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Leyenda del Mayabeque

Leyenda del Mayabeque

 

Lic. Abilio González González. (Investigador .)

El tiempo histórico real se acrecienta y es enriquecido por la cultura popular tradicional, con una amplia amalgama de hechos del imaginario basada en lo ficticio, con sus mitos y leyendas que se eternizan por y con amplia transmisión repetitiva.

En el amplio territorio mayabequino del sureste habanero, los comarcanos han grabado con fijación en su cognoscibilidad, de generación en generación,  mediante la transmisión oral, y desde añejos tiempos, la leyenda en la cual se sustenta o argumenta acerca de cómo surgió el toponímico Mayabeque.

No obstante, al ser tal el cúmulo de interpretaciones individuales, han surgido y tomado fuerza una amplia variedad de versiones, en que de una forma u otra se entremezclan fundamentalmente un dúo de nombres de sitios o lugares y de personas que se imbrican a los originales aborígenes siboneyes que poblaban estas bendecidas tierras, muy fértiles, con clima benigno, población laboriosa y amplísimos caudales de aguas de la red conformada por la cuenca hidrográfica del hoy llamado río Mayabeque, nombre que en realidad le impusieron en tiempos más contemporáneos, tomado de la playa y el hato donde geográfica e históricamente desembocaba.

En la leyenda se habla y menciona a Guini u Oni, casado y comprometido con Cajina o Caginal. Hay quienes discrepan y plantean que quienes se enlazan son la bella Maya con el joven Beque.

 

Hay referencias al original y primigenio apelativo del río, que en diversos documentos aparece con variedad de formas en su escritura y como es lógico en su pronunciación: en su prefijo o apócope unas veces aparece “Guini” y en otras “Oni” ;  la antepenúltima sílaba la encontramos a veces con la letra  “g”, otras con “j”, y en ocasiones con “x”;  la última sílaba a veces termina en “l” y en otras no, y hay quienes le dan el sonido tónico a la misma mientras otros no lo hacen.

Cuentan que en los tiempos precolombinos, existían dos ríos y dos jóvenes siboneyes , que se conocían desde pequeños ya que se visitaban, ambos disfrutaban de la naturaleza y se bañaban en las aguas del río,  en Catalina y Güines. Uno de ellos preguntó acerca del secreto del verdor de uno de los campos, y el otro le explicó que muchas veces se desbordaba para anegar las tierras; ambos  decidieron entonces enlazar ambos ríos en señal de amor fructífero para toda una eternidad.

Otra versión manifiesta que deseaban contraer nupcias, casarse, y tener descendencia, pero los padres se oponían negándoles ese derecho porque los consideraban aún muy jóvenes; hay quien dice que uno de ellos decidió suicidarse y el otro comenzó a llorar. Otros manifiestan que ambos comenzaron a lanzar lágrimas, lo que hizo que sus caudales se derramaran y ocurriera una llamada creciente, y así quedaron unidos conformando la amplia cuenca hidrográfica del Mayabeque.

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