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Papa Francisco: Quien no vive para servir, no sirve para vivir

Papa Francisco: Quien no vive para servir, no sirve para vivir

“El Evangelio nos presenta a Jesús haciéndole una pregunta aparentemente indiscreta a sus discípulos: ‘¿De qué discutían por el camino?’. Una pregunta que también puede hacernos hoy: ¿De qué hablan cotidianamente? ¿Cuáles son sus aspiraciones? Ellos —dice el Evangelio— no contestaron, pues por el camino habían discutido sobre quién era el más importante”, comentó el Papa.

Continuó diciendo Francisco que los discípulos tenían vergüenza de decirle a Jesús de lo que hablaban. “En los discípulos de ayer, como en nosotros hoy, nos puede acompañar la misma discusión: ¿Quién es el más importante? Jesús no insiste con la pregunta, no los obliga a responderle de qué hablaban por el camino, pero la pregunta permanece no solo en la mente, sino también en el corazón de los discípulos.

“¿Quién es el más importante? Una pregunta que nos acompañará toda la vida y en las distintas etapas seremos desafiados a responderla. No podemos escapar a esta pregunta, está grabada en el corazón. Recuerdo más de una vez en reuniones familiares preguntar a los hijos: ¿A quién querés más, a papá o a mamá? Es como preguntarle: ¿Quién es más importante para vos? ¿Es tan solo un simple juego de niños esta pregunta?”

Añadió que la historia de la humanidad ha estado marcada por el modo de cómo se responde a esta pregunta.

“Jesús no le teme a las preguntas de los hombres; no le teme a la humanidad ni a las distintas búsquedas que esta realiza. Al contrario, Él conoce los ‘recovecos’ del corazón humano, y como buen pedagogo está dispuesto a acompañarnos siempre”, sostuvo Su Santidad.

Agregó que Jesús, “fiel a su estilo, asume nuestras búsquedas, aspiraciones y les da un nuevo horizonte. Fiel a su estilo, logra dar una respuesta capaz de plantear un nuevo desafío, descolocando ‘las respuestas esperadas’ o lo aparentemente establecido. Fiel a su estilo, Jesús siempre plantea la lógica del amor. Una lógica capaz de ser vivida por todos, porque es para todos.

“Lejos de todo tipo de elitismo, el horizonte de Jesús no es para unos pocos privilegiados capaces de llegar al ‘conocimiento deseado’ o a distintos niveles de espiritualidad. El horizonte de Jesús, siempre es una oferta para la vida cotidiana también aquí en ‘nuestra isla’; una oferta que siempre hace que el día a día tenga cierto sabor a eternidad”.

¿Quién es el más importante?, se preguntó el Sumo Pontífice y dijo que Jesús es simple en su respuesta: “Quien quiera ser el primero, importante, que sea el último de todos y el servidor de todos”.

Quien quiera ser grande, que sirva a los demás, no que se sirva de los demás, sentenció el Papa.

Esta es la gran paradoja de Jesús, según Francisco. “Los discípulos discutían quién ocuparía el lugar más importante, quién sería seleccionado como el privilegiado. Eran los discípulos, los más cercanos a Jesús y discutían sobre eso. Quién estaría exceptuado de la ley común, de la norma general, para destacarse en un afán de superioridad sobre los demás. Quién escalaría más pronto para ocupar los cargos que darían ciertas ventajas”. Pero Jesús les trastoca su lógica diciéndoles sencillamente que la vida auténtica se vive en el compromiso concreto con el prójimo. Es decir, sirviendo, aseveró Su Santidad.

Dijo además que “la invitación al servicio posee una peculiaridad a la que debemos estar atentos. Servir significa, en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. Son los rostros sufrientes, desprotegidos y angustiados a los que Jesús propone mirar e invita concretamente a amar. Amor que se plasma en acciones y decisiones. Amor que se manifiesta en las distintas tareas que como ciudadanos estamos invitados a desarrollar”.

Estas, manifestó el jefe del Vaticano, son personas de carne y hueso, con su vida, su historia y especialmente con su fragilidad, son las que estamos invitados por Jesús a defender, a cuidar y a servir. Porque ser cristiano entraña servir la dignidad de sus hermanos, luchar por la dignidad de sus hermanos y vivir para la dignidad de sus hermanos. Por eso, el cristiano es invitado siempre a dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los más frágiles.

“Hay un ‘servicio’ que sirve; pero debemos cuidarnos del otro servicio, de la tentación del ‘servicio’ que se sirve de los otros. Hay una forma de ejercer el servicio que tiene como interés el beneficiar a los ‘míos’, en nombre de lo ‘nuestro‘. Ese servicio siempre deja a los ‘tuyos’ por fuera, generando una dinámica de exclusión”.

Agregó el Pontífice que todos estamos llamados por vocación cristiana al servicio que sirve y a ayudarnos mutuamente a no caer en las tentaciones del ‘servicio que se sirve’. Todos estamos invitados, estimulados por Jesús a hacernos cargo los unos de los otros por amor. Y esto sin mirar de costado para ver lo que el vecino hace o ha dejado de hacer. “Jesús nos dice: ‘Quien quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos’. Ese va a ser el primero. No dice, si tu vecino quiere ser el primero que sirva”.

Insistió en que debemos cuidarnos de la mirada enjuiciadora y animarnos a creer en la mirada transformadora a la que nos invita Jesús. Este hacernos cargo por amor no apunta a una actitud de servilismo, por el contrario, pone en el centro la cuestión al hermano: el servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en algunos casos la ‘padece’ y busca su promoción como ser humano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas.

“El santo Pueblo fiel de Dios que camina en Cuba, es un pueblo que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas. Es un pueblo que camina, que canta y alaba. Es un pueblo que tiene heridas, como todo pueblo, pero que sabe estar con los brazos abiertos, que marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza. Así la sembraron sus próceres”, expresó Francisco.

Invitó al pueblo de Cuba a que cuide esa vocación, a que cuide estos dones que Dios le ha regalado, pero especialmente “quiero invitarlos a que cuiden y sirvan, de modo especial, la fragilidad de sus hermanos. No los descuiden por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado. Nosotros conocemos, somos testigos de la ‘fuerza imparable’ de la resurrección, que ‘provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo’” (cf. Evangeliigaudium, 276.278).

El Papa Francisco convidó a los cubanos a no olvidarse de la Buena Nueva de hoy: “la importancia de un pueblo, de una nación; la importancia de una persona siempre se basa en cómo sirve la fragilidad de sus hermanos. En eso encontramos uno de los frutos de una verdadera humanidad.

“Porque queridos hermanos y hermanos: ‘Quien no vive para servir, no sirve para vivir’”, concluyó.

En la Plaza de la Revolución habanera, repleta para escuchar al Sumo Pontífice, Francisco llevó a cabo el conocido rezo del Angelus, una oración diaria de la Iglesia Católica. El centro de sus palabras antes de orar fue Colombia, un país que busca la paz tras más de medio siglo de conflicto armado.

"En este momento me siento en el deber de dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia, consciente de la importancia crucial del momento presente, en el que, con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, sus hijos están buscando construir una sociedad en paz", dijo Francisco.

El Papa hizo votos porque la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado, unida a aquella del señor Jesucristo en la cruz, sostenga todos los esfuerzos que se están haciendo, incluso en esta bella isla, para una definitiva reconciliación", dijo.

Desde el 19 de noviembre de 2012, Cuba es sede de los diálogos de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP). El Papa reza cada domingo el Ángelus, sin importar dónde esté, pero lo hace usualmente desde la ventana del Palacio Apostólico Vaticano. (Tomado de Granma)

 

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