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La histórica e inagotable cruzada de Gilberto

La histórica e inagotable cruzada de Gilberto Por Andy Duardo Martín

Gilberto Acosta Hernández no rebasa los 25 años de edad, pero no hay quien le haga un cuento de los lejanos parajes que tipifican al Consejo Popular número 8 (Osvaldo Sánchez), de Güines, una municipalidad que dista 52 kilómetros de la capital cubana, y que, como toda Cuba, vive un inigualable proceso electoral.

Lo que inmediatamente llama la atención de Gilberto es su juventud y esos deseos inmensos de hacer las cosas bien, a pesar que de cuando en cuando consulta a los que ya han tenido la suerte de organizar y dirigir otros comicios para aprenderse punto por punto lo que establece la Ley Electoral Cubana.

Desde el primero de septiembre, fecha en que se inició el actual proceso electoral en este archipiélago, el protagonista de esta historia sabía que tenía ante sí un duro reto: atender 13 circunscripciones en una extensa zona rural, la de Osvaldo Sánchez, caracterizada por la lejanía de sus asentamientos poblaciones.

De la Playa El Rosario, en plena costa Sur, a la comunidad Juan Borrell, tan cercana a un área boscosa que, al caer la tarde, suele escucharse como la brisa atraviesa las ramas de los árboles. De Pellejero a Congojas y de aquí a La Riva, sitios que marcan kilómetros de lejanía, senderos que por tramos se hacen intransitables, áreas donde a veces la mirada y el cuerpo se cansan, ante tan agreste paisaje.

Sin embargo, Gilberto sonríe. Se siente satisfecho porque “todo va saliendo bien, no ha habido que suspender ninguna asamblea y han sido nominados delegados actuales, mujeres y jóvenes, hasta ahora”, asegura, “me siento satisfecho con lo que he logrado y con la respuesta que he recibido en todos los lugares, incluyendo el apoyo del gobierno local para recorrer tantos lugares lejanos”.

“Estas elecciones serán un éxito”, añadió, “no hay elecciones en el mundo como las que se hacen en Cuba, fíjese si es así que aquí lo mismo se puede nominar a un guajiro acostumbrado a arar la tierra que a un joven de 16 años, eso lo decide la misma gente, ya sea en un círculo social o debajo de un palmar”.

Allí, en la zona güinera de Osvaldo Sánchez, aún queda por hacer en este segmento del proceso electoral cubano. Todavía faltan asambleas de nominación por realizar y hacia ello dirige sus esfuerzos Gilberto Acosta Hernández, un joven que asume el popular, claro y límpido proceso electoral cubano, como una cruzada histórica e inagotable.

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