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Golpes bajos a la economía II

Golpes bajos a la economía II

 Por Andy Duardo Martín

De manera sucesiva  varias personas me  abordaron acerca de los altos precios que tienen muchos productos, tanto del agro como los que venden los trabajadores por cuenta propia, principalmente en carretillas, cafeterías y paladares.

Es cierto que tienen precios altos, pero esta nueva opción privada es de oferta y demanda, y esos trabajadores no poseen una tienda mayorista, donde puedan adquirir los diferentes productos que utilizan con precios razonables, para su proceso y venta.

El asunto es de conocimiento del  Estado y se hará oportunamente cuando las condiciones lo permitan.

Ahora, quiero dejar claro que todos no accederemos la oportunidad de adquirir artículos de consumo y recibir servicios. Primero porque mientras exista doble moneda nada de esto podrá funcionar correctamente y cuando exista una sola, no todos tendremos amplias facilidades financieras.

La Revolución nos ha educado durante todos estos años en el derecho de adquirir productos y recibir servicios a todos por igual y muchos de ellos a precios subsidiados, un falso igualitarismo. En la ley económica del socialismo se plantea que cada cual recibirá según su trabajo, y aportará a la sociedad según su capacidad.

Si interpretamos esta ley económica, nos daremos cuenta que quien más aporte a la sociedad, más ganará y por ende, tendrá posibilidades de adquirir productos y recibir servicios más y mejores que los que aporten menos. Cuando esta ley se aplique el trabajo será el único regulador de nuestras posibilidades de comprar y recibir servicios.

Debemos despojar de nuestras mentes el falso igualitarismo, cambiar nuestra mentalidad y prepararnos psicológica e ideológicamente para cuando llegue el momento, que no está lejos, y se aplique prácticamente esa regulación que define nuestro sistema político y social.

De lo que sí debe preocuparse el Estado, es de controlar la violación de precios en la venta de algunos productos en las tiendas recaudadoras de divisas, llamada por el pueblo como multas, que a simple vista y sin ser especialista, cualquier persona de nivel medio de preparación se da cuenta.

Aunque estas tiendas también son de oferta y demanda, quien único puede cambiar los precios es el Estado y no sus trabajadores para recibir beneficios a costa del dinero de la población.

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