Prevención en el verano
Por Andy Duardo Martín
Ciento setenta accidentes que provocaron 204 víctimas, de ellas 20 fallecidas. Ese fue el terrible saldo de nuestro país en el dos mil 12 como resultado de la conducción de vehículos bajo los efectos del alcohol.
Traigo al presente esas estadísticas porque cada vez son más los que arriesgan sus vidas en calles y carreteras, el irrespeto a las leyes de tránsito y la prevalencia de la Ley del más fuerte, ganan espacio en Mayabeque, una provincia que se alista para desarrollar el verano dos mil 13.
Sería muy bueno retomar la campaña que el año pasado puso en práctica el Ministerio del Interior junto a otros organismos como Salud Pública y Transporte, relacionada con la seguridad vial, cuyo objetivo principal fue prevenir la ingestión de alcohol antes o durante la conducción.
En esa campaña los medios masivos de comunicación, las entidades estatales y las fuerzas policiales tenían la responsabilidad de informar y sensibilizar a los usuarios de la vía sobre los efectos perjudiciales y riesgos que entraña el consumo de alcohol, y de velar por el cumplimiento de las normas de la Ley 109, Código de Seguridad Vial, vinculadas al tema.
Ahora que en los meses de junio, julio y agosto el tráfico se incrementa hacia las zonas costeras, sería muy bueno establecer puntos de control de alcoholemia para ejercer una atención especial hacia la inobservancia de las regulaciones establecidas sobre la conducción en estado de embriaguez.
Estoy seguro que muchos de los que leen estas reflexiones han vivido esos momentos en que estando en la playa u otro centro recreativo comienza la zozobra al ver al chofer del ómnibus o el camión consumiendo bebidas alcohólicas, quienes ante el llamado de alerta que le hacen los pasajeros responden como adivinadores: “no va a pasar nada, yo siempre me doy unos tragos y nunca he tenido accidentes”.
Tengan o no mayor resistencia a la hora de consumir alcohol, quienes transportan personal asumen una alta responsabilidad y no tienen derecho a poner en riesgo la vida de los demás. En la actualidad ingerir bebidas alcohólicas es un problema social muy importante, y su repercusión va más allá de los daños individuales, pues ocasionan serias consecuencias sociales y económicas.
Si sabemos que el alcohol es una droga psico-depresora que produce sus efectos desde el primer trago, provocando una depresión no selectiva del sistema nervioso central, el deterioro de la función psicomotora, la percepción sensorial y modifica el comportamiento de las personas, entonces es más que trascedentes obviar esa rutina cuando se va a conducir.
En el período vacacional, cuando se incrementa el traslado de pasajeros mediante diferentes formas de transportación, crece la responsabilidad social de los choferes porque en sus manos está la salvaguarda de la vida de miles de personas.
0 comentarios