La Parroquia de Güines
Por: Lic. Abilio González González. (Investigador Agregado.)
El centro de Güines está constituido por la Iglesia Católica Parroquial de la Villa, rodeada esta por su Parque Central, por lo que decidimos realizar un estudio con relación a sus antigüedades, campanas, imágenes, tradiciones y hechos políticos e históricos acaecidos alrededor de ella.
Cotidianamente pasamos por su alrededor y proximidades mientras desconocemos algunas añejas reliquias que son atesoradas en el edificio de la institución, ya que se conservan curiosidades importantes para el estudio de nuestro pueblo.
El primer libro de Bautismos, con el bautizado • 54, fechado en septiembre de 1720, se conserva en los archivos de su oficina, y corresponde al llamado Libro de Bautizos de Blancos, que ya de por sí pone de manifiesto el injusto racismo de la época colonial, y que denuncia la existencia ya de una nutrida cifra del núcleo de vecinos ubicados en nuestra zona y brinda una buena clave para ayudar a descifrar los anales de la población, ya que la misma y su importancia económica alcanzaba personalidad y autoridad jurídica. Como se sabe y era costumbre, la partida o fe de bautismo era la inscripción de nacimiento de una persona.
Otras antigüedades que se conservan y bien efectuadas por creadores de la época, son las imágenes correspondientes a varios ídolos del santoral cristiano.
Es indudable que las imágenes más viejas deben corresponder a San Julián y San Francisco Javier, patrono y copatrono respectivamente, y la de este último delata que fue hecho por un artesano llamado Manuel López.
No debe obviarse que una imagen de San José descubre la fecha de su realización en 1700, y quizás sea esta una de la más añejas atesoradas en el templo.
La Inmaculada Concepción está fechada en 1868, coincidente con el inicio de la Guerra de los Diez Años.
En el orden cronológico todo parece indicar que prosiguen las de La Dolorosa, San Juan Bautista, un bello crucifijo ubicado en la sacristía, y el Cristo del Santo Entierro; este último paseaba en procesiones por las calles del pueblo en las celebraciones de la llamada Semana Santa.
Las campanas son en total 11; 10 ubicadas en la torre o campanario, y 1 en el interior de la iglesia. En lo alto de la torre se resguardan 10 campanas: dos son grandes, y 8 más pequeñas.
Las dos grandes, enumeradas por nosotros como las 1 y 2, dan al frente, es decir, al norte donde se ubica la seiba. Las pequeñas se distribuyen de la siguiente forma: 2 de ellas dan al oeste, a la calle o carretera a Playa del Rosario, las que enumeramos como 3 y 4; de frente al sur, al fondo de la iglesia y lindando con la zanja de los Españoles tenemos las números 5 y 6; y al este, mirando hacia la calle Habana, están las números 7 y 8. Las dos restantes, la 9 y la 10 están en el ángulo sureste, y también son chicas aunque una es más grande que la otra.
Veamos las que están ubicadas hacia el norte: la 1 se utilizaba como alarma cuando no había corriente eléctrica y anunciaba fuegos o emergencias, está fechada en el Año 1830 y posee una inscripción que dice Santa Clara, y una Cruz (+) en altorrelieve, y es posible que fue la donada por dos vecinos de La Habana el 20 de noviembre de 1851 y que tenía 32 kilos de peso; si no es esta, fue la que estuvo ubicada donde hoy está la número 8.
La 2 es la De Llamada o Principal, y con ella se repica, y se dobla a los difuntos, y se utiliza en las solemnidades, y posee una inscripción que dice Calle de la Obra Pía frente al No. 8 en casa Antonio Pereña, y otra con 1869, y posee en altorrelieve el símbolo de la Custodia de Jesús Sacramentado, (El Santísimo.)
Veamos las que dan al oeste. La número 3 es la campana Guía, fechada en 1868; ésta, con la Principal o número 2 sirve para repicar los domingos, así como para doblar y anunciar las grandes solemnidades y las procesiones. Y la 4 data de 1861 y se utiliza en conjunto para repicar en grandes ceremonias junto a las restantes 7 campanas.
Hacia el sur dan las 5 y 6. La número 5 es la más antigua y data de 1763, con una inscripción en latín que reza: “Santa María ora pro nobis”, que en español significa Santa María reza por nosotros. Y la 6 delata que fue construida en el Año 1831, es la más pequeña de todas, brinda sonido de clamor, y se usa fundamentalmente el Día de los Fieles Difuntos, es decir los días 2 de noviembre.
Las campanas 7 y 8 dan hacia el este. La número 7 dice Año 1828 y posee una Cruz (+) a relieve, y es esta la que especialmente se utiliza para doblar; junto a la 3 es la que sirve para que por las noches, a las 8 p.m. se efectúe un ¨ toque de ánimas ¨, es decir, se le toca a las almas o espíritus cristianos que están en el Purgatorio; este toque es tradicional de Guines. La 8 posee un relieve con San José y otro con San Antonio, y es la campana más joven del campanario, y posee la inscripción López y Llauradó y otra que agrega Habana, 1823; la misma procede del Asilo San José de la Montaña, donde radica hoy la ESBU Héroes de Bolivia, y se ubicó en la torre en 1980, ya que la que existía y que era muy añeja estaba deteriorada; es posible que si no es la 1, esta que se sustituyó fuera la donada por dos vecinos de La Habana en 1851, y también pudiera darse el caso que esta que se sustituyó, fuera la primera que tuvo Guines colocada en 1779, la llamada San Julián y que pesaba 30 arrobas, fundida en el ingenio Nuestra Señora de la Merced, ubicado en la finca Cruz y cuyo dueño fuera el Capitán de Partido y Caballería Don Sebastián de la Cruz.
Las 9 y 10 funcionan automáticamente con la máquina del reloj instalado, traído desde República Federal Alemana en 1952; la más grande brinda las horas, y la menor cada 15 minutos, es decir que suena cada cuarto de hora.
Añadamos al trabajo, que las tradiciones y costumbres con relación al doblaje de las campanas varían de acuerdo con los distintos pueblos; cada uno posee diferente y peculiar forma para manejar, doblar o tocar sus campanas.
Este histórico campanario ha visto no solo fenómenos naturales como rayos, tormentas y ciclones, y también epidemias, así como a hechos históricos de relevancia.
El 4 de marzo de 1897, cuando el pueblo fue atacado por las tropas mambisas del Ejército Libertador al mando del Coronel Clemente Fernández y el Brigadier General Adolfo del Castillo, las campanas fueron tocadas desesperadamente, y los tañidos al vuelo causaron una gran conmoción popular.
Al morir en 1906 el Generalísimo Máximo Gómez Báez, las campanas doblaron en su memoria y se ofreció en el templo una misa de Réquiem.
A fines de 1955, cuando se efectuaban luchas huelguísticas por parte de los obreros azucareros, el jueves de la Semana Santa, a las 9 p.m., un grupo de jóvenes güineros penetraron en la iglesia, forzaron el acceso a la escalera que conduce al campanario y penetraron en el mismo comenzando a tocar las campanas para alborotar al pueblo. Rápidamente llegaron los soldados indignados. El sacerdote y párroco promedió entre los revolucionarios y la Guardia Rural, la cual se comprometió con no molestar a éstos cuando abandonaran el templo. Muy al contrario de lo empeñado acorde con lo pactado por el compromiso contraído, los guardias se burlaron de su palabra y le cayeron a golpes y plan de machete a los jóvenes cuando estos salieron. Entre otros, en este grupo se encontraba el destacado combatiente revolucionario Francisco González González, Panchito El Bombero, a quienes las autoridades militares golpearon, dejando en su espalda, durante días, el estigma de un sable.
Antes del triunfo de la Revolución en 1959, desde la alta baranda del campanario, amarrada con una soga fue colocada una gran bandera del 26 de Julio, una de las primeras que se colocó en el pueblo, por parte de un grupo de jóvenes revolucionarios.
Sea como fuere, la torre del campanario, al igual que las chimeneas de los dos cercanos ingenios Amistad y Osvaldo Sánchez, compite en la captura del espacio.
La añeja vigía de la iglesia se mantiene erecta y altanera al paso de los tiempos, siendo un mudo y excepcional testigo de loa años y sus cambios, y las transformaciones estructurales socioeconómicas del pueblo.
El centro de Güines está constituido por la Iglesia Católica Parroquial de la Villa, rodeada esta por su Parque Central, por lo que decidimos realizar un estudio con relación a sus antigüedades, campanas, imágenes, tradiciones y hechos políticos e históricos acaecidos alrededor de ella.
Cotidianamente pasamos por su alrededor y proximidades mientras desconocemos algunas añejas reliquias que son atesoradas en el edificio de la institución, ya que se conservan curiosidades importantes para el estudio de nuestro pueblo.
El primer libro de Bautismos, con el bautizado • 54, fechado en septiembre de 1720, se conserva en los archivos de su oficina, y corresponde al llamado Libro de Bautizos de Blancos, que ya de por sí pone de manifiesto el injusto racismo de la época colonial, y que denuncia la existencia ya de una nutrida cifra del núcleo de vecinos ubicados en nuestra zona y brinda una buena clave para ayudar a descifrar los anales de la población, ya que la misma y su importancia económica alcanzaba personalidad y autoridad jurídica. Como se sabe y era costumbre, la partida o fe de bautismo era la inscripción de nacimiento de una persona.
Otras antigüedades que se conservan y bien efectuadas por creadores de la época, son las imágenes correspondientes a varios ídolos del santoral cristiano.
Es indudable que las imágenes más viejas deben corresponder a San Julián y San Francisco Javier, patrono y copatrono respectivamente, y la de este último delata que fue hecho por un artesano llamado Manuel López.
No debe obviarse que una imagen de San José descubre la fecha de su realización en 1700, y quizás sea esta una de la más añejas atesoradas en el templo.
La Inmaculada Concepción está fechada en 1868, coincidente con el inicio de la Guerra de los Diez Años.
En el orden cronológico todo parece indicar que prosiguen las de La Dolorosa, San Juan Bautista, un bello crucifijo ubicado en la sacristía, y el Cristo del Santo Entierro; este último paseaba en procesiones por las calles del pueblo en las celebraciones de la llamada Semana Santa.
Las campanas son en total 11; 10 ubicadas en la torre o campanario, y 1 en el interior de la iglesia. En lo alto de la torre se resguardan 10 campanas: dos son grandes, y 8 más pequeñas.
Las dos grandes, enumeradas por nosotros como las 1 y 2, dan al frente, es decir, al norte donde se ubica la seiba. Las pequeñas se distribuyen de la siguiente forma: 2 de ellas dan al oeste, a la calle o carretera a Playa del Rosario, las que enumeramos como 3 y 4; de frente al sur, al fondo de la iglesia y lindando con la zanja de los Españoles tenemos las números 5 y 6; y al este, mirando hacia la calle Habana, están las números 7 y 8. Las dos restantes, la 9 y la 10 están en el ángulo sureste, y también son chicas aunque una es más grande que la otra.
Veamos las que están ubicadas hacia el norte: la 1 se utilizaba como alarma cuando no había corriente eléctrica y anunciaba fuegos o emergencias, está fechada en el Año 1830 y posee una inscripción que dice Santa Clara, y una Cruz (+) en altorrelieve, y es posible que fue la donada por dos vecinos de La Habana el 20 de noviembre de 1851 y que tenía 32 kilos de peso; si no es esta, fue la que estuvo ubicada donde hoy está la número 8.
La 2 es la De Llamada o Principal, y con ella se repica, y se dobla a los difuntos, y se utiliza en las solemnidades, y posee una inscripción que dice Calle de la Obra Pía frente al No. 8 en casa Antonio Pereña, y otra con 1869, y posee en altorrelieve el símbolo de la Custodia de Jesús Sacramentado, (El Santísimo.)
Veamos las que dan al oeste. La número 3 es la campana Guía, fechada en 1868; ésta, con la Principal o número 2 sirve para repicar los domingos, así como para doblar y anunciar las grandes solemnidades y las procesiones. Y la 4 data de 1861 y se utiliza en conjunto para repicar en grandes ceremonias junto a las restantes 7 campanas.
Hacia el sur dan las 5 y 6. La número 5 es la más antigua y data de 1763, con una inscripción en latín que reza: “Santa María ora pro nobis”, que en español significa Santa María reza por nosotros. Y la 6 delata que fue construida en el Año 1831, es la más pequeña de todas, brinda sonido de clamor, y se usa fundamentalmente el Día de los Fieles Difuntos, es decir los días 2 de noviembre.
Las campanas 7 y 8 dan hacia el este. La número 7 dice Año 1828 y posee una Cruz (+) a relieve, y es esta la que especialmente se utiliza para doblar; junto a la 3 es la que sirve para que por las noches, a las 8 p.m. se efectúe un ¨ toque de ánimas ¨, es decir, se le toca a las almas o espíritus cristianos que están en el Purgatorio; este toque es tradicional de Guines. La 8 posee un relieve con San José y otro con San Antonio, y es la campana más joven del campanario, y posee la inscripción López y Llauradó y otra que agrega Habana, 1823; la misma procede del Asilo San José de la Montaña, donde radica hoy la ESBU Héroes de Bolivia, y se ubicó en la torre en 1980, ya que la que existía y que era muy añeja estaba deteriorada; es posible que si no es la 1, esta que se sustituyó fuera la donada por dos vecinos de La Habana en 1851, y también pudiera darse el caso que esta que se sustituyó, fuera la primera que tuvo Guines colocada en 1779, la llamada San Julián y que pesaba 30 arrobas, fundida en el ingenio Nuestra Señora de la Merced, ubicado en la finca Cruz y cuyo dueño fuera el Capitán de Partido y Caballería Don Sebastián de la Cruz.
Las 9 y 10 funcionan automáticamente con la máquina del reloj instalado, traído desde República Federal Alemana en 1952; la más grande brinda las horas, y la menor cada 15 minutos, es decir que suena cada cuarto de hora.
Añadamos al trabajo, que las tradiciones y costumbres con relación al doblaje de las campanas varían de acuerdo con los distintos pueblos; cada uno posee diferente y peculiar forma para manejar, doblar o tocar sus campanas.
Este histórico campanario ha visto no solo fenómenos naturales como rayos, tormentas y ciclones, y también epidemias, así como a hechos históricos de relevancia.
El 4 de marzo de 1897, cuando el pueblo fue atacado por las tropas mambisas del Ejército Libertador al mando del Coronel Clemente Fernández y el Brigadier General Adolfo del Castillo, las campanas fueron tocadas desesperadamente, y los tañidos al vuelo causaron una gran conmoción popular.
Al morir en 1906 el Generalísimo Máximo Gómez Báez, las campanas doblaron en su memoria y se ofreció en el templo una misa de Réquiem.
A fines de 1955, cuando se efectuaban luchas huelguísticas por parte de los obreros azucareros, el jueves de la Semana Santa, a las 9 p.m., un grupo de jóvenes güineros penetraron en la iglesia, forzaron el acceso a la escalera que conduce al campanario y penetraron en el mismo comenzando a tocar las campanas para alborotar al pueblo. Rápidamente llegaron los soldados indignados. El sacerdote y párroco promedió entre los revolucionarios y la Guardia Rural, la cual se comprometió con no molestar a éstos cuando abandonaran el templo. Muy al contrario de lo empeñado acorde con lo pactado por el compromiso contraído, los guardias se burlaron de su palabra y le cayeron a golpes y plan de machete a los jóvenes cuando estos salieron. Entre otros, en este grupo se encontraba el destacado combatiente revolucionario Francisco González González, Panchito El Bombero, a quienes las autoridades militares golpearon, dejando en su espalda, durante días, el estigma de un sable.
Antes del triunfo de la Revolución en 1959, desde la alta baranda del campanario, amarrada con una soga fue colocada una gran bandera del 26 de Julio, una de las primeras que se colocó en el pueblo, por parte de un grupo de jóvenes revolucionarios.
Sea como fuere, la torre del campanario, al igual que las chimeneas de los dos cercanos ingenios Amistad y Osvaldo Sánchez, compite en la captura del espacio.
La añeja vigía de la iglesia se mantiene erecta y altanera al paso de los tiempos, siendo un mudo y excepcional testigo de loa años y sus cambios, y las transformaciones estructurales socioeconómicas del pueblo.
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