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Amor en tiempo de danzón

Amor en tiempo de danzón

Por: Carlos Luis Molina

Lolita y Montero se emocionaron, cogidos de las manos, mientras escuchaban los danzones de Cachao, ese genial músico cubano, ya nonagenario, que junto a sus hermanos creó una nueva forma de hacer este género imprescindible de nuestro pentagrama.

Lolita y Montero disfrutaron juntos en su lejana juventud de esas piezas bailables en los salones güineros, las conocen de memoria, por eso, mientras disfrutaban del programa Felicidades de Radio Rebelde, ella tocaba con la mano cada compás, sin equivocarse, anunciaba el momento en que la tumbadora de Tata Güines lucía sus "solos" fabulosos y así, después de las piezas, lloraron juntos de placer, el placer que da la buena música, esa que como dijo Gabriel García Márquez, es siempre fuente de nostalgia.

Esta pareja güinera ha recorrido largos caminos hasta encontrarse, ya definidamente, en un recodo de la vida, cuando los años juntan memorias y la pasión se agranda tanto que no cabe en el pecho.

Ella, sentada en su sillón, divisa toda la calle Mamey, hasta la Loma de Candela, porque tiene luz larga y no solo para divisar en la distancia el más mínimo detalle, sino para guardar en su memoria prodigiosa fechas importantes, datos y recuerdos que son imprescindibles para la cultura de este pueblo, donde vive hace ya más de siete décadas.

Él, abogado y músico retirado, vivió intensamente la época de oro de la música cubana, actuó con grandes como Barbarito Diez y es una verdadera enciclopedia viviente, que acuna páginas memorables de la vida social güinera.

Lolita tiene un nombre largo que no le gusta mucho, Clotilde Martínez Alejo, pero su apellido si, siempre lo dice completo, porque es de estirpe sonera.Su padre y buena parte de su familia han estado estrechamente ligados al desarrollo de la música en Güines, fundadores de septetos y conjuntos.

Ellos dos son ya parte imprescindible de la cultura güinera, con su aporte callado al conocimiento de tantos legados.

Por eso, cuando me contaron que lloraron de emoción al recordar juntos los viejos danzones de ayer, no pude contener los deseos de escribirles, porque en medio de este siglo convulso, donde las guerras y los desastres nos imponen sus oscuros dominios, ellos nos enseñan que el amor aún puede salvarnos.

Para Lolita y Montero van estas palabras, que acaso les debía hace tiempo, y que hoy junto, mientras escucho a Cachao desgranar su bajo y el viejo danzón me estremece en lo más hondo. 

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