Dámaso Vázquez y el autor de este artículo; el día 10 de febrero (de) 58, fui puesto en libertad junto a 18 compañeros por un recurso de habeas corpus; nos llevaron al Buró de Investigaciones y remitido al Príncipe de nuevo, con una Causa Paquete, (así se denominó), acusado(s) de querer atacar el Castillo del Príncipe; al llegar allí nos declaramos en huelga de hambre, donde fuimos respaldados por más (de) 200 compañeros allí presos; a los 8 días fuimos puestos en libertad provisional otra vez; entonces me trasladé para Lawton, en La Habana, para casa de mi hermano Gollo González, y así seguir nuestro plan de acción y sabotaje junto a los compañeros Manif Nayif, Julio Dámaso Vázquez, Ignacio Alfonso Sarosa y el autor de este artículo Francisco González, y otros, siendo el jefe de grupo Manif; trabajábamos a las órdenes directas de Sergio González El Curita. (El) 19 de marzo, estos compañeros cayeron presos, y otros como Sergio González, muertos.
Habiendo tantos registros en la misma cuadra de mi hermano, decidí irme y buscar nuevos contactos. Me comuniqué con la valiosa compañera María Díaz, y me llevaron para El Cotorro, casa de un compañero nuestro y valioso miembro del 26 de Julio: Oscar Pau; desde allí, junto a José María Dámaso, Miguel Angel Llanes, el sargento del Ejército del Cuartel San Ambrosio José Piedra, Oscar Pau, y el autor de este artículo Francisco González, y otros, seguimos nuestra lucha revolucionaria.
Las noticias de que los esbirros buscaban afanosamente a el (al) llamado Bombero de Guines, que no es otro que el autor de este artículo, llegaban a nosotros (a) el movimiento.

Nota aclaratoria.-El documento original, manuscrito a lápiz en una vieja libreta, se atesora en el Museo Municipal de Guines. Panchito recibió la petición de escribir el presente artículo para una publicación que se realizó en los primeros meses del triunfo revolucionario pero quedó inconcluso por falta de tiempo.
Hay determinadas palabras que encerramos entre paréntesis, las cuales son nuestras, pero necesarias para brindarle concordancias a los textos por él realizados.
Los guineros Raúl Díaz Torres y Jesús Gómez Calzadilla, expedicionarios del Granma, traicionaron la revolución en los primeros años del triunfo.

ENTREVISTA Realizada en Junio de 1957, a Guillermo Vasallo(GV), Rogelio Perea(RP), Erasmo Calzadilla(EC), Francisco González(FG), y Gregorio Arlee Mañalich(GA), en orden de aparición, por el Coronel Pérez Clausells(PC), Jefe del Escuadrón de la Guardia Rural de Güines, en el antiguo local que el mismo ocupaba, ubicado en la manzana que se conoce como Artesanía.

PC-…nes ninguna otra participación?
GV-Más ninguna, les puede preguntar a ellos.
PC-Cuando venga Rogito le preguntaré. Y lo del paquete, ¿tú sabías lo que contenía?
GV-No. Me llamó él; yo se lo entregué a él.
PC-Posteriormente sí te enteraste que era fósforo vivo, pero después que lo había...
GV-Exactamente.
PC-No sabías nada.
GV-No sabía nada.
PC-¿A Rogito? ¿Tú se lo distes a Rogito?
GV-A Rogito se lo di yo.
PC-Tú se lo distes a Rogito, y Rogito se lo dio a…
GV-A Calzadilla.
PC-A Calzadilla, pero no sabes después que en qué lo emplearon.
GV-En qué, exactamente.
PC-Hace más o menos dos meses de eso, ¿no?
GV-Sí, hace más o menos dos meses.
PC-All right. Está bien. Puedes retirarte.
(Ruidos y voces entremezclados.)
PC-Ven, pass…Siéntate, siéntate aquí.
(Voz baja; no se identifica lo que dice.)
PC-Ven acá Rogito. ¿Cuál es tu verdadero nombre?
RP-Rogelio Perea Suárez.
PC-Rogelio Perea Suárez. Tú has dicho la verdad, pero debes aclararlo otra vez. ¿Qué hiciste con el paquete que te entregó Guillermo Vasallo?
RP-Bueno, el paquete que me entregó Guillermo Vasallo se lo entregué a Erasmo Calzadilla.
PC-A Erasmo Calzadilla. Ven acá…esto… ¿cómo pusiste las cadena en la…la luz cuando la fiesta en Melena?
RP-Bueno, yo cogí un cáñ… ¿cáñamo se llama eso no? Esto…
PC-Sí, una… un cordel.
RP-Un cordel; yo cogí un cordel y entonces cogí una cadena más o menos de vara y media por ahí; eran dos pedazos que estaban empatados. Estaba con uno…
PC-¿Ustedes se llevaron una ca… un caballo aquella noche?
RP-Sí, nosotros nos llevamos un caballo.
PC-¿Ustedes (no se entiende) pá usarlo nada más?
RP-Bueno… no. No era con el ánimo de robarlo; nosotros pensamos después devolver el caballo; como era allí mismo, ponerlo en otro lugar donde ellos lo encontraban siempre.
PC-Y… te acompañó en esa empresa…
RP-Bueno, conmigo fue un muchacho, que se llama, Arlee Mañalich.
PC-Ahí, ¿cómo?
RP-Gregorio Mañalich. A él le dicen Arlee.
PC-Arlee Mañalich. ¿Cómo pusiste la bomba?
RP-Bueno, la bomba yo fui solo; fui en una bicicleta, que yo la tenía cerca de allí; entonces yo me alejé del pueblo para vaya…; entonces la puse allá en un puente, no debajo del puente sino al lado del puente.
PC-Pá que no hiciera daño…
RP-Sí, sí pá que no fuera…
PC-…hacer daño. ¿Qué? ¿Qué… no te acompañó en esta empresa más nadie.
RP-No, no. Nadie, nadie; fui yo sólo.
PC-Fuiste sólo. ¿A qué tendencia política perteneces tú? ¿Al 26 de Julio…?
RP-Bueno sí al 26 de Julio que dirige Fidel Castro.
PC-Así que simpatizador del vein… de Fidel Castro. ¿No has participado en más ningún hecho, de terrorismo… en Melena?
RP-Bueno, sí.
PC-¿Cuáles?
RP-Bueno un…, dos pastillas de fósforo vivo que yo tenía.
PC-¿Adónde las pusiste?
RP-Las tiré en una… ambulancia. Una pastilla vá.
PC-¿Y hizo daño?
RP-Bueno yo creo que muy poco. Bueno, era con… era más bien de… que un poco… vaya no…
PC-Per la ambulancia…
RP-La ambulancia no era de Melena. Vaya… salen con ella y yo no… yo no tenía lugar donde ponerla y…
PC-…Pero eso no lo denunciaron parece. Pero yo no me enteré de eso.
RP-Bueno no sé, parece que no levantaron acta… no… no sé bien… no me he enterado de eso. Vaya no…
PC-¿Y no has participado en más nada?
RP-Bueno sí… Eh, a mí me entregaron dos… dos petardos… entonces yo…
PC-De qué… ¿Quién te los entregaba a ti?
RP-Bueno, a mí me los entregó un muchacho que se llama… Sánchez.
PC-Sánchez…
RP-Enrique Sánchez.
PC-¿De dónde es él?
RP-Bueno, él me decía que era de Guines…
PC-…De Guines… pero tú sabes que él es, ¿de dónde es, de Caraballo no?
RP-Bueno sí, me he enterado que es de Caraballo. Pero creí que era que él era de aquí de Melena…, de Guines.
PC-Así que… (ruidos)… ¿y de los otros petardos?
RP-Bueno yo… yo fui a un bar, le decían Los Tres Villalobos, entonces…
PC-¿El que se quemó?
RP-Sí, se quemó después…
PC-…Y… y las pusiste tú.
RP-Bueno sí, yo puse allí la…, la bomba, más bien no con el ánimo de…
PC-…De hacer daño.
RP-…Sí de hacer daño porque yo cogí gasolina, y entonces, separado de la bomba, yo… encendí gasolina porque vi que entraban niños; y… entonces, yo creía, va, con el ánimo de que él no me viera, sino que descubriera aquello, vaya era yo para salir de eso y que… el problema de que… una bomba y eso… como eran las fiestas patronales de allá…
PC-…En, una más ninguna otra…
RP-No, yo no he part…
PC-¿Esa no llegó a explotar?
RP-No, no, no explotó.
PC-No…está bien.
RP-El hombre creo que denunció enseguida el caso y…
PC-Está bien. Más nada que decir. Puedes retirarte.
(Ruídos.)
PC-Pasa. (Ruídos.) Siéntate ahí. ¿Cuál es tu verdadero nombre?
EC-Erasmo Calzadilla Guerra.
PC-Erasmo Calzadilla...
EC-Calzadilla Guerra.
PC-Eh… El fósforo vivo que… tú recibiste de manos de… de Rogito Perea, ¿qué hiciste con él? ¿Dónde lo regaste?
EC-Bueno ese no lo regué yo, quedó en manos de González.
PC-En manos de González.
EC-Quedó en manos de González. No sé porqué supo eso.
PC-Y tú eres quien le había dado también a…
EC-Ese fue el que yo le di a él.
PC-A este a… ¿A Orestes González y a Rogito?
EC-No. Orestes estaba preso ya…
PC-Ya Orestes estaba preso.
EC-Fue reciente.
PC-¿A qué institución política tú perteneces?
EC-A la Juventud Ortodoxa.
PC-Juventud Ortodoxa. ¿El 26 de Julio no?
EC-No, no, Juventud Ortodoxa; al 26… Juventud del Partido Ortodoxo.
PC-¡Ah! Juventud Ortodoxa… ¿Quiénes te acompañaban para poner las bombas?
EC-Bueno, a mí no me acompañaban. Yo le dije que este muchacho…, tomó parte en ello, yo se lo dije que…
PC-¿Quién es? ¿González? Pancho González. Pancho González. Pancho González.
EC-Francisco González.
PC-¿Francisco González González?
EC-Sí.
PC-Y… ¿y tú lo acompañaste?
EC-En los últimos yo lo acompañé porque… estaba sólo pues ya no lo acompañaba el otro… Orestes que estaba preso ya.
PC-¿Orestes lo acompañó a poner las primeras no?
EC-Las primeras pero después que él cayó preso…
PC-Después que él cayó preso, no… no haber más ninguna. Entonces…
EC-Yo lo acompañaba, nosotros (No se entiende.)
PC-Entonces tú acompañabas a Pancho González. ¿Y adónde las pusieron?
EC-Bueno, no sé… creo que posiblemente fue la última, fue en la Zanja Amarilla, no? La…
PC-Sí; en la Zanja Amarilla; en el puente…
EC-En el puente, no, no… (No se entiende.)
PC-En aquí sonó… la de Coca… y… y aquí en la… la estación del ferrocarril.
EC-…Ferrocarril.
PC-Y allá en el…
EC-En el puente de agua este, que es… de la carretera a (no se entiende.)
PC-…El tanque del trasbordador…
EC-El tanque del trasbordador.
PC-¿En el Vedado no?
EC-En el Vedado.
PC-¿Tú no supiste que fin le dio Pancho a… al fósforo vivo?
EC-Él me dijo… me dijo que no había sido efectivo. Fue lo que él me dijo.
PC-¿Qué no había dado efectividad? ¿Tú no estás mezclado en algún otro asunto terrorista aquí en Guines?
EC-En más ningún otro.
PC-¿Quién te traía a ti las bombas?
EC-Este muchacho de Caraballo; está detenido en El Príncipe… Se llama Sánchez de apellido.
PC-Enrique…
EC-Enrique Sánchez yo creo que es.
PC-El otro apellido no lo sabes.
EC-Tiene una máquina pero no…
PC-… ¿Una máquina negra?
EC-Una máquina negra… y se iba no sé dónde.
PC-Él no decía…
EC-No; no él no decía ná… yo creo que en vuelta de La Habana. Después le ocuparon a él; creo que fue en La Habana donde le ocuparon a él.
PC-Bueno… entonces está preso también.
EC-Está en libertad.
PC-¡Ah! Está bien. Bueno… pues puedes retirarte si no tienes más ná que decir.
(Ruídos.)
PC-Pasa.
(Ruídos.)
Una Voz- Entonces ellos están hablando aquí…
(Ruidos.)
PC-…Siéntate pá acá… ¿Cuál es tu verdadero nombre?
FG-Francisco González González.
PC-¿Tú eres Bombero de aquí de Guines?
FG-¿Eh?
PC-¿Del Cuerpo de Bomberos no?
FG-Sí.
PC-Tú sabes que estás… delatado ya de… del asunto este de… de las bombas?
FG-¡Uhm!
PC-¿Quién te acompañaba a ti? No lo que tú me dijiste anoche, ni nada de eso. ¿Quién te acompañaba a ti, a poner las bombas?
FG-Este… Calzadilla me acompañó a mí…
PC-…A todas… ¿A todas te acompañó Calzadilla no?
FG-(Habla bajo y no se entiende.)
PC-Habla… habla alto.
FG-Sí… estaba… ese fue el que me acompañó a mí.
PC-A todas las…
FG-Calzadilla.
PC-Ven acá, el fósforo vivo que te entregó Calzadilla, ¿qué hiciste con él?
FG-Bueno, no se llegaron a usar.
PC-Y (no se entiende) que dicen que habían puesto, ¿tú fuiste quien lo pusiste?
FG-No, yo no lo llegué a utilizar.
PC-¿No?
FG-No lo llegué a utilizar.
PC-¿Y...?
FG-O séase yo no lo quise utilizar, yo lo… va… me, me arrepentí de estar en eso y yo lo voté.
PC-¿A qué institución política tú perteneces?
FG-Al Partido de Pardo Llada.
PC-A… Al Partido de Pardo Llada.
FC-Soy el Presidente de la Juventud…
PC-¿Quién te…? ¿Quién otro te acompañó a poner bombas a ti? ¿A qué te acompañó Orestes… González...?
FG-Sí pero Orestes, al principio salió conmigo una vez…
PC-Una vez y pusieron una bomba… ¿Cuál fue la que pusieron?
FG-La de… la de por allá de la línea para allá, de lo último allá de… cerca de Coca de… Chambre allá.
PC-¡Ah! ¿En Milián? Ven acá, ¿qué?, ¿Cuál? ¿Cuáles pusiste? ¿En cuáles bombas acompañaste a Calzadilla a poner?
FG-La del… puente de la carretera…
PC-El puente de la carretera.
FG-De la Zanja Amarilla, y la que está por allí por el tanque; el tanque de agua llegando al matadero.
PC-Y la que pusieron por allá detrás de Julián Martínez. ¿Tú no tienes nada que ver con eso?
FG-No, yo no tuve que ver con eso. Yo no tuve participe. En cuatro participé.
PC-No; ¿tú no has participado en ningún acto terrorista más aquí en Guines?
FG-En más nada, más nada. Yo no…
PC-¿Tú sabías quien traía los paquetes, las bombas aquí a Guines?
FG-No. Yo nunca me enteré de nada.
PC-¿Él no te dijo quién las traía? Entonces aquí el de eso, ¿era Calzadilla?
FG-Yo creo que sea él, ¡va!
PC-Calzadilla, ¿no? Ven acá. ¡Eh! ¡Pasa! ¡Pasa! Este… ¿Qué participación tienes tú, en el descarrilamiento del tren allá, cuando se descarriló…? ¿Tú no interviniste en eso?
FG-No intervine… Yo lo único que yo sabía así… casi más bien… por embullo algo así fue las cuatro que yo le expliqué, como mismo le dije ahora.
PC-¿Y el ingeniero Ginebra tiene alguna participación en esto? Hablando la verdad.
FG-Le estoy hablando la verdad.
PC-Hablando la verdad…
FG-Hablando la verdad… yo del ingeniero sí se me demostró a mí, yo no tengo amistad con él así, pero hablando con él se me mostraba a mí como un hombre oposicionista y eso, pero no llegamos a una intimidad.
PC-¿Nunca te propuso nada?
FG-Nunca me propuso nada.
PC-¿Ninguna otra persona aquí en Guines?
FG-No. El único que yo participaba de esto fue así Calzadilla.
PC-¿Tú no tenías conexión con la gente que ponían las bombas allá en Melena?
FG-No. Yo no conozco a esa gente.
PC-¿No conoces a Perea? ¿A Rogelio Perea?
FG-A Melena, yo creo que he ido dos o tres veces nada más hace mucho tiempo.
PC-¿Y a Guillermo Vasallo lo conoces? Ese que está ahí.
FG-¡Eh!
PC-Bueno, ese es el origen de descubrir aquí quién las ponía, ¿sabes?... si no tienes más nada que comentar…
FG-(Interrumpe dirigiéndose molesto a Guillermo Vasallo). ¿De qué lugar tú me conoces? ¿De qué lugar tú me conoces? ¡Ehh! ¿De qué lugar tú dices que me conoces?
PC-Ya viste. Yo… pero bueno yo. Ven acá… No tienes otra que decir con respecto a los hechos terroristas de aquí de Guines? ¿No sabes más nada?
FG-No, yo no… Yo participé en estos…, la verdad…, yo no…, lo hice, la verdad que lo hice, pero no soy un individuo partidario de esas cosas.
PC-¿Estás arrepentido de eso?
FG-Sí lo estoy.
PC-Sí porque…
FG-Yo hice algo mal hecho. Ahora estoy pasando por la pena, de tener la pena, pues a mí apenas me conocen donde allí yo estaba trabajando.
PC-Bueno, si no tienes más nada que decir.
(Ruidos.)
PC-Pasa. Pasa. ¿Cómo te llamas?
GA-Gregorio Mañalich. Gregorio Arlee Mañalich.
PC-¿En qué tuviste participación en Melena del Sur con tu pariente Rogito Perea?
GA-Tumbamos cables de la corriente.
PC-¿En qué fueron a allá?
GA-A caballo.
PC-¿De quien era el caballo?
GA-No sé de quien sería.
PC-Ustedes lo cogieron y fueron a allá…
GA-Sí señor.
PC-¿Muy lejos de Melena fue eso?
GA-Unos cuantos kilómetros. No sé calcular bien la distancia. Creo que fueron tres o cuatro kilómetros.
PC-Tres o cuatro kilómetros. ¿En qué época fue eso?
GA-No recuerdo el día exacto.
PC-Pero fue en las fiestas…
GA-Cerca de las fiestas, el día no sé. Semana Santa.
PC-¿Tú es primera vez que te ves en estos líos? ¿Tú no secundaste en las demás actividades de tu pariente Rogito en Melena?
GA-No señor.
PC-¿Fue que te fuiste en esa sola vez? ¿Viniste a saber que ibas a tirar la cadena al cable cuando ya estabas en el lugar del hecho?
GA-Sí señor.

FUENTES::
.Atienza, Julio de. Mobiliario Español: diccionario heráldico de apellidos españoles y de títulos nobiliarios. 2da edición, Madrid, Aguilar, 1954, pág. 412-415
.Baños de Velasco, Juan. Nobiliario General.
.Basanta de la Riva, Alfredo. Archivo de la Sala de los Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid.
.Cadenas y Vicent, Vicente de. Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica.
.Cassette grabado con entrevista realizada por el Coronel Pérez Clausel a cuatro revolucionarios guineros que fueron detenidos y presos en Junio del año 1957. (Propiedad del Archivo de este Autor.)
.Certificaciones de Nacimientos, Matrimonios y Defunciones. (Registro del Estado Civil de Guines.)
.Certificaciones de Partidas de Bautismo. (Iglesia Parroquial de Guines.)
.Crespo Pozo, Padre J. S. Blasones y linajes de Galicia.
.Entrevista a Juan Máximo González Contreras.
.Entrevista a Reinaldo Ibrahim González Contreras.
.Entrevista a Abilio Nemesio González González.
.Entrevista a Nilda Eloína González.
.Entrevista a Roberto Carmelo González Palenzuela.
.Entrevista a Ismael Hernández Sánchez.
.Entrevista a Evelio Palenzuela. (El Cabo.)
.Entrevista a Armando Reyes Alfonso.
.Entrevista a Alfredo Sánchez Sierra.
.Espinosa Rodríguez, José. Apuntes gráficos de Heráldica Gallega.
.Fotos familiares. (Del Archivo del Autor.)
.García Carrafa, Alberto y Arturo. Enciclopedia Heráldica y Genealógica Hispanoamericana. Salamanca, 1931, pp. 42-44, volumen 38
.González González, Francisco. Libreta de Notas, con artículo manuscrito conservada en el Museo Municipal de Guines.
.Hierro Allen, Willy.-Ganaron el respeto de todos; periódico El Habanero del viernes 18 de julio de 1997 (Entrevista a Erasmo Calzadilla Guerra por motivo de un aniversario de la huelga de hambre en El Príncipe, en plena dictadura de Batista.)
.Hita, Juan Francisco de. Nobiliario.
.Nieves, Dolores.-El libro: “Rogito.”
.Ocariz. Genealogías, tomo 2, pág. 237
.Piferrer, Francisco. Nobiliario de los Reinos y Señoríos de España.

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