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Washington Post: En la respuesta médica al Ébola, Cuba aporta como nadie

Washington Post: En la respuesta médica al Ébola, Cuba aporta como nadie

Por Adam Taylor/ The Washington Post

Si bien la comunidad internacional ha sido acusada de flojera frente a la crisis del Ébola, Cuba, un país de sólo 11 millones de personas que todavía goza de una tensa relación con Estados Unidos, se ha convertido en un proveedor crucial de la experiencia médica en las naciones de África Occidental golpeadas por el Ébola.

El jueves, 165 profesionales de la salud del país llegaron a Freetown, Sierra Leona, para unirse a la lucha contra el Ébola – el equipo médico más grande que ha llegado de cualquier nación extranjera, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y después de haber recibido entrenamiento para tratar con el Ébola, aproximadamente 296 médicos y enfermeras cubanos irán a Liberia y Guinea, los otros dos países más afectados por la crisis.

Cuba, bajo cualquier medida, no es un país rico. Tenía un Producto Interno Bruto (PIB) de poco más de $68 mil millones en 2011, según el Banco Mundial, solo un par de lugares más altos que Belarús. Con 6051 dólares, su PIB per cápita era menos de una sexta parte que el de Gran Bretaña de. Sin embargo, su respuesta oficial al Ébola parece mucho más sólida que la que países mucho más ricos pueden aportar -una evidencia más de que los profesionales de la salud están a la altura del ron y los tabacos en términos de las exportaciones cubanas.

El sistema universal de atención de la salud de Cuba permite esa exportación. El país nacionalizó sus servicios de salud poco después de su revolución, poniendo fin a la sanidad privada y garantizando la atención médica gratuita en su Constitución. Los resultados han sido ampliamente elogiados. En 2008, al evaluar 30 años en este campo, la OMS valoraba la “revolución de la atención primaria de salud” de Cuba, con avances impresionantes en ciertos indicadores de salud. “Estos indicadores – que están cerca o igual a los de los países desarrollados – hablan por sí mismos”, señaló Gail Reed, quien llamaba la atención sobre una gran reducción en el número de muertes de niños menores de cinco años y la alta esperanza de vida de Cuba, 77 años.

El éxito de la salud de Cuba se basa en su formación médica. Después de la revolución cubana, huyó la mitad de los 6.000 médicos del país y el país se vio obligado a reconstruir su fuerza de trabajo. El sistema de formación creció tanto que para el 2008 estabaentrenando a 20.000 extranjeros al año para ser médicos, enfermeras y dentistas, en gran medida de forma gratuita.

El caso del Ébola no es la primera vez que los trabajadores de la salud cubanos han sido enviados a hacer frente a un desastre global. Ya en 1960, inmediatamente después de la Revolución, Cuba envió médicos a Chile para ayudar en las secuelas de un devastador terremoto, y la práctica ha continuado durante décadas desde entonces. En 2005, Cuba se ofreció a enviar personal médico a los Estados Unidos después del huracán Katrina en 2005 (que al parecer fueron rechazados).

Reuters informa que Cuba cuenta actualmente con alrededor de 50.000 trabajadores de la salud en 66 países. Además de los actos destacados de la asistencia humanitaria, la diplomacia médica suele servir a menudo a propósitos más prácticos – un estimado de 30 mil trabajadores de la salud se encuentran actualmente en Venezuela lo que se retribuye parcialmente por el petróleo, por ejemplo.

La exportación de conocimiento médico prevé que producirá un ingreso neto a Cuba de 8 200 millones en 2014, según un informe reciente en el periódico estatal Granma. Hay esperanzas de que el turismo médico y la exportación de tecnología médica podrían un día proporcionar cifras similares.

No es una simple foto. Los críticos se han quejado de que Cuba ha comenzado a sacrificar la salud de sus ciudadanos en casa para ganar dinero con el envío de trabajadores médicos al extranjero, y las condiciones de estos trabajadores de la salud han recibido críticas.  El diario Los Angeles Times informó a principios de este año que un número importante de trabajadores de la salud cubanos en Venezuela han huido del país para escapar de las “aplastantes” cargas de trabajo. (*)

Aun así, la enorme respuesta de Cuba a la crisis del Ébola parece haber dejado de lado estas críticas, al menos por ahora. El número de personal médico cubano en Sierra Leona, Liberia y Guinea parece que va a ser mayor que el conjunto de los enviados por países mucho más grandes como China. Israel, un país rico con una población similar, causó polémica esta semana al rechazar la convocatoria para enviar equipos médicos.

“El dinero y los materiales son importantes, pero esas dos cosas solas no pueden detener la transmisión del virus de Ebola”, dijo el mes pasado la doctora Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud. “Los recursos humanos son claramente nuestra necesidad más importante.”

(Tomado de The Washington Post. Versión al español de Cubadebate)

(*) Nota de Cubadebate: Al hablar de las prestaciones de salud en Cuba y la migración de algunos trabajadores de la salud desde las misiones, The Washington Post, desconoce u obvia algunos elementos de análisis, que nos parece importante apuntar :

-Pese a los miles de médicos cubanos en misiones solidarias, Cuba sigue estando entre los 5 primeros países del mundo con mayor proporción de médicos por habitantes prestando servicios en su sistema nacional de salud. Los indicadores de salud de la población no han retrocedido en estos años, sino que siguen mejorando cualitativamente.

-El país ha emprendido un amplio plan de reparaciones de sus instalaciones de salud y de perfeccionamiento de su sistema de atención, profundizando en las insatisfacciones reconocidas con los servicios.

-Estados Unidos desarrolla un programa de estímulo al éxodo de profesionales de la salud cubana que cumplen misiones en otras naciones, para el cual destina recursos financieros y humanos, además de conceder la entrada expedita a territorio norteamericano de estos profesionales; aunque es no signifique garantías laborales en el sistema de salud norteamericano

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In the medical response to Ebola, Cuba is punching far above its weight.

While the international community has been accused of dragging its feet on the Ebola crisis, Cuba, a country of just 11 million people that still enjoys a fraught relationship with the United States, has emerged as a crucial provider of medical expertise in the West African nations hit by Ebola.

On Thursday, 165 health professionals from the country arrived in Freetown, Sierra Leone, to join the fight against Ebola – the largest medical team of any single foreign nation, according to the World Health Organization (WHO). And after being trained to deal with Ebola, afurther 296 Cuban doctors and nurses will go to Liberia and Guinea, the other two countries worst hit by the crisis.

Cuba is, by any measure, not a wealthy country. It had a Gross Domestic Product (GDP) of slightly more than $68 billion in 2011, according to the World Bank, putting it a few places higher than Belarus. At $6,051, its GDP per capita was less than one-sixth of Britain's. However, its official response to Ebola seems far more robust than many countries far wealthier than it – and serves as further proof that health-care professionals are up there with rum and cigars in terms of Cuban exports.

Cuba's universal health-care system enables such an export. The country nationalized its health care shortly after its revolution, ending private health care and guaranteeing free health care in its constitution. The results have been widely praised. In 2008, evaluating 30 years of Cuba's "primary health care revolution," the WHO noted impressive strides that the country had made in certain health indicators. "These indicators – which are close or equal to those in developed countries – speak for themselves," Gail Reed noted, pointing to a huge reduction in number of deaths for children under five years old and Cuba's high life expectancy of 77 years.

Cuba's health-care success is built upon its medical training. After the Cuban revolution, half of the country's 6,000 doctors fled and the country was forced to rebuild its work force. The training system grew so much that by 2008, it was training 20,000 foreigners a year to be doctors, nurses and dentists, largely free of charge.

Ebola isn't the first time that Cuban health workers have been sent to deal with a global disaster. Even back in 1960, immediately after the revolution, Cuba sent doctors to Chile to help in the aftermath of a devastating earthquake, and the practice has continued for decades since. In 2005, Cuba even offered to send medical workers to the United States after Hurricane Katrina in 2005 (they were apparently rebuffed).

Reuters reports that Cuba currently has around 50,000 health workersworking in 66 countries. Despite the high-profile acts of charity, the medical diplomacy more often seemed to serve more practical purposes – an estimated 30,000 health workers are currently in Venezuela as a partial payment for oil, for example. Exported medical expertise is predicted to net Cuba $8.2 billion in 2014, according to a recent report in state newspaper Granma. There are hopes that medical tourism and exported medical technology could one day provide similar figures.

It's not a simple picture. Critics have complained that Cuba has begun to sacrifice the health of its citizens at home to make money sending medical workers abroad, and the conditions for these medical workers themselves have been criticized – The Los Angeles Times reported earlier this year that a significant number of Cuban health-care workers in Venezuela have fled the country to escape "crushing" workloads.

Even so, Cuba's oversized response to Ebola seems to have brushed aside these criticisms, for now at least. The number of Cuban medical staff in Sierra Leone, Liberia and Guinea looks set to be more than those sent from far-larger countries like China. Israel, a wealthier country with a similar population, caused controversy this week when it rejected calls to send medical teams.

“Money and materials are important, but those two things alone cannot stop Ebola virus transmission,” Dr Margaret Chan, director-general at the World Health Organization, said last month. “Human resources are clearly our most important need."

Adam Taylor writes about foreign affairs for The Washington Post. Originally from London, he studied at the University of Manchester and Columbia University.

 

 

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