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La música en Martí

La música en Martí Resulta sorprendente el dominio que José Martí evidenciaba al escribir de las temáticas más disímiles, y así ocurría cuando redactaba crónicas acerca de conciertos, en las que muestra conocimientos que hacen admirar el genio de su inteligencia y el cúmulo de su erudición.

Otro acucioso investigador sobre la música cubana y sus exponentes, Alejo Carpentier, descubrió que Martí dedicó una buena parte de su tiempo al estudio de la teoría musical.

El hallazgo se produjo cuando Carpentier estaba revisando textos didácticos de autores del siglo XIX. Uno era un pequeño tomo titulado "Tratado teórico de música", de Narciso Téllez y Arcos. El pie de imprenta era de La Habana, fechado en 1868.

El librito reservaba una gran sorpresa para quien sería el autor de ’"El Siglo de las luces"", pues en una de sus páginas encontró la firma de José Martí, estampada en tinta negrísima.

Ocurre que el volumen le había pertenecido y los referencistas de la biblioteca no habian observado tan importante singularidad.

El libro, aunque bien conservado, ostentaba las nobles huellas del estudio. Aparecían ciertos trazos y frases a lápiz, correcciones manuscritas de erratas de imprenta, las cuales revelaban una lectura muy atenta por Martí.
Este interesante descubrimiento fue dado a conocer por Alejo Carpentier en su sección "Letra y Solfa", de El Nacional, de Caracas, el cuatro de marzo de 1953, a poco más de un mes de haberse celebrado el centenario del natalicio del Apóstol de Cuba.

En la sección "Músicos" de la revista "Universal", de México, correspondiente al 25 de mayo de 1875, Martí plantea un cuerpo de conceptos que lo avalan como musicólogo, en su crónica dedicada al violinista y compositor cubano José White:"Hay una lengua espléndida que vibra en las cuerdas de la melodía y se habla con los movimientos del corazón: es como una promesa de ventura, como una vislumbre de certeza, como prenda de claridad y plenitud. El color tiene límites, la palabra labios; la miseria, cielo; lo verdadero es lo que no termina; y la música está perpetuamente palpitando en el espacio...".

En otra crónica, en el siguiente número de la publicación, del primero de junio, destina su espacio a "El segundo concierto de White", en el cual sintetiza su juicio acerca del creador:"White tocaba: no es que un arco poderoso se deslice sobre un violín vencido y obediente; es que el hombre emprende la lucha con las dificultades del arte..."

Una tercera crónica, también referida a White, recoge la valoración de Martí, con criterio de especialista, sobre la "Ciacona" de Bach y el "Quintetto" de Mozart.
De la primera, manifiesta que antes de aquella música titánica no debe oírse nada, y añade que nada debiera haberse oído después, si todavía no hubiera quedado algo nuevo con qué asombrarse en el Quintetto de Mozart, e igualmente expone el virtuosismo en la ejecución del músico cubano.

Para Martí la música era parte de su vida por el disfrute que en ella encontraba y lo que representa para el ser humano, y así lo expresó, en aquella primera crónica dedicada a White:"La música es el hombre escapado de sí mismo; es el ansia de lo ilímite surgida de lo limitado y de lo estrecho; es la armonía necesaria, anuncio de la armonía constante y venidera".
(Fuente AIN)

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