Las huellas imborrables que marcan el camino
Por Andy Duardo Martín
La fecha del 8 de enero de dos mil once marca el nacimiento de Radio Mayabeque, emisora que surge como resultado de la división político administrativa de La Habana, ahora multiplicada en dos nuevas provincias: Artemisa y Mayabeque.
La alborada es comparable con esos árboles asentados sobre una fértil llanura, de donde extraen los nutrientes para ensanchar sus ramas y cobijar bajo su sombra a quienes siempre los han cuidado y a los que a partir de ahora también tendrán un lugar seguro bajo los follajes verdes.
Así, como esos árboles que expanden sus ramas a lugares cercanos, Radio Mayabeque multiplicará sonidos. Con nosotros aquellos que acompañaron a Radio Güines durante cuatro décadas y los oyentes que ahora se incorporan para entregarnos el color rojo de las tierras de Quivicán, el sortilegio de las Charangas e Bejucal, el ambiente capitalino de San José de las Lajas, los encantos de Jaruco, ciudad condal, las aguas límpidas de los manantiales de Madruga y el sabor del Havana Club Santacruceño.
Las costumbres, la pasión por lo nuestro, los sueños, la libertad, nos unen. Junto a todos también estará la radio, la del Mayabeque, la que transitará asida a la verdad, la objetividad, convirtiendo en protagonistas a quienes, sin demora, se entregan por entero al cultivo de la Patria.
Los que ahora hacen realidad las transmisiones de Radio Mayabeque tienen ante sí un reto: hacer latir la nueva emisora llevando bien adentro las experiencias, enseñanzas y los triunfos de una planta comunitaria que supo adentrarse en el corazón de sus seguidores, que creció por sí misma, un colectivo de trabajadores que más allá de los halagos y los vítores se entregó al trabajo y a su gente.
Radio Güines será recordada siempre como esa pequeña estación que con muy poco supo hacer grandes cosas, hasta convertirse en ejemplo de la radiodifusión cubana. Los que desde la radio asistimos hoy al nacimiento de Radio Mayabeque no podremos olvidar jamás las huellas imborrables con que marcamos el camino.
Sobre ellas transitarán los realizadores y periodistas de ayer, que son los de hoy, con la misma pasión y desvelos de antes, para entregar a la audiencia una programación de alta calidad, vivo reflejo de un acontecer que se transforma para bien de todos.
La historia no termina, cambia de nombre. Se ensancha y enriquece. La invitación se mantiene: seguir juntos para abrazarnos cada amanecer, como buenos amigos.
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