(En la foto Yoel Monzón, director de la Telenovela)
Si todo continúa con esos buenos aires, antes de que acabe el año deberá terminarse la grabación en estudios (en exteriores ya se le puso punto final) de Más allá del límite, la telenovela que escribió Yoel Monzón Monzón, tiene a Miguel Brito Villegas como director general y a Rafael «Felo» Ruiz como codirector y responsable de la fotografía; y que se espera ocupe la pantalla doméstica después de que En tiempos de amar (ahora mismo en transmisión) le ceda el paso a En fin el mar.
Y como Juventud Rebelde sabe que esa es una excelente noticia para sus lectores, en su mayoría amantes empedernidos de estos dramatizados, se dirigió hasta el edificio Focsa para ofrecer detalles de primera mano sobre esta producción que lleva la firma de quien, mientras se formaba como guionista, escribiera la serie juvenil Con palabras propias, que dirigió Paco Anca, para después unirse a Ángel Luis Martínez y crear la trama que reflejaba Tierra de fuego. «Más allá del límite es mi primer proyecto en solitario, que a diferencia de los anteriores, encargados por asesores o instituciones, parte de una idea original mía», afirma Monzón.
La migración aparecerá en Más allá del límite no como telón de fondo o paisaje, sino como su tema principal y el motor que avivará los conflictos de muchos de los personajes, sobre todo de la familia protagonista que integran Sonia (Ofelia Núñez), sus dos hijos Mauricio (Fernando Hechavarría), que regresa a casa tras años de ausencia; y Ulises (Ulyk Alleno), quien está casado con Beatriz (Laura Mora) y es dueño de un restaurante particular.
«Es que ese es un fenómeno que atraviesa, como a muchas otras, a la sociedad cubana. Me propuse tocarlo desde diferentes aristas: con el punto de vista de los que han emigrado y vienen de visita, o incluso para quedarse (hay personajes que transitan por esos estados) y con el prisma de quien se mantiene en la Isla y ha sufrido esa pérdida, o que sueña marcharse, y de aquellos que se van sin siquiera haberlo imaginado nunca.
«Entonces ese es el gran tema, pero están otros como los problemas de convivencia, la falta de vocación profesional en los jóvenes, la parafamilia, el mundo de los cuentapropistas (como forma de trabajo es la más representada en esta telenovela)… Y, claro, todo eso incidiendo sobre personajes involucrados en triángulos amorosos, mentiras, secretos, envidias, como corresponde al género», señala este joven contador de historias.
En total son 86 capítulos, de 45 minutos cada uno, los que cuenta esta obra cuyo productor general es Alexander Alfonso y tiene a Rodolfo González en la dirección de arte, a Manuel Fernández como grabador y editor, Michel Pérez en el sonido, Idaleydis Santana en el diseño de maquillaje y peluquería; a Judith Domínguez, responsabilizada con el vestuario; a Doris García en la ambientación y a Pedro Arias como jefe de iluminación.
Esta propuesta ocupará el espacio estelar de Cubavisión después de haber experimentado un proceso de escritura inédito, según manifiesta Yoel. «En Tierra de fuego ya iniciamos un ensayo bastante singular, porque se trató de una telenovela que hubo que escribir “corriendo” y se empezó a grabar sin estar terminada. De hecho, salió al aire antes de que se acabara el rodaje y la escritura.
«Eso tuvo que ver con otras razones, y no con que se estuviera buscando la retroalimentación con el público, como ocurre en otros países y soñamos acá, pero sí se concibieron los capítulos para actores conocidos porque el casting ya se había realizado. Por tal motivo, los tres directores, y sobre todo Miguel Sosa, que era el general, así como la producción, intervinieron mucho en los guiones.
«Basados en esa vivencia, desde que comencé el argumento convoqué a Miguel Brito, al igual que a la asesora, Margarita Ruiz, de modo que, como aquel que dice, escribimos la telenovela juntos, pues tomé muy en cuenta sus opiniones y valoraciones. Funcionó tan bien que cuando llegó el momento de la pre y de la grabación, el director conocía la historia casi mejor que yo y apenas ha habido necesidad de cambiar textos o escenas.
«Y ese es un proceso que en Cuba no ocurre, aquí se entrega el guion listo a un director que empieza a hacer su interpretación, a veces feliz, otras no tanto. Luego cuando ves el resultado en pantalla, te sorprendes descubriendo una obra que ya no es la que se había creado. Por suerte esta vez ha sido bien diferente», apunta con evidente satisfacción Yoel, quien se ha dado el gusto, además, de permanecer bien cerca de la filmación.
«Ahí tienes otra práctica que tampoco es usual, generalmente los escritores no somos bienvenidos en las producciones, sin embargo, en este caso desde el principio se me han abierto las puertas; participo e incluso puedo opinar de vez en cuando (sonríe). Me siento muy satisfecho, ojalá todos mis colegas tuvieran esa posibilidad».
De «estreno»
Por el mundo de los humorísticos comenzó a trazar su carrera Miguel Brito Villegas, quien se dio a conocer por medio de Punto G. Más tarde sería también el director de series de ese mismo corte como La hiena ilustrada y A todo trapo, «pero en el fondo soñaba con realizar telenovelas».
Los primeros pasos en ese camino fueron con Tierra de fuego, al dársele la oportunidad de incorporarse a su grupo de directores. «Allí conocí a Yoel e iniciamos esta especie de negociación de: tú escribes y yo dirijo. Ello explica que Más allá del límite se haya concebido de la manera en que te ha explicado Monzón. Y eso es algo muy importante, porque está claro que la obra es del escritor y eso merece un respeto.
«Soy de la opinión de que no me asiste el derecho de hacer cambios sustanciales si antes no se lo comunico y lo discutimos», reconoce Brito, quien se estrena como director general, respaldado por Felo Ruiz, «el cual me da una tranquilidad enorme, porque es un especialista de primerísimo nivel».
Como le sucede a Yoel Monzón, Miguel Brito no esconde su satisfacción al comprobar que «en sentido general la telenovela ha ido avanzando muy bien, como habíamos previsto. Todos, técnicos y actores, manifiestan sentirse en medio de un ambiente muy creativo y profesional quienes además se muestran complacidos con lo que han podido apreciar de lo que ya se ha editado para tener una mejor idea de hacia dónde nos encaminamos.
«Asimismo estamos en verdad contentos con la escenografía, el maquillaje, el vestuario, la ambientación, las luces, los efectos especiales…, puestos absolutamente en función de la obra para que el resultado sea el que esperan los televidentes. Trabajando de ese modo, tengo fe en que a Más allá del límite le irá bien.
«Es importante decir que esta telenovela se escribió pensando en los actores que asumirían los diferentes roles. Yo me senté con Yoel después de analizar toda la historia, y comenzamos a decidir quiénes serían los intérpretes. Como es natural hubo algunos cambios, porque por diferentes compromisos algunos de los elegidos no pudieron aceptar, sin embargo, la mayoría quiso involucrarse en el proyecto, empezando por los protagonistas, lo cual ha sido formidable».
Alexander Alfonso, productor general, también tiene mucho que ver con la alegría que se respira. Su trayectoria, que arrancó en 1997 con Si me pudieras querer en el caso de los dramatizados seriados, ya suma títulos como El elegido del tiempo, Violetas de aguas, Destino prohibido, El guardián de la piedra, Bajo el mismo sol, La otra esquina, Los tres Villalobos y La sal del paraíso, lo cual habla de su notable experiencia en estas lides.
Pero Alfonso jamás se confía. «Cada proyecto es nuevo para mí, porque todos son diferentes, aunque se trata de obras del mismo género. Y eso es genial, porque me gusta encargarme de la producción de proyectos de alta complejidad, como son las películas, las telenovelas, los comerciales, los videoclips… Siento que me retan, que me obligan a superarme, a buscar las mejores soluciones».
En principio, cuenta, esta telenovela comenzó hace más de un año y medio, con el análisis de factibilidad. «Al inicio pretendíamos filmar todo en exteriores, pero luego se decidió habilitar los estudios. Arrancamos con el rodaje el 5 de enero y estuvimos alrededor de cinco meses en la calle, para luego venir para el Focsa. Hemos diseñado milimétricamente la producción día por día, de forma que se puede saber, por ejemplo, lo que sucederá dentro de dos meses. Se ha creado una dinámica de trabajo que pienso que evitará que surjan problemas mayores que puedan entorpecer la marcha de la telenovela».
Rostros principales
Ulik Anelio. Foto: Roberto Ruiz
Alrededor de 50 actores intervienen en esta realización de la Casa Productora de Telenovelas de la Televisión Cubana. Además de los ya mencionados, cuando Más allá del límite se adueñe de nuestros hogares, de seguro se nos harán muy familiares, entre otros, nombres como Thalía (Yía Caamaño), Yamila (Yazmín Gómez), Julia (Mirtha Lidia Pedro), Marcia (Amada Morado), Nicolás (Héctor Echemendía), Julián (Manuel Porto), Carlos (Fabián Mora), Yoenis (Carlos Alberto Méndez), Sunay (Dayana Legrá), Aitana (Carolina Cué), Lourdes (Loreta Estévez), Héctor (Saúl Rojas) y Elsa (Miriam Martínez).
Este dramatizado significará, además, el retorno de la notable actriz Ofelia Núñez, siempre recordada por su destacado desempeño en El naranjo del patio, al lado del inolvidable Miguel Navarro. Ya oficialmente jubilada, aunque presta su bella voz a seguidos espacios de Habana Radio, no pudo menos que sorprenderse cuando Brito la convocó.
«La verdad es que sentía que estaba muy mayor para hacer un protagónico. Te confieso que me extrañó, porque en las telenovelas actuales los personajes principales son asumidos por los jóvenes. Pero igual me pareció magnífico que se le diera tratamiento en la televisión a las personas de la tercera edad: ese sector de la población que tanto hace y se sacrifica por su familia.
«De modo que mi Sonia retrata la vida de la cubana en la actualidad, tiene dos hijos y es una señora muy sufrida, que ha recibido muchos golpes en su existencia, pero se defiende como las madres nuestras, de gran entereza», explica la Núñez, quien ha tenido por estos días una carga muy fuerte de trabajo, porque estamos hablando de 86 capítulos y su personaje está estrechamente relacionado con el resto.
«Por supuesto que era consciente de que iba ser un poco duro porque Sonia aparece en casi todas las escenas. Por eso cuando me encontré con Brito le dije: mira yo tengo 82 años y muchísimos achaques, pero soy de la gente de la vieja guardia, es decir, que por mí no se suspenderá ni una sola escena, porque yo voy aunque sea arrastrándome. Y él enseguida me tranquilizó: “No, no te preocupes, tú vas a ver que te cuidaremos todo el tiempo”, y ha sido la pura verdad.
«Me siento feliz porque es una telenovela muy linda, como mi papel de esta mujer muy amante de su familia, la gallina con los pollitos», insiste este cercano rostro que hemos admirado además en Oh, La Habana, En la otra esquina y Con palabras propias.
También Más allá del límite ha constituido una gran oportunidad para Ulyk Alleno tras cuatro años separado del medio y luego del retorno con Latidos compartidos y la serie Rompiendo el silencio, bajo las órdenes de Rolando «Chino» Chiong. «Este rol que represento no había sido creado para mí, sino para Jorgito Martínez, quien por otros compromisos no pudo hacerlo, y de alguna manera se lo agradezco porque es completamente diferente al Pedro Pablo de Latidos compartidos, donde era el negativo de la telenovela. En esta muchos pensarán que otra vez soy el malo, pero siento decirles que poco a poco los iré decepcionando (sonríe).
«Ulises me ha atrapado porque tiene unos conflictos muy fuertes, empezando porque lo culpan por la muerte de su padre. Es un tipo común, con un matrimonio de 20 años que ya no funciona, padre de dos hijos que ya han crecido, y que de alguna manera logró hacer lo que quería: trabajar en el giro de la gastronomía a pesar de las protestas de su gente que lo preferían universitario, pero se impuso y logró andar su propio camino, a pesar de las recriminaciones».
—Ulyk, te vemos con frecuencia en la TV. ¿Es el medio que más te gusta o no te queda otro remedio?
—Parte y parte. Empecé en el teatro… Bueno, lo cierto es que me inicié bailando. Después estuve alrededor de siete años en el Teatro Nacional de Pantomimas, hasta que pasé al Guiñol Nacional, el lugar donde nací y me crié porque mi madre fue titiritera toda su vida. Más tarde me dediqué al teatro dramático que abandoné tras protagonizar Fátima, el cuento de Miguel Barnet, el cual estrené en el 2007, y que tantos buenos recuerdos me trae. Entonces caí en la televisión, por los infantiles: Dando vuelta, El camino de los juglares y La sombrilla amarilla hasta que logré insertarme en los dramatizados.
«Te aseguro que en la televisión me siento muy bien, realizado. No digo que esté conforme con todo lo hecho, pero me encanta. En el cine, que igual me atrae, he tenido solo pequeñas participaciones. Creo que sobre todo es cuestión de suerte, de estar en el lugar y en el momento adecuado. Pero no me angustio, yo sigo aquí a gusto».
Fernando Hechavarría. Foto: Roberto Ruiz
Para Fernando Hechavarría, que le dará su piel a Mauricio, la televisión es como su propia casa. Sintonizar la telenovela del patio y hallarlo es como…, le digo para romper el hielo en nuestro diálogo, y este gran artista me interrumpe con su sonrisa característica: «¡Qué vergüenza!, ¿no?». «Al contrario, esclarezco con sinceridad, verlo es una garantía de calidad, de profesionalismo, pero ¿cómo se las arregla para compartirse con el teatro, con su responsabilidad dentro de la academia, y para no repetirse en su interpretación de los muchos personajes que le encomiendan?».
«¿Cómo lo hago?, me contesta, no tengo respuesta para eso. Intento, trato de darle alma, corazón y vida a cada empeño que enfrento. Trato de exprimir el tiempo, de sacar el máximo provecho a cada proyecto.
«Mira, cada actor tiene su librito, el que yo he encontrado es reinventarme cada día, casi empezar de cero en cada historia; lógicamente la experiencia está ahí, se acumula y sirve de sedimento para el próximo escalón, pero nada de plantearme los proyectos a partir de, o para superar a, se trata de comenzar cada proceso con la misma sencillez y limpieza, y proponerse encontrar en él todo lo productivo, lo rico, el reto que implica plantearse las cosas como un crecimiento personal y profesional».
—¿Qué tiene de interesante Mauricio?
—La de Más allá del límite es una historia sólida, que pone el dedo en la llaga en muchos de los problemas acuciantes de la Cuba de hoy. Mauricio es de esos personajes que demandan atención, porque creo que su modus operandi retrata al de muchos coterráneos nuestros en la actualidad.
La más mala
Yía Caamaño caracteriza a Thalía. Foto: Roberto Ruiz
Ahora mismo Yía Caamaño se ha convertido en un ser «insoportable» para la mayoría de los televidentes, o, mejor dicho, su Elena de En tiempos de amar, un personaje que tiene sus puntos de contacto con la Thalía que Brito le entregó para Más allá del límite.
Graduada de la ENA en 2010, su debut fue en Con palabras propias, donde interpretó el coprotagónico Melisa. Aimée, la enfermera de Tierra de fuego llegaría más tarde, al igual que Tras la huella y Esperando al contratista, una experiencia, según afirma, espectacular que le permitió trabajar con Michaelis Cué y Elena Palacios como directora.
«A Ernesto Fiallo, director de En tiempos de amar, quien me propuso ser la villana, lo conocí en Vital Teatro, el grupo al que pertenezco actualmente y que conduce Alejandro Palomino. Sucedió que antes de terminar de grabar esta telenovela ya Brito me estaba hablando de Thalía, esta otra mujer que no es muy positiva que digamos, pero que me atrae como esos otros caracteres que crea Yoel Monzón. Y mira qué buena casualidad, porque él también ideó a la muchacha del cuento titulado Puentes, que hice con Noemí Cartalla, por ejemplo, y estuvo detrás de Tierra de fuego.
«Ah, eso sí: esta Thalía no se comporta como Elena, que es mala, mala, mala. Ella es el Félix de Rastros de mentira: un personaje mucho mayor que yo, porque tiene hasta una hija adolescente, de modo que me tocó hacer un trabajo muy fuerte en cuanto a su imagen, y desde el punto de vista de la actuación porque ella siempre está en situaciones límite. Es muy manipuladora y la que lleva las riendas de su relación matrimonial. Lo suyo es sacar el mayor provecho a cada situación.
«La dirección de Fiallo fue espectacular, al igual que Robertico «Coca Cola» Díaz, el codirector. Él es muy paciente y te deja hacer. Llevamos adelante un trabajo de mesa muy intenso donde intercambiamos mucho, mientras Julio César Ramírez se encargó sabiamente de la dirección de actores. Te aseguro que Elena me encantó, creí que me iba a volver loca pero sobreviví».
Nacida en Baracoa, muy pequeñita su madre la trajo a vivir con ella para La Habana. «En noveno grado hice las pruebas de aptitud para la ENA y llegué al quinto día de exámenes, pero suspendí. Me decidí por Informática, de la cual cursé dos años, pero no desistí. Me presenté en una segunda ocasión y me eliminaron es cierto. Parece que es cierto eso de que a la tercera va la vencida, porque finalmente me aprobó un exigente jurado integrado por Fernando, Corina, Verónica.
«Sin embargo, cuando terminé no tenía trabajo, después de que me gradué con el maestro Carlos Díaz en El Público. Entonces me metí en una paladar a hacer pan, y allí estuve hasta que me llamé a capítulo: “¡Pero yo soy actriz! He estudiado cuatro años bien luchados y no puede ser en vano”.
«Me llené de fuerzas y me aparecí en la Casa Productora con mi “cara de concreto”. Cuando hablaba con los custodios, pasó por mi lado un hombre con espejuelos, muy amable, con unos ojos muy tiernos, que me dio el alegrón de la vida: era Paquito Anca. “Yo estoy haciendo una telenovela, ¿quieres probar?”».
Gracias a esa oportunidad primera, Yía Caamaño no solo es la terrible Elena, sino que al parecer también nos sorprenderá con su Thalía en Más allá del límite. «Es una muchacha muy joven, que mantiene una relación con alguien mayor (Fernando Hechavarría), pero se comporta como si fuera muy madura; luce ingenua mas no lo es, ella sabe toda la verdad. Me gusta porque es inteligente, carismática, muy fina, nunca pierde su compostura.
«¿Qué puedo decirte? Me siento en las nubes, sobre todo desde la llegada de Elena. Me llena de regocijo que un director confíe en mí y me crea capaz de sostener semejantes personajes».