El verdadero mérito
Por Andy Duardo Martín
Últimamente el dinero ha alcanzo un valor extremo y de cuando en cuando se oyen comentarios relacionados con uno u otro individuo que posee ahorros millonarios, que en nuestra provincia las personas con más billetes viven aquí o allá y muy poco, pero muy poco se habla de aquellos que alcanza sus méritos más allá de peligroso y perjudicial fetichismo.
En más de una ocasión Fidel ha hecho alusión al mérito como la principal cualidad de un revolucionario o de cualquier persona que ame a su país. No me refiero solamente a la virtud de lo que una persona hizo en la lucha contra la tiranía, ni a lo que hizo en el pasado.
Reflexiono con mayor actualidad, me refiero sobre todo al mérito de la responsabilidad, al mérito de respetar los méritos de los otros… al valor de engrandecer el trabajo y a los que lo hacen por el bien de los demás. Hombre y mujeres con amor a lo que hacen, porque tienen conciencia de la importancia de esta actividad en un país que lucha por fortalecer su economía.
Personas como esas asumen una tarea o una responsabilidad sin pensarlo dos veces porque tienen el mérito de aceptar un compromiso, o un reto a sus posibilidades. El mérito forma parte de la ética de una persona, de esa ética que tanto se reclama hoy y que forma parte de la ideología de alguien porque tiene que ver con los conceptos que el individuo tiene de sí mismo y del mundo que lo rodea.
Tenemos personas cercanas que aceptan en una reunión determinados compromisos o que aceptan deberes y derechos como el que más, pero a la hora de la verdad todo se desploma y el NO pasa a ser el más argumentado de los argumentos, historias cotidianas que de alguna manera tocan a todos, de ahí que aquellos que mantienen su palabra dejan claro cual es el verdadero mérito.
Aquellos que más estudian, que más trabajan, los que logran los mejores resultados productivos o de los servicios, independientemente de la cantidad de dinero que ganen o no, merecen el respeto de todos porque cuanto hacen se revierte en bien común, todo lo contrario de aquellos que ven en el dinero una forma de engrosas los bolsillos al costo que se necesario.
Estos son tiempos en los que se precisa que las virtudes tengan mucho más poder que los defectos.
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